Tokio
JAPÓN, el país de la armonía y los sentimientos contenidos, se enfrenta ahora al traumático recuerdo del terremoto y tsunami del 11 de marzo, un desastre que ha fortalecido el espíritu de superación y unidad de sus habitantes. Olas de trece metros, pueblos destrozados y familias desplazadas han causado un gran trauma en supervivientes y el resto de la sociedad nipona, que intenta desprenderse del lastre psicológico con comunicación, afecto y muestras de orgullo nacional. Los primeros psicólogos que llegaron a las zonas más afectadas del noreste japonés por el tsunami han constatado el alto índice de personas con síntomas de estrés agudo y la necesidad de expresar los recuerdos de aquel día. Una asociación de psicólogos habilitó ayer un número de teléfono para ayudar a los padres que no saben cómo hacer que sus hijos superen los malos recuerdos, que los han vuelto más mimosos y temerosos.
Para muchos, la fuerza con la que japoneses de todas las edades están afrontando la mayor tragedia del país desde la II Guerra Mundial es un ejemplo y motivo de admiración nacional. La televisión NHK muestra a diario el testimonio de ancianos que lo han perdido todo y que están en refugios sin más pertenencia que mantas y algo de comida. Las ganas de lucha que muestran esas personas han extendido en todo el país un movimiento solidario y de apoyo en el que participan cantantes, deportistas y el resto de los ciudadanos bajo el lema Gambare Nippon (Ánimo, Japón).
las réplicas Una encuesta publicada ayer por el diario Mainichi afirma que el 55% de los psicólogos de la zona de Tokio han detectado un empeoramiento de los pacientes desde el día del terremoto, con síntomas como insomnio, mareos o depresión. La mayoría de las personas en tratamiento achacan su recaída a las réplicas del seísmo, casi diarias, y a las duras imágenes repetidas por televisión de pueblos destrozados y personas sin hogar. No obstante, poco a poco los afectados recuperan su orgullo con la adjudicación de las primeras casas para damnificados, mientras que las autoridades, conocedoras de la importancia del trabajo para dignificar a un japonés, anunciaron ayer programas especiales de empleo en las regiones afectadas.