Solo en noviembre se han autoinmolado 15 jóvenes tibetanos. Ya van 78 en un año. "¿Cuántas horas tenéis para que os explique la situación del Tíbet?", pregunta a su numerosa audiencia Thupten Wangchen, director de la Casa del Tíbet en Barcelona, envuelto en su túnica oro y granate. Wangchen ha sido invitado por los reporteros de Gea Photowords a una charla-proyección en el National Geographic Store de la Gran Vía madrileña para mostrar la realidad de este pueblo sometido desde hace seis décadas por China, "sufriendo mucho" las imposiciones del vasto país vecino, señala este monje tibetano cercano al Dalai Lama.
Y, como Thupten quiere expresar muchas cosas en poco tiempo, acelera el ritmo de su discurso y emplea infinitivos para ir saltando de una idea a otra. Serio, aunque en algunos momentos empleando la ironía y una amplia risa: "Nos están contando mucho cuento chino", bromea entre dato y dato estremecedores.
Wangchen describe un Tíbet similar al que nos imaginamos: amante del Medio Ambiente, acostumbrado a las alturas -lo que hace sufrir a los chinos al acceder a él-, muy espiritual y con base en "su Santidad el Dalai Lama"... pero, ojo, rico en oro, cobre y uranio en sus montañas. "Yo también me quedé sin madre, con 10 años. El régimen maoísta mató a mucha gente al invadirnos, y somos un pueblo sin preparación para las armas", cuenta el líder espiritual hoy exiliado. El Dalai Lama, recuerda, escapó asimismo, al igual que 80.000 tibetanos, a la India. "Fue una invasión llena de sangre y matanzas", insiste, y retrata cómo en su país, en estos días, se incita a la juventud "a beber y a fumar, para que cojan el hábito y que consuman". Entretanto, denuncia, "la ONU está callando, olvidando los Derechos Humanos. Desde los 60".
Revolución pacífica Precisamente Thupten suele acompañar al Dalai Lama a algunos encuentros con líderes políticos internacionales, como en el caso de su visita al Vaticano, en que ambos charlaron con el Papa Benedicto XVI. Este fin de semana ha estado en Bruselas, incidiendo en las movilizaciones de sus compatriotas, que se vienen produciendo a miles y que seguirán dándose hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos. Se trata de manifestaciones pacíficas, pues "Mahatma Gandhi consiguió por fin la independencia de la India con su resistencia pacífica y nosotros la lograremos, también", piensa el director de la Casa del Tíbet.
Ayer, Wangchen confirmaba a DEIA que ya han reunido más de 300.000 firmas, que entregarán a mediodía del día 10 en la sede de la ONU en Ginebra. Estos días se halla de reuniones con otros tibetanos, "para revisar acciones y soluciones".
Wangchen no se resistió a volver a su país, y sufrió cárcel por llevar una foto en la que estaba con el Dalai Lama. Las fuerzas fácticas chinas lo interrogaron durante largas horas, y lo encarcelaron "hasta que tomaran una decisión. Al indicarles que me apoyaban banqueros y diplomáticos, me dijeron que entonces no me matarían". A pesar de su beatitud, Wangchen narra con rabia un encuentro en el Consulado de China barcelonés, en el que el guarda no le permitía entrar por ser tibetano. "Tú eres chino, yo tibetano y esto es Barcelona. Tienes que dejarme entrar", cuenta que le increpó. En su inseparable túnica, el logotipo del Tíbet. "Hasta el oso panda nos han robado. Por ello, en una campaña aparece el oso diciendo Soy tibetano", cuenta con cierta sorna.
El sucesor del Dalai Lama, Lobsang Sangay, nacido en la India y con un título de posgrado en Harvard, no se ha andado con medias tintas estos meses: Cree que la situación del Tíbet "va de mal en peor. Hay continuas protestas y mucha tensión después de que en marzo de 2011 se hayan inmolado tantas personas y otras diez hayan sobrevivido al intento, pero quedan con graves secuelas. A eso se suman las ocho personas que han muerto este año por disparos del Ejército chino". Para él, lo trágico es que los que se inmolan o lo han intentado "responden a actos individuales, y es la generación que ha crecido con la ocupación china la que lo hace".
"No hay libertad de prensa. Te llevan a la cárcel por tener una foto del Dalai Lama en el móvil, y pueden torturarte. Hay cámaras por las calles. Y la forma de morir autoinmolándose es muy trágica, muy traumática. Queremos transmitir a estos jóvenes que no se consigue nada así", apunta Wangchen. El fotógrafo Ángel López-Soto ha coincidido con él varias veces, pero dice que sobre todo en las colonias, pues en el Tíbet todo son restricciones, incluso para los turistas que no son chinos.
Refugiados en Europa a miles, los tibetanos cuentan con dos representantes en el Parlamento Europeo, y a su Gobierno en el exilio. "La mujer del presidente chino practica el budismo tibetano", señala mostrando la curiosidad del dato. Y es que "nunca perderemos la esperanza de la independencia, pero siempre sin violencia, con paz".
Así se lo transmitió en su visita a Gasteiz en 2008 al lehendakari Ibarretxe: "Es increíble que China y España tengan tanto miedo a pueblos como Tíbet y Euskadi". Ibarretxe reconoció que el Tíbet ofrece varias lecciones, y una de ellas es defender los proyectos y las ideas políticas sin ejercer la violencia.
Este perfil casa bien con el amor por la naturaleza de los tibetanos . "Nos gustaría hacer un Parque en el Tíbet en el futuro, pero no sólo para tibetanos", cuenta Wangchen. Mientras tanto, los chinos expolian esa zona por su "riqueza de uranio y oro, destruyendo la naturaleza". Y vierten allí basuras nucleares. "Rezamos para tener un entorno de paz y en comunión con los animales", afirma antes de comenzar un rezo, un profundo mantra lleno de "oooms" que cala entre las personas que han interrumpido un rato sus ajetreos por el asfalto de la ciudad para escucharle.