Cuba y Estados Unidos comienzan a acortar la distancia que les separa
Mantienen distintas concepciones sobre derechos humanos e inmigración
Concluido el histórico primer encuentro oficial entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos, y antes de abandonar la Isla, la jefa de la delegación estadounidense, Roberta Jacobson, dijo en rueda de prensa este viernes, que el objetivo de su gobierno con el cambio de política hacia Cuba es promover una apertura mayor y “empoderar al pueblo cubano”. Jacobson reiteró que derechos humanos y democracia en Cuba son asuntos cruciales para Estados Unidos y dos puntos en los que Washington tiene “profundas diferencias” con el gobierno isleño.
La víspera, tanto la secretaria de Estado adjunta para América Latina como su contraparte cubana, la diplomática Josefina Vidal, advirtieron que normalizar las relaciones bilaterales será un proceso complicado y largo no solo por cuestiones de procedimiento sino por “discrepancias profundas” sobre las que ambas partes deben negociar. Sin duda, recuperar mutuamente la confianza y el respeto perdidos durante más de medio siglo, exigirá voluntad, trabajo y mucho diálogo. Algo a lo que ambas partes parecen estar plenamente dispuestas. “Se trata de establecer una relación entre dos países que tienen profundas diferencias y concepciones distintas, pero que pueden convivir de manera civilizada y pacífica”, declaró Josefina Vidal, tras horas de reunión, el jueves. Y por su parte, Jacobson coincidió en que “existe una amplia gama de asuntos complejos en los que ambos gobiernos discrepan y tendrán que seguir debatiendo”.
De hecho, en las próximas semanas, ambas partes intercambiarán propuestas de fechas para un próximo encuentro. A juicio de analistas, las negociaciones serán largas pero las delegaciones trabajarán a un ritmo intenso para no demorar innecesariamente los tiempos. Fuentes diplomáticas consultadas opinaron que la próxima reunión bilateral será “probablemente” en febrero porque “hay una voluntad real de acortar distancias”.
Entre los temas más escabrosos aun pendientes: la Ley de Ajuste cubano que Estados Unidos no parece dispuesto a derogar. Se trata de una ley que convierte a los cubanos en los únicos emigrantes del mundo acogidos inmediatamente al pisar tierra en Estados Unidos, y los únicos que un año y un día después, si lo solicitan, reciben permiso de residencia y de trabajo. A todas luces un privilegio que según el gobierno isleño estimula la emigración insegura, el tráfico delictivo de personas y el fraude de documentos.
Otro punto sensible es la cuestión de los derechos humanos. Estados Unidos cuestiona la falta de libertades civiles y de expresión en la Isla, pero no permite intromisiones del mismo calibre en sus propios déficits sociales y humanitarios, plataforma a una misma altura sobre la cual, la delegación cubana se asienta para iniciar los diálogos sobre cualquier tema, según ha reiterado Raúl Castro en sus discursos.
En este aspecto, Vidal fue de una claridad meridiana: “Se pueden ir identificando oportunidades en áreas de interés común a fin de desarrollar una cooperación beneficiosa para ambos países, la región y el mundo (?) mientras los diálogos se basen en la igualdad soberana y la reciprocidad, sin menoscabo a la independencia nacional y la autodeterminación de los pueblos”. “Para Cuba esto significa el respeto recíproco al sistema político, económico y social de ambos Estados, y evitar cualquier injerencia en los asuntos internos o amenazas respecto a elementos culturales, políticos u otros. Nadie puede pretender que para mejorar las relaciones, Cuba renuncie a sus principios”, expresó la jefa de la delegación cubana.
desayuno con disidentes En su línea de trabajo, la secretaria del Departamento de Estado de Estados Unidos para América Latina, Roberta Jacobson, desayunó este viernes en la residencia del jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos, en la capital cubana, con el activista de derechos humanos Elizardo Sánchez, y otros líderes de la oposición conservadora como Héctor Maseda, Martha Beatriz Roque, Guillermo Fariñas, y Antonio González Rodiles, a quienes trasmitió el compromiso de su país con los derechos humanos en Cuba, según dijo después Sánchez, líder de la Comisión Cubana de Derechos Humanos. “La reunión fue muy cordial, estamos complacidos con este encuentro”, añadió el veterano activista.
De acuerdo con Sánchez, las posiciones entre el grupo de opositores eran casi al 50%. “Rodiles y Fariñas están casi furiosos con respecto a las medidas de Obama y el restablecimiento de relaciones. Otros tienen reservas y también curiosidad. No puedo hablar por toda la sociedad civil cubana, pero yo estoy satisfecho con la posición diplomática estadounidense y la democracia en todo su sentido plural”, declaró Sánchez.
Tanto Josefina Vidal, directora general de Estados Unidos del Ministerio de Exteriores, al frente de la delegación cubana, como Roberta Jacobson, jefa de la delegación estadounidense, dejaron bien claro que el proceso será largo, y estará regido por los principios de la Convención de Viena y por el derecho internacional. En horas de la tarde y como última actividad antes de partir, Roberta Jacobson visitará al cardenal Jaime Ortega, quien medió con Raúl Castro hasta lograr la excarcelación de los disidentes presos en 2003.
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