Nairobi/mogadiscio. La crisis en Somalia derivada de la peor sequía en sesenta años ha llevado a Naciones Unidas a declarar oficialmente el estado de hambruna en dos regiones del sur, Bakool y Baja Shabelle, algo inédito en este país durante los últimos veinte años. La ONU pidió, asimismo, a la comunidad internacional 300 millones de dólares (algo más de 210 millones de euros) para "salvar vidas". "Cada día que nos retrasemos en prestar asistencia es, literalmente, cuestión de vida o muerte para los niños y sus familias en las áreas afectadas por la hambruna", aseguró ayer el coordinador de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas para Somalia, Mark Bowden, en una concurrida rueda de prensa en Nairobi.

"Si no actuamos ahora -advirtió-, la hambruna se extenderá a las ocho regiones del sur de Somalia en los próximos dos meses debido a las pobres cosechas y a los brotes de enfermedades infecciosas". La ONU aclaró ayer que una hambruna se declara cuando se combinan tres variables: que el índice de malnutrición aguda entre los niños supere el 30%, la muerte diaria de dos personas por cada 10.000 habitantes y que la gente carezca de acceso a alimentos así como a otras necesidades básicas. En Somalia, casi la mitad de la población somalí, unos 3,7 millones de personas, está en una situación de crisis humanitaria, de los cuales 2,8 millones residen en el sur.

Bowden remarcó que en Somalia los índices de malnutrición "son actualmente los más altos del mundo", y precisó que en algunas zonas de Bakool y Baja Shabelle se registran más de seis muertes diarias por cada 10.000 habitantes de niños menores de cinco años. Además, las áreas más afectadas del sur de Somalia albergan a unos 310.000 niños que sufren malnutrición aguda, en la peor crisis alimentaria de África desde la hambruna que golpeó a este país entre 1991 y 1992.

"Somalia -insistió el coordinador- afronta su peor crisis alimentaria de los últimos veinte años. Los próximos dos meses son cruciales. Es el momento de llevar a cabo una acción excepcional". "La falta de recursos es nuestra mayor limitación y preocupación", subrayó el responsable de la ONU, quien puntualizó que hacen falta "300 millones de dólares para afrontar la situación en los próximos dos meses". Con esa ayuda, aseveró Bowden, "hay vidas que se pueden salvar de manera inmediata".

La milicia islámica

El sur de Somalia se halla, prácticamente en su totalidad, bajo el control de la milicia integrista islámica Al Shabab -vinculada a la red terrorista Al Qaeda-, que el pasado día 5 levantó el veto impuesto en 2010 a las organizaciones humanitarias para operar en sus dominios. El coordinador humanitario admitió que el sur somalí "está ampliamente controlado por Al Shabab", pero aseguró que los empleados de Naciones Unidas cuentan con garantías de "seguridad sobre el terreno" y con el "apoyo de las comunidades locales".

Tan grande es la desesperación de muchos somalís que unos 166.000 han escapado este año del hambre y la miseria para buscar refugio en países vecinos. En la actualidad, según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, llegan a diario 3.000 somalíes a Etiopía, Kenia y Yibuti, y se prevé que los que vayan llegando lo harán cada vez en peores condiciones conforme la situación se agrava dentro de su país. Muchas de esas familias buscan cobijo en el campo de refugiados de Dolo Ado (sur de Etiopía) y en el de Dadaab (este de Kenia), considerado el mayor del mundo y diseñado para 90.000 personas, pero que actualmente acoge a cerca de 400.000 refugiados.

La vida en Somalia "Esto es más que una sequía. No ha llovido en los últimos tres años. Somos granjeros y dependemos de la lluvia, así que estamos pasando la peor hambruna", señala Haji Ali Osman, un anciano que guió recientemente a 74 familias desde la zona rural de Gurban hasta Mogadiscio en una travesía de cientos de kilómetros. Según el anciano, los 18 días de marcha con las familias hasta Mogadiscio causaron estragos en el numeroso grupo de desplazados, que se tenía que alimentar de las hojas de los árboles. "Cada una de las 74 familias perdieron al menos a un niño. Algunas los perdieron todos", afirma Osman.

"Pero Al Shabab nos está afectando más que el hambre y las sequías. Han secuestrado a todos los hombres para que combatan para ellos. Y no dejan que la población hambrienta se acerque a las zonas controladas por el Gobierno para obtener ayuda", asegura Osman. Al Shabab pretende derrocar al Gobierno Federal de Transición e instaurar un Estado radical musulmán de corte wahabí. Somalia vive sin Gobierno efectivo desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barre, y pasaron a controlar su territorio señores de la guerra tribales, milicias islámicas y bandidos.