Sporting 1

Amorebieta 1



SPORTING: Yáñez; Pasçanu (Min. 60, Rosas), Insua, Pier, Cote; Hassan (Min. 76, Queipo), Méndez (Min, 86, Djuka), Roque Mesa (Min. 76, Rivera), Campos; Juan Otero y Campuzano (Min. 60, Villalba).

AMOREBIETA: Campos; Álvaro Núñez, Hernando, Gayá, Garreta, Lasure (Min. 75, Mier); Sibo (Min. 75, Morán), Carbonell, Morcillo (Min. 87, Eraso); Avilés (Min. 65, Dorrio) y Edwards (Min. 75, Rayco).

Goles: 1-0: Min. 1-0: Min. 61; Campos. 1-1: Min. 67; Gayá.

Árbitro: Caparrós Hernández (Comité Valenciano). Amonestó a Rivera, por el Sporting; y a Sibo, Lasure, Hernando y Álvaro Núñez, por el Amorebieta.

Incidencias: Partido correspondiente a la décimo quinta de LaLiga Hypermotion disputado en el estadio El Molinón-Enrique Castro ‘Quini’ ante 18.792 espectadores.

Un punto de inflexión. El Amorebieta salió ileso de la complicada visita a El Molinón para cerrar la racha de tres derrotas consecutivas y cuatro sin hacer gol, y firmar un empate que le sirve para liberarse de las ataduras que le apretaban los malos resultados y su agobiada clasificación. No se trata de la máxima cosecha posible, y de hecho son ya nueve los encuentros que acumula sin ganar, pero el puntito arañado le sirve para recuperar sensaciones por la forma en que se produjo ante un Sporting que aspira a lo máximo, sobre todo en el segundo acto, en el que el conjunto de Haritz Mujika ofreció una versión creíble con más llegada que en duelos precedentes, supo reaccionar al tanto de Gaspar Campos con el que ejecutó Josep Gayá y aguantó las embestidas sportinguistas en el tramo final del choque, unas virtudes que espera ratificar en citas venideras, la más cercana la del próximo sábado en Lezama ante el imprevisible Tenerife

Mujika fue fiel a su línea habitual durante este curso, algo que ya no es novedoso. El técnico pasaitarra movió el once respecto al que compareció en la jornada anterior, regresó al sistema de cinco defensas y con una suma de cuatro novedades, una obligada por la ausencia por sanción de Iker Seguín, por lo que Gayá volvía a la zaga y Dani Lasure al lateral izquierdo, con Kwasi Sibo y Álex Carbonell en la medular, con Jon Morcillo, Ryan Edwards y Javi Avilés, ninguno un nueve específico, en posiciones más avanzadas. Un plan inédito, pensado en ganar en verticalidad y llegada, y en plantar cara a un Sporting, uno de los gallitos de LaLiga Hypermotion, que también agitó su once con tres caras nuevas, pero que no cambiaba su identidad con un bloque plagado de veteranos con cierto recorrido en Primera División, como son los casos de Cote, Rober Pier, Pablo Insua o Roque Mesa. Sea como fuere, el Amorebieta debía sacar su mejor versión si quería rascar frente a un rival metido en una inercia positiva tras enlazar tres victorias consecutivas.

El fútbol es un vivero de sensaciones, más relevantes cuando se analizan desde el matiz grupal. Se conocían las del Amorebieta, nada positivas por esa racha negativa que genera su punto de estrés a la hora de sacar cosas potables. El modelo de tres centrales ofrece cierto lastre en la elaboración de juego, a lo que se une esa presión de no ganar. Por ello, el primer acto resultó flojito en clave zornotzarra, especialmente en el repertorio atacante, ya que Avilés y Edwards se resignaron a un correteo infructuoso, pese a que el australiano gozó de una gran ocasión, pero su remate de cabeza se le fue alto. Se trató, sin embargo, de un momento anecdótico, porque los de Mujika ya no inquietaron más la portería de un Sporting que reaccionó y cogió la posesión de la pelota, un escenario que desorientó a los azules, desbordados durante un puñado de minutos por un rival que detectó las debilidades defensivas del colectivo vizcaino, que sufrió las acometidas de Juan Otero, que se topó con un inspirado Pedro Campos, de Cote y de nuevo Otero, cuando Lasure apagó el fuego de un nuevo desajuste de su equipo. El Sporting, con todo, no vio puerta, y el Amorebieta se vio aliviado para recomponerse y dormir un pelín el partido, lo que le venía de maravilla tal como pintaba la dinámica del choque.

A vuelta de vestuarios, Mujika no varió de registro, pero su equipo sí dio un paso adelante, que era necesario. El Amorebieta gestionó mejor la pizarra, ganó espacios y abundaron sus llegadas al área asturiana, sobre todo gracias a la insistencia por el costado izquierdo, con protagonismo para Lasure, que sacó dos centros y un disparo que atajó Yáñez. Con anterioridad, Álvaro Núñez quiso repetir el gol que selló ante el Espanyo pero no pudo con el meta sportinguista, en tanto que Sibo golpeó desviado una asistencia de Lasure. El conjunto azul, agraciado con el trabajo de Edwards, un obrero del fútbol, confirmó su mejoría competitiva, pero cuando más cómodo se sentía le llegó el mazazo del tanto sportinguista, obra de Campos que olió sangre y ganó la espalda a un despistado Gayá, que, sin embargo, se resarció poco después al sorprender a Yáñez en un córner botado por Morcillo, que se mostró muy activo. Los azules ponían fin a su sequía de cuatro partidos sin marcar, pero ello no evitó padecer sustos, como el protagonizado por el local Campos que sacó magistralmente Pedro Campos, con una de esas intervenciones que se guardan en la retina. El levantino impidió el 2-1 y el partido se volvió frenético, con continuas llegas en ambas áreas, si bien el Sporting fue más incisivo, con un remate al palo de Otero y una nueva intervención de Pablo Campos para amarrar un punto que sabe a gloria tal como está el panorama para el Amorebieta.