Para encontrar respuestas a tan largos y enigmáticos interrogantes no le queda otra al visitante que viajar a la Vall de Boí, en la provincia de Lleida (Catalunya) y descubrir las mil maneras de disfrutar de este pequeño, pero hermosísimo valle: ríos, rutas del arte románico (siglos XI y XII), barrancos, cascadas, senderismo, esquí, cicloturismo, running, escalada, descenso de barrancos, parapente, pesca, natación, termalismo, animales salvajes autóctonos, ciénagas y embalses de formas y colores diferentes, fiestas y leyendas ancestrales… Un programa completo para familias enteras y viajeros amantes de la naturaleza. La Unesco lo descubrió antes que tú y no en balde lo declaró Patrimonio de la Humanidad. “Ahora más que nunca –afirma Rosa Pujol, vicepresidenta de Patronato de Turismo de la Diputación de Lleida– después de las experiencias vividas, buscamos rincones seguros que nos permitan desconectar en contacto con la naturaleza, con el sabor de la tierra y encontrar en estos lugares la hospitalidad de sus gentes”.

Admirando el ‘estany’ de Llebreta. O. RODBAG

 Pero, por si toda la oferta anterior no pareciera aún suficiente, desde hace algunos años ha surgido en Vall de Boí un novedoso y espectacular festival: el de Artes del Movimiento y Contact-Improvisation (CI), dirigido por Teresa Martín-Saucedo y Laura Lara, con el apoyo, entre otros, de Xavi Farré, doctorado en geografía del Pirineo, que ha generado enormes sinergias con un entorno gigante y maravilloso. Se trata de una experiencia artística diseñada y desarrollada en un escenario natural como es la zona periférica del Parque Nacional de Aigüestortes, uno de los parques más hermosos del Estado español. Se trata de una experiencia artística para promocionar la creatividad, la búsqueda de nuevos lenguajes para potenciar la cooperación en las relaciones humanas, sensibilizar el respeto al medio ambiente y fomentar la reflexión y el autoconocimiento. Los espejos se emplean para verse la cara, las artes del movimiento ¡para verse el alma!

Participan en este proyecto gente externa, incluidos viajeros o turistas que lo deseen, también provenientes de países extranjeros, con el fin de establecer lazos sostenibles con los habitantes de Boí –gente abierta y encantadora– y el propio Patronato de Turismo. Para llevar a cabo este Festival, un equipo profesional de maestros de diferentes disciplinas dancísticas y de categoría internacional se desplaza cada año, entre agosto y septiembre a la Vall de Boí, junto con 60 participantes que recibirán sus clases. El objetivo es mostrar y enseñar tan enriquecedora experiencia en un clima de intercambio entre docentes, compañías, artistas, alumnos, y habitantes de la Vall.  

Sinergia entre movimiento, naturaleza y patrimonio

¿Cómo se realiza el arte de la danza en una improvisación? La improvisación en la danza es una disciplina muy antigua, pero que solo hace unas décadas se empezó a valorar como un medio y un fin en sí mismo. El acto de improvisar exige al danzante ser consciente de que el impulso creativo y la ejecución suceden en un tiempo y espacio simultáneos, ya que no se ha establecido previamente ninguna coreografía. Es una manera de expresarse libremente con el cuerpo, de suerte que el bailarín pueda explorar con mayores posibilidades el espacio de que dispone. El movimiento improvisado se transmite de un danzante a otro, a través del contacto de sus cuerpos, como expresión de sentimientos individuales o colectivos. De hecho, el movimiento de la danza improvisación y contacto reivindica los valores sociales de la democracia y cuestiona la jerarquía de los roles de género, promoviendo los valores artísticos dentro de un entorno natural y en cooperación.

Una pareja, en danza improvisada.

Danzar en estado puro, sin límites ni fronteras

El entorno natural y la ausencia de espacios habituales provocan que los asistentes se impliquen de forma directa con el movimiento y aumenten sus capacidades expresivas y creativas, debido a la necesidad de adaptarse a un nuevo medio. De esta forma, la experiencia en la Vall de Boí fomenta el descubrimiento de nuevas fórmulas esenciales de movimiento, que no necesitan artificios para expresar o narrar en un lugar en el que no han existido manifestaciones culturales de esta índole. Este festival de Pirineos en danza ha programado eventos culturales de índole diversa, enriqueciendo y alargando Els dijous a la fresca (Los jueves al aire libre), en periodos de alta afluencia turística, puesto que está dirigido a todos los públicos. Es un proyecto estable que genera hábitos de consumo cultural y creación de nuevos públicos.   

Pirineos en danza es, en suma, un plan a largo plazo, equilibrado y sostenible, con un inmenso beneficio cívico. Una herramienta creativa transversal para el incremento de dinamización social, cultural y turística de la Vall de Boí, de por sí ya inmensa, pero que nos propone, además, reflexionar y cuestionarnos acerca del mundo y de nosotros mismos en relación con los demás.