París. El partido conservador gobernante, la Unión por un Movimiento Popular (UMP) intentó ayer demostrar una unidad puesta en entredicho tras la derrota en las elecciones cantonales del pasado domingo en Francia. La reunión habitual del Gobierno celebrada en París generó una atención inusitada, al suceder a al cruce de declaraciones de altos responsables del partido y del propio primer ministro francés, François Fillon, a raíz del retroceso de los conservadores en estos comicios.

"Se pasa la página", zanjó al término de la reunión el portavoz del Gobierno, François Baroin, el único que tomó la palabra para abordar una cuestión que ha puesto a la UMP "al borde de la crisis", como titularon los informativos audiovisuales galos. El incidente "está cerrado", dijo Fillon en la reunión a puerta cerrada celebrada antes del Consejo de Ministros, en alusión a las graves diferencias reveladas entre el jefe del Gobierno y el secretario general de la UMP, Jean-Françóis Copé.

Ambos protagonizaron un discurso opuesto respecto a la idoneidad del lanzamiento de un debate público sobre el laicismo en Francia, previsto para el 5 de abril y que el primer ministro ya advirtió de que podría "estigmatizar" a los musulmanes en Francia. Copé acusó a Fillon el pasado lunes en un canal de televisión de no "jugar en equipo" en esa cuestión, justo al día siguiente de que las urnas confirmaran el fracaso conservador en unos comicios en los que el ultraderechista Frente Nacional (FN) avanzó posiciones, aunque no protagonizó el gran salto que pronosticaban algunos sondeos. La apuesta de la UMP por temas como inmigración y el papel de los musulmanes en la Francia republicana y laica no parece haber robado votos a la ultraderecha, la gran rival de Sarkozy en los comicios presidenciales de 2012.