santiago de chile. Los candidatos presidenciales chilenos para la segunda vuelta presidencial, el opositor de derecha Sebastián Piñera y el oficialista Eduardo Frei, salieron a cazar con todas sus fuerzas los preciados votos del independiente Marco Enríquez Ominami, derrotado en primera ronda.
La batalla comenzó con llamados de ambos a los parciales del diputado, siguió con el lanzamiento de mensajes en radio, cerrando con la reorganización de los comandos de campaña, operación en la que participó directamente la popular presidenta Michelle Bachelet. "Vamos a hacer un gobierno de unidad nacional, un gobierno mirando al futuro, con cariño y con un compromiso muy especial con la gente que más lo necesita", dijo el multimillonario Piñera al visitar en medio de un tumulto un barrio pobre al sur de la capital.
Desde allí además valoró las ideas propuestas por Enríquez Ominami e incluso del líder del Juntos Podemos de izquierda, Jorge Arrate. "A pesar de todas las diferencias siempre les hemos reconocido su buena voluntad y amor por Chile", sostuvo de cara a la segunda vuelta del 17 de enero. Además, Piñera, quien obtuvo un 44 por ciento de los votos el domingo, comenzó a evaluar el ingreso a su equipo de nuevas caras, para contrarrestar la ofensiva del gobierno, en especial de la presidenta en la campaña, cuya popularidad roza el 80 por ciento. La arremetida de Piñera fue contrarrestada desde el oficialismo de hecho por la propia Bachelet, quien aceptó la renuncia de su portavoz, la ex diputada Carolina Tohá, para que asumiera al frente del comando de Frei, quien obtuvo un 29 por ciento el domingo.
"En esta cruzada no hay pausas", dijo Frei minutos después, flanqueado por Tohá. "A este proyecto quiero invitarlos a todos a aquellos que votaron por mi y a aquellos que no votaron por mi, aquí abrimos los brazos para que todos se incorporen, las fuerzas democráticas y progresistas", agregó Frei. "No da lo mismo quién gobierne Chile", añadió inmediatamente y entre aplausos Tohá, una ex dirigente estudiantil durante la dictadura, régimen del cual fue sostén político la derecha entre 1973 y 1990. En ese escenario, el futuro es incierto en la política chilena, pues Enríquez Ominami, que sacó un 20 por ciento de los votos, dijo que él era sólo el "mensajero" de un descontento y que no llamaría a sus seguidores a votar por Frei.
"Se me hace imposible endosar sus votos", sentenció. La decisión de Enríquez Ominami, según analistas de distintos signos, puede conceder el triunfo a Piñera, debido a que un tercio de sus seguidores son de ideas de derecha, según sondeos. Pero las cifras y cálculos no avizoran una victoria amplia para nadie y todo se definirá "a penales" el 17 de enero, aunque es cierto que la derecha lleva un gol de ventaja.