El Mondial de l’Automobile ha estado a punto de no cumplir los 126 años que ahora celebra con su 90ª edición. La convocatoria anterior estuvo contra las cuerdas y vio seriamente amenazado su porvenir por el desinterés de casi todos los constructores. Se salvó por la campana, sacudida por altas esferas del gobierno galo, comprometidas en la salvación de un evento del motor histórico. Algunas llamadas de teléfono a directivos de las compañías patrias obraron el milagro, y Lázaro se levantó cuando estaba a punto de ir a la tumba.

Dos años después, el salón parisino coge fuelle y suma adhesiones, aunque no alcanza el esplendor de antaño. Los fabricantes franceses siguen al pie del cañón, y cuentan con unos cuantos chinos y con varias marcas de toda la vida en calidad de colaboradores necesarios para resucitar el Mondial. La cita de 2024 cosecha abundantes novedades, aunque pocas de ellas verdaderamente trascendentes.

Los salones del automóvil ya no son lo que eran. Las nuevas tecnologías y los canales de comunicación modernos han devastado un negocio-espectáculo que triunfaba el siglo anterior. En la era de las redes sociales y la carrera por los clics, el contacto on line desplaza al cara a cara; internet ha reducido al mínimo las visitas a los concesionarios, y también a los salones. Los flashes y los aplausos ante un automóvil recién desvelado son cosa del pasado. Hoy los contenidos se difunden con antelación –lo propician los propios fabricantes de coches– en una espiral en la que prima más captar la atención momentánea de los curiosos que el interés de la clientela potencial. Lo están pagando las ferias del ramo. Nuevos tiempos, nuevos hábitos.

Todavía lejos de los momentos de gloria, el salón parisino recupera participantes, si bien ese aumento de afluencia es algo engañoso. Lo sacan adelante las fuerzas leales, movilizadas a los sones de la Marsellesa. Integran sus filas algunas marcas del grupo Stellantis (Alfa Romeo, Citroën, DS, Leapmotor y Peugeot), además de Renault con sus adláteres Alpine y Dacia. Aprovechan su rebufo varias firmas chinas, encabezadas por BYD y la debutante Xpeng, dispuestas a todo para ir adquiriendo la notoriedad que aún no tienen; la beligerancia francesa en el asunto de los aranceles a sus importaciones ha provocado que algunas otras chinas digan no. Se unen a la fiesta casi todas las marcas alemanas –Volkswagen, Audi y Škoda, más BMW con Mini– interesadas en dejarse ver para frenar la caída de sus ventas. Completan el plantel Ford y Kia.

Así pues, el Mondial de Paris sale del paso con dignidad, componiendo este año un apañado escaparate de novedades. Una vez más, en él proliferan productos para minorías y vistosas creaciones de origen ignoto. A continuación les ofrecemos una selección de protagonistas de la pasarela francesa.