De la bici al concierto: spinning solidario con banda sinfónica en directo
El frontón de Ororbia acogió el 2 de noviembre a más de 100 participantes en bicicletas estáticas durante el concierto de la banda sinfónica de la Federación de Bandas de Música de Navarra (FBMN)
“Un par de días más de sol y playa, seguir haciendo acrobacias en mi vida sin caerme demasiado. Ah, y dejar de romperme las uñas sería toda una hazaña”. Cuando Isabel González Villar (Pamplona, 37 años) dejó escritas sus proposiciones para 2025 en un post de Instagram ni se le pasaba por la cabeza el insólito Spinning Band Solidario que tuvo lugar el pasado domingo 2 de noviembre en el frontón de Ororbia. La profesora de flauta travesera y directora de dos bandas municipales y otros tantos proyectos sinfónicos, residente en Alemania desde hace más de diez años, dirigió la actuación de la banda sinfónica de la Federación de Bandas de Música de Navarra (FBMN) durante el evento.
Pop, rock y ‘soul’
Precedido por un aurresku, durante 75 minutos casi medio centenar de músicos interpretaron famosísimas piezas de pop, rock y soul, pero también una selección de temas sinfónicos que se fueron intercalando en el repertorio mientras más de 100 personas lo daban todo en sus bicicletas estáticas en una clase de spinning. No fue un concierto al uso ni tampoco una manera más de quemar calorías siguiendo las directrices de los monitores. La música de acompañamiento no salía de un equipo de música o un ordenador, sino de un setlist, más asequible o comercial de lo habitual, de toda una banda de música clásica situada a unos metros de distancia.
“Los monitores de ‘spinning’ se quedaron con los ojos abiertos”
Los participantes que se subieron a las bicis habían abonado por adelantado los 10 euros de la inscripción. La entrada al público de este espectáculo músico-deportivo benéfico era gratuita. Nadie cobró por su trabajo, ni los músicos ni los monitores. Las bicicletas estáticas fueron cedidas gratuitamente. La cantidad recaudada (más de 1.100 euros, incluyendo las donaciones de la llamada fila cero) fue a parar a la asociación navarra Antox, que desde 1981 se dedica a la investigación, prevención y tratamiento de adicciones, y al hogar Zoe de Ororbia, que acoge a personas sin alojamiento que se encuentran en situación de riesgo o de exclusión social.
Un fin de semana de ensayo
Isabel viajó desde Alemania a finales de octubre para poder ensayar el repertorio con la banda durante un fin de semana. Fueron una sesiones intensas. Además de dar forma a las composiciones, tenían que compenetrarse con la clase de spinning. Como el tono y tempo de los temas iban alineados con el ritmo de las pedaladas, los monitores se pasaron por los ensayos del domingo 26 de octubre, una semana antes del evento. Según cuenta la directora musical, alucinaron en colores cuando vieron a la banda sinfónica de la FBMN en acción. “Muchos monitores nos dijeron que se quedaron con los ojos abiertos. La energía que da una grabación no es la misma que pueden transmitir casi 50 músicos sobre un escenario”. Sonaron todos los temas del tirón y los profesionales del fitness tomaron nota para las instrucciones que iban a dar a sus pupilos en el frontón en cada momento.
Durante la jornada del 2 de noviembre, la idea era que la música no parase de sonar ni un minuto. Para dar un respiro a los músicos, la arpista Leyre García subió al escenario en los interludios para acompañar con su interpretación unos breves fragmentos de audio de carácter poético de los usuarios de Antox. La actuación se abrió estratégicamente con las notas de la pieza Fate of the Gods del compositor de orquesta Steven Reineke, de más de 8 minutos de duración, que combina “una parte lenta, otra más rápida, partes un poco disonantes…”. “Nos venía muy bien como comienzo y calentamiento de la clase”, expone Isabel.
Poco a poco, fueron llegando los hits, principalmente de pop y rock (Final Countdown, de Europe; Livin on a Prayer de Bon Jovi; Viva la Vida de Coldplay o Someone Like You, de Adele), entremezclados con cortes sinfónicos “que funcionaron muy bien”. Tras la traca festiva de I Will Survive de Gloria Gaynor y la banda sonora de Piratas del Caribe, que anticipaba el final del concierto (y de la clase de spinning), la banda cerró su show con la célebre canción del compositor griego Vangelis para la película Carros de Fuego y otra balada, en este caso una apuesta personal: A New Horizon, de la compositora canadiense Nait Nishimura. La clase de fitness también se dio por finalizada.
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