Jerusalén. Israel nació como un país laico con una fuerte influencia socialista, y los pocos ultra ortodoxos que habitaban allí pacíficamente desde hacía décadas consideraron un grave pecado la fundación del estado antes de que llegase el Mesías. La mayoría de los rabinos europeos instaron a sus fieles a no seguir el camino de los sionistas, pero algunos de ellos cambiaron de bando cuando Israel proclamó su independencia, fundando así el movimiento sionista ortodoxo. La gran mayoría de los ultra ortodoxos restante se aisló del resto de la sociedad y comenzó a vivir en barrios separados, sin pedir ni dar nada al estado. Según Avirama Golan, "el movimiento sionista ortodoxo era muy pequeño y tenía escasa influencia en la política y la sociedad israelí, pero las cosas comenzaron a cambiar en 1967, con la ocupación de Gaza y Cisjordania". Entonces, "los rabinos sionistas comenzaron a hablar en un lenguaje espiritualmente mesiánico y muchos ultra ortodoxos se sintieron atraídos por él", asegura. El mensaje religioso comenzó a cambiar, de "el Estado de Israel es un pecado" a "la Torah dice que esta tierra nos la prometió Dios". Debido a ello, un gran número de judíos religiosos comenzaron a involucrarse en asuntos políticos". Golán afirma que "los sucesivos gobiernos aprovecharon el cambio para ofrecer todo tipo de incentivos fiscales a los que quisieran ir a vivir a las colonias, lo cual benefició, sobre todo, a los ultra ortodoxos pertenecientes al grupo Shas, pues la mayoría eran pobres y deseaban tener un rol activo en la sociedad israelí".
Así, la línea entre las ideologías religiosas y políticas se fue diluyendo, y "la última esperanza la perdimos cuando Isaac Rabin fue asesinado. Desde entonces, todo fue de mal en peor", lamenta Golan. "Estos ortodoxos sionistas son los que podrían arruinar el estado de Israel y alejarlo de cualquier posibilidad de democracia, y están ganando poder". En este sentido, señala que "ahora tenemos un gobierno de colonos que transmite el mensaje de que no hay compañero palestino para la paz, lo cual fortalece las ideas mesiánicas y empuja a los judíos a volver su atención hacia lo único en lo que creen que han podido confiar en 2000 años; la Halaja o Ley Judía".