Desde que diera el salto a MotoGP, los grandes premios de Italia se cuentan por abandonos o victorias para Francesco Bagnaia, sin términos medios. Pero resulta que los ceros llegaron en sus dos primeras comparecencias como piloto local y después solo sabe lo que es ganar. Y así ha sucedido en las tres últimas puestas en escena. Se ha vuelto imbatible en Mugello, imperial

Esta vez Pecco vestía de azul con motivo de la fiesta nacional. En su casco se podía leer: “Rock and roll all night”. La música sonó de noche, de día y durante todo el fin de semana. El rock and roll de Bagnaia, que tocó el fin de semana perfecto y lo celebró guitarra en mano y rodeado de amigos con aspecto roquero que portaban camisetas con la leyenda: “Kiss from Mugello”. Una nueva banda.

El concierto dominical no tuvo teloneros. Bagnaia, ganador de la carrera al esprint, partía desde una discreta quinta posición, pero en la entrada de la segunda curva ya ocupaba la cabeza con una maniobra magistral. Meteórico, no quiso ceder ni un minuto de gloria. Bagnaia era la estrella del rock, el protagonista, el foco de las luces, el delirio de las gradas.

El piloto de Turín puso el ritmo de la fiesta y la banda sonora. Tensó las cuerdas. El grupo se estiró y muy temprano cuatro pilotos conformaron la zona delantera: Bagnaia, Jorge Martín, Enea Bastianini y Marc Márquez, en este orden. Tal era la apuesta del campeón que detrás nadie podía ganar posiciones. Los perseguidores estaban plenamente ocupados en sostener el empuje del líder.

Bagnaia se convirtió en ese director de orquesta que establece el compás. El italiano se manejó en diferencias de entre cinco y ocho décimas sobre Martín. Cuando uno aceleraba, el otro replicaba. “Batiendo récord sobre récord”, como apuntó el de San Sebastián de los Reyes. Eran el burro y la zanahoria. La batuta de Bagnaia. Este enconado duelo descolgó por momentos a Bastianini y Márquez. El de Cervera viajaba desesperado a rebufo del italiano, que aunque podía sentirse acosado rodaba con tal presteza que era inabordable. “No podía adelantar, no había manera”, confesó impotente Márquez.

La carrera, el concierto de Bagnaia, entró en un compás de espera. En una fase melódica. Los pilotos dejaron correr las vueltas a la espera de conocer el comportamiento de los neumáticos a medida que se iban erosionando. Las diferencias se mantenían hasta que en la vuelta 18 de las 23 pactadas Márquez lanzó su moto. Adelantó a Bastianini, pero no se desabrochó del italiano. Martín apuraba con uñas y dientes para dar caza a Bagnaia.

A dos giros para la conclusión, Bastianini quiso sumarse a la fiesta de su compañero de equipo dando emoción a una cita que tuvo puntos de anodina. La Bestia recuperó el tercer lugar y se fue al ataque de Martín. Bastianini quería marcha. Corría espoleado por el público y aún más por la oportunidad de batir a los pilotos que se debaten por su siento para 2024. Estos chutes anímicos le situaron en disposición de alcanzar la segunda posición para sellar su mejor resultado de la temporada y cerrar el doblete del equipo oficial de Ducati, la marca que lleva cuatro carreras acaparando los podios.

La frustración de Martín

En la última curva Martín pecó de confiado. Bastianini apareció desde el backstage, vio la puerta abierta y tiró su moto contra el ángulo. Ganó la plaza y reivindicó su condición de piloto oficial. “Estoy frustrado conmigo mismo porque no cerré esa línea”, diría Martín, que rubricó un tercer puesto que compromete su liderato en el Mundial, ya que aterrizó en Italia con 38 puntos de ventaja y ya solo posee 18 sobre Bagnaia. El madrileño, con los atronadores rumores sobre su futuro constantemente en sus oídos, admitió que tenía ganas de superar el fin de semana precisamente por eso, por desconectar, pero sin perder la esperanza: “En este parón espero tener la firma para ir al equipo oficial de Ducati”. 

Márquez fue cuarto después de alcanzar seis podios consecutivos, la mejor racha del curso en MotoGP. Aparece a 35 puntos de distancia de Martín. Pese a alejarse del líder, manifestó: “Es un placer haber luchado con los tres titanes de Ducati. He luchado con los pilotos que conducen las motos de 2024”. Es el otro que reclama el asiento en el equipo oficial de Ducati y se mantiene en la pomada de la lucha por el título.

Mientras, Bagnaia celebraba su gesta con una guitarra colgada al hombro. “Seguro que la salida ha sido muy rock and roll, ha sido el 60% de la carrera, porque estar liderando era muy importante para poder poner mi ritmo”, describió el turinés, la estrella del concierto en Mugello, donde se dio un baño de masas al estilo de Valentino Rossi, con celebración especial incluida. Pecco es el primero en encadenar dos victorias este año. No posee el carisma de Rossi, pero cada vez aflora más un carácter que es la muestra de su autoestima. En Mugello fue la estrella. Puso la banda sonora. Música de la buena. El rock and roll de Bagnaia.