Moscú

la periodista rusa Masha Gessen no fue una de las protagonistas más destacadas de las recientes protestas contra Vladimir Putin, pero su nombre resuena porque recientemente ha publicado un libro sobre el hombre que el próximo 7 de mayo regresará al Kremlin como presidente, por tercera vez. Bajo el título El hombre sin rostro. El sorprendente ascenso de Vladimir Putin (Debate) se esconde un oscuro retrato de este ex jefe de los servicios secretos rusos que lleva más de un decenio al frente el país.

Gessen, que vive a caballo entre Rusia y Estados Unidos, intenta a lo largo de 300 páginas responder a la pregunta de por qué muchos de sus compañeros dieron la espalda a Putin. Y se pregunta por qué muchos de sus críticos viven en el exilio, están en la cárcel o han muerto. De forma clara, la reportera recupera los asesinatos políticos nunca aclarados, como el del exagente de los servicios secretos Alexander Litvinenko, envenenado con polonio 2010, o la periodista Anna Politkovskaya, muerta a tiros.

Sin embargo, son solo dos de los muchos y detallados ejemplos del libro, que en muchas de sus páginas parece un thriller político por el ritmo con el que narra los escalofriantes sucesos. Aunque todas estas sangrientas tragedias, las teorías conspirativas sobre atentados terroristas contra edificios de viviendas o la toma de rehenes en el teatro de Beslan no son nuevas, Gessen plantea nexos y relaciones que hasta ahora habían pasado desapercibidos.

Así, llega a la conclusión -no probada- de que los atentados terroristas han sido utilizados para expandir el temor entre la población y eliminar las libertades democráticas en pro de un estado del miedo. Pero también a Gessen se le escapan errores. Por ejemplo, escribe que el ex agente de los servicios secretos Andrei Lugovoi, sospechoso del asesinato de Litvinenko, es miembro del partido de Putin Rusia Unida. Pero al mismo tiempo es diputado por los ultranacionalistas demócratas liberales, y goza con ello de inmunidad.

Con todo, el libro El hombre sin rostro es para profanos y conocedores un enriquecedor panorama de cómo en el país más extenso de la Tierra la política se teje a menudo con sangrientas luchas de poder. Además, Gessen presta una notable atención a la infancia de Putin, las cuestiones sobre sus orígenes, su etapa en la malafamada KGB y los comienzos de su carrera política en San Petersburgo, junto al alcalde Anatoli Sobtshak, fallecido prematuramente.

En su libro, que en algunos pasajes es extremadamente parcial, Gessen no deja lugar a dudas de que considera a Putin como un enemigo antidemócrata. "La verdad, simple y llana, es que la Rusia de Putin es un país donde enemigos políticos y críticos incómodos a menudo son asesinados. Al menos en algunas ocasiones, la orden de asesinato proviene directamente del despacho del presidente." Pero como muchos antes que ella, no aporta pruebas que avalen estas afirmaciones.

Defensa La cúpula rusa se ha defendido una y otra vez de las acusaciones que la vinculan a mafiosos. Pero Gessen apunta que Putin, como ex jefe de los antiguos servicios secretos internos FSB, ha podido controlar mejor que nadie la información sobre sí mismo. La autora retrata a Putin como un hombre vengativo y codicioso, que ha creado un duro estado policial para mantenerse en el poder.

Gessen cita las muchas publicaciones de rivales de Putin y habla, entre otros, con el oligarca exiliado en Londres Boris Berezovski, que afirma que recogió al actual primer ministro en San Petersburgo para llevarlo al Kremlin. También entrevista a la ex política de esa ciudad rusa Marina Salie, que en el año 1990 acusó a Putin de un fraude millonario. Sus acusaciones nunca fueron investigadas a fondo. La archienemiga del futuro mandatario falleció poco después de la publicación del libro debido a un infarto, según comunicó la oposición.