Iñigo Vicente (Derio, 6 de enero de 1998) recibe a DEIA al poco de expirar el entreno del Racing el miércoles en la Ciudad Deportiva Nando Yosu, donde todos son facilidades a la hora de gestionar y facilitar la entrevista. Iñigo –jugador del Racing. ex del Athletic y del Mirandés en dos etapas– ya no es ese chaval que ejerció en Lezama y en el Athletic, no lo es ni dentro del campo, donde asoma un futbolista más maduro y con galones, ni fuera, donde se mueve con soltura ante una grabadora. Sigue siendo, en cambio, ese chaval ambicioso que no ve su techo –“quiero ser el mejor, yo me considero el mejor, quiero jugar con los mejores”–, reconoce sentirse feliz en el Racing, rival del Amorebieta el domingo en El Sardinero y en el que se ha erigido en una de las grandes referencias, no se esconde al hablar de su pasado en el Athletic, donde no gozó de oportunidades, y desdeña las críticas de los “que quieren echar mierda” sobre su supuesta debilidad física.

Le van muy bien las cosas en el Racing, donde ha dado un paso adelante, incluso creo que ha renovado hasta 2027, ¿no?

—Vine aquí con la idea de que llegaba a un gran club, con historia, con el objetivo de hacer las cosas bien y seguir creciendo. Las cosas están yendo muy bien, he encontrado el sitio perfecto para seguir creciendo. Estoy muy feliz y, debido a eso, se ha llegado un acuerdo con el club hasta 2027.

En la hora que he permanecido aquí, en La Ciudad Deportiva Nando Yosu, he hablado con compañeros de profesión, me dicen que es una referencia, que es casi un líder en el Racing. ¿Es así?

—No me veo así. La base del Racing es el equipo, el colectivo. Tenemos un gran vestuario y cuando las cosas van bien en lo colectivo, acaban saliendo las individualidades. El míster desde el primer día me transmitió mucha confianza y creo que yo también se la he devuelto con buenos partidos, con resultados. He encontrado el sitio perfecto para seguir con mi carrera y si hay suerte, pues poder jugar con el Racing en Primera División.

Al hilo de lo que dice, ¿es José Alberto López el técnico que más ha entendido su fútbol?

—Sí, desde el primer día. Me pide mucho trabajo, me da mucha caña, pero su idea de jugar me viene muy bien y eso se está viendo reflejado en el campo en cada partido.

Da la impresión que juega más liberado y ello, en teoría, le ayuda a aumentar su rendimiento. ¿Juega este Racing para Iñigo Vicente?

—No, para nada. Yo juego para el Racing, juego para cada uno de mis compañeros, que son muy buenos todos, y sí que es verdad que el míster me da esa libertad con balón para moverme. También me exige mucho sin balón, que es lo que tengo que mejorar, pero sí que con balón me da toda la libertad para moverme y para poder hacer daño al rival.

¿Cómo define a este Racing?

—Somos un equipo muy competitivo cada fin de semana, da igual el rival. Vamos al campo del Elche y competimos, vamos al campo del Espanyol y competimos; somos un equipo muy difícil de ganar, que va a dar mucha guerra y con mentalidad ganadora. No nos conformamos con nada, no nos valió el otro día el empate en el campo del Elche, porque yo creo que al final el equipo, aunque sí es verdad que lo pasamos mal en algunos instantes, acabó haciendo merecimientos para llevarse los tres puntos.

Y el domingo reciben al Amorebieta. ¿Qué le llama la atención del conjunto azul?

—Tiene más experiencia, no es el Amorebieta del primer año que subió, ya sabe cómo es la categoría, cómo va esto. Están haciendo las cosas muy bien, no están teniendo esa pizca de suerte de cerrar los partidos, pero eso con el paso de los partidos lo van a ir corrigiendo. Es un equipo muy duro, que sabemos que va a venir aquí a poner las cosas muy difíciles, pero tenemos claro que los tres puntos se van a quedar en El Sardinero.

¿Qué partido espera?

—Espero un partido en el que, con el Racing dominando, ellos se meterán en bloque bajo e intentando cogernos alguna contra, algún balón parado para hacernos daño. Nosotros estamos muy cómodos con balón y queremos ser protagonistas del partido.

El Amorebieta no jugó en Cornellà en bloque bajo, dominó la primera parte, incluso es el equipo más goleador en estas cuatro jornadas.

—No vi el partido, quería desconectar del fútbol, pero por lo que he visto con anterioridad están compitiendo todos los partidos, están muchos tramos siendo mejor que el equipo contrario, que es muy difícil en esta categoría, pero, insisto, en El Sardinero nosotros dominamos muchos y ese dominio va a llevar a que ellos hagan un repliegue y tengamos el dominio.

Lo cierto es que quizás el Amorebieta ha pecado un poco de pardillo en Albacete y contra el Espanyol, cuando mandaba por 0-2 en esos partidos. ¿La Segunda División, en la que acumula ya más de 110 partidos, no tiene piedad?

—Tiene mucho mérito ponerte 0-2 en Albacete y en el campo del Espanyol, tienes que hacer muy buenos partidos, muy buenos minutos y no es nada fácil. No es pecar de pardillo, es que los dos equipos son muy buenos también, te dominan y al final, sobre todo fuera de casa, se sufre mucho y ya te digo, tiene esa pizca de mala suerte de no saber cerrar los partidos.

Ya no es ese chaval que ejerció en el Athletic.

—Tengo 25 años y me he asentado en el fútbol profesional. Llevo varios años a gran nivel en esta categoría y con muchas ganas de seguir mejorando, de cada año ser mejor.

Usted siempre ha sido un jugador ambicioso, un gallito. ¿Le va la marcha? ¿Le gusta la presión?

—Me gusta mucho, desde siempre me gusta tener presión, porque cada año la sé llevar mejor, la sé controlar más, que es muy difícil. Hay mucha presión por todos los lados, te meten caña, pero la voy aguantando mejor. Mientras la presión sea buena, que venga toda la presión que quiera.

Durante el confinamiento, en una entrevista telefónica con este periódico, dijo, literalmente, “quiero ser el mejor en todo”. ¿Es así ya?

—Sí, desde siempre quiero ser el mejor en lo que sé que puedo serlo, sabiendo mis cualidades, sabiendo mis defectos y teniendo que pulir todo eso. Veo todos los partidos y quiero ser el mejor siempre en cada jornada. Poco a poco, cada temporada estoy dando pasos al frente, sé que las cosas están yendo bien, que he elegido bien el sitio para seguir mejorando.

¿Qué le falta en concreto para ser el mejor?

—No sé qué decir, cada partido es una historia. Sí que es verdad que siempre he tenido la etiqueta esa de que sin balón, en defensa... pero lo estoy llevando bien y en eso no hay problema.

En Bilbao le calificaban de jugador frío, pero en realidad en el campo se enfada mucho cuando falla, cuando no le salen las cosas, cuando igual no le pasan el balón…

—La gente siempre tiene que sacar los defectos por algún lado y para nada me considero un jugador frío. Todos los que me conocen bien y los que han jugado conmigo saben que no, me considero un jugador muy caliente, que siempre quiero ganar. Mucha gente me dice que cambio muchísimo a como soy dentro del campo respecto a como soy fuera y es algo que tengo que saber llevarlo bien. Me considero un jugador muy competitivo y que siempre quiere ganar.

Hablando de competitivo, es unos de esos jugadores a los que les gusta lanzar faltas, solo cabe recordar el golazo que marcó al Eibar en la primera jornada, incluso tiraría los penaltis... ¿Se hace un futbolista más egoísta cuando está cerca del gol?

—Obcecarte con el gol es lo peor que puedes hacer. Hace tres, cuatro años, sí me obcecaba demasiado con el gol, con que cada fin de semana quería hacer gol y eso hace que los goles no vengan. Ya tengo 25 años y sé lo que de verdad tengo que hacer, y cuanto más presión no ser el más egoísta, pensar menos en el gol, menos en lo mejor para ti y sí pensar en lo mejor para el grupo, que es cuando mejor te van las cosas.

¿Duerme cuando pierde?

—Uff, me cuesta mucho, doy muchas vueltas a todo siempre, no solo durante la noche sino también el día siguiente, hasta que no llega el próximo partido estoy toda la semana dando muchas vueltas a todo, en qué puedo mejorar. Soy muy cabezón y la gente que vive conmigo durante la semana lo sabe bien.

¿Mejorar el aspecto físico es su asignatura pendiente?

—Los registros físicos, que siempre me interesan mucho y hablo con el físio, no son para nada malos, aunque sí es verdad que puedo mejorar tanto en eso como en otras muchas cosas, con balón y sin balón, pero en el aspecto físico no me considero un jugador débil, para nada.

¿Le molesta ciertas críticas que le han caído como una especie de mantra, de que es un jugador que rehuye el contacto físico, que pierde los duelos?

—No. Lo hablo con mi familia, con mis amigos y me río de todos esos comentarios. Hay gente que los saca para echar mierda. Las críticas que sean para mejorar son bienvenidas y las que sean para hacer daño o busquen lo que sea, me río de ellas.

¿No le dolía sentirte el muñeco del ‘pimpampum’ por esas críticas?

—En el fútbol hay mucha presión y hay que saber gestionarla muy bien, cada vez más con todas las redes sociales, con todos estos temas. Uno mismo tiene que saber lo que le viene bien, lo que le viene mal y cómo saber gestionar esa presión, que para nada es fácil, la verdad.

En el Athletic no tuvo precisamente suerte. ¿Se ha olvidado ya del Athletic, de un posible regreso?

—Nunca lo he pensado. Estoy muy feliz aquí, he encontrado la ciudad perfecta, la afición perfecta, el equipo perfecto, en el día a día estoy muy feliz aquí, tengo a mi familia y a mis amigos a una hora y para nada pienso en una vuelta al Athletic.

Se lo pregunto, porque en el Athletic no tuvieron paciencia con usted y no le dieron oportunidades, que quizá sí se las den en un futuro.

—La carrera de un futbolista es corta y lo que tienes que hacer es disfrutar el momento, sacar el máximo rendimiento ahora y al final nadie sabe lo que puede pasar en el futuro. Aquí estoy muy feliz y espero estar muchos años más.

¿Por qué cree que ningún entrenador del Athletic contara con usted cuando ya estaba en la dinámica del primer equipo?

—Es que tampoco se me dio ni una oportunidad. La mayoría de mis compañeros en el Athletic que subieron al primer equipo gozaron de más oportunidades. En mi debut jugué 20 minutos, salí contra Osasuna 3 minutos y la última jornada contra el Elche, que yo ya pensaba que no iba a jugar, pues salí 20 minutos. La verdad, no sé darle una explicación.

¿Qué le argumentaron?

—No me argumentaron absolutamente nada. Con Gaizka (Garitano) tenía la idea de que iba a contar con su apoyo, que me iba a dar oportunidades, pero no fue así. Decidió dárselas a otros y, bueno, no tengo una palabra contra ellos ni nada.

Habla de esos tres ratitos que jugó durante toda la temporada 2020-21, ¿Se sintió marginado? ¿Saber que cada semana sí o sí iba a estar en la grada?

—El día de mi debut, uno de los días más felices de mi vida que es debutar en Primera con el Athletic, mi sueño, me fui con buenas sensaciones, porque creo que cuando salí hice muy buenos minutos, estuve muy bien, acabó el partido y me dije: Pues ahora igual sí, empiezo a entrar más, a contar más con el míster. No fue así, me siguió sin dar oportunidades, sin confianza y bueno... Yo lo que hacía era entrenar, entrenaba muy bien siempre, daba un nivel muy alto, pero llegaba el fin de semana y lo de siempre. Al final ya cansaba un poco.

¿Se preguntó qué es lo que tenía que hacer para que le dieran esa oportunidad?

—Lo pasado pasado está. Creo que di el nivel para que me dieran esa oportunidad, pero no por ello tengo rabia o rencor hacia nadie.

¿Cree que quizá no encaja su perfil en la genética del Athletic, donde se puede valorar más la pelea que las filigranas?

—Tampoco me dieron esa oportunidad para que me vean. En todas las categorías del Athletic di un gran nivel, pero nunca me han visto en San Mamés un partido entero. Creo que podría dar el nivel de sobra, pero al final son decisiones que tomaron y yo no puedo hacer nada. Lo que puedo hacer es seguir trabajando en el Racing, seguir dando el nivel que estoy dando, que es muy alto.

¿Con el nivel que está dando se puede fijar el Athletic en usted?

—No pienso en el Athletic para nada. Mi familia, mis amigos, están muy contentos de que yo esté aquí, me ven feliz, jugar a fútbol a alto nivel y estar cerca de tu casa. Lo tengo todo y yo no pienso en el Athletic ahora mismo.

En ocasiones anteriores ha dicho que le habría gustado que le hubieran dado 10 partidos seguidos para ver si vale para Primera División. ¿Está preparado para dar ese salto?

—Lo dije, sobre todo, porque me gustaría verme a mí 10 partidos en Primera División y si de verdad soy capaz de dar la talla, porque quiero ser el mejor y para ver si lo soy. Mi cabeza está en jugar en Primera División, y ojalá sea con el Racing.

Si no es con el Racing, le tiene que querer algún equipo de Primera, evidentemente. ¿Le ha tocado algún club de Primera?

—Sí, he tenido algunas ofertas este verano, pero al final de la pasada campaña empezamos a negociar con el Racing y decidimos que lo mejor era seguir aquí, seguir marcando goles, seguir haciendo que el Racing cada fin de semana sume el mayor número de puntos posibles y lo que tengan que venir, pues ya vendrá.

¿Se ve con el nivel suficiente para jugar en el Athletic?

—Por supuesto que sí, sin duda alguna.

¿Aunque estén los Williams, Muniain, Berenguer, Sancet…?

—Que esté quien tenga que estar. Siempre quiero ser el mejor, yo me considero el mejor, quiero jugar con los mejores y tengo claro que tengo el nivel suficiente como para jugar en Athletic.

¿Su momento más duro?

—Cuando en infantiles me echan del Athletic, porque es una noticia que no nos la esperábamos nadie. Llegar a casa, ver a mi hermana llorando, a mi madre llorando… Es algo que lo voy a tener para toda la vida.

¿Ha vuelto a llorar después, ya como futbolista profesional?

—Sí, ha habido partidos muy malos, de haber estado muy mal y acabar llorando después en mi casa. No duele reconocer cuando lo hago mal.

¿El consejo que has seguido a pie de la letra?

—Siempre le hago caso a mi padre, me dice que esté tranquilo, que las cosas que tengan que venir vendrán, que siga trabajando y que no me coma la cabeza. Siempre me aprieta, da igual que haga las cosas bien, siempre me va a sacar los fallos, nunca va a elogiar lo que haya hecho bien y eso me ayuda muchísimo a no relajarme, a estar siempre alerta.