bilbao - El sueño de Asier Garitano apenas ha durado medio año y nació el 24 de mayo de 2018, cuando firmó con la Real Sociedad al calor de su enorme éxito en el Leganés, equipo al que ascendió de Segunda B a Primera casi de corrido. El técnico guipuzcoano (Bergara, 1969), criado futbolísticamente en Lezama, expresó entonces su enorme ilusión por formar parte de la familia txuri-urdin, se comprometió por tres temporadas y se va con tan solo 17 jornadas de Liga disputadas. Cuatro derrotas consecutivas, la última ante el Alavés en Anoeta, estadio donde la Real solamente ha ganado un partido, colmaron la paciencia de la directiva que preside Jokin Aperribay. Imanol Alguacil, el técnico del Sanse, vuelve a tomar las riendas del primer equipo. Pero a diferencia de la anterior campaña, cuando sustituyó al también cesado Eusebio Sacristán allá por marzo, ahora se convierte en entrenador de ley, con un contrato por lo que resta de temporada y la próxima, “renovable anualmente a partir de ahí”, señaló Aperribay, que además expresó su deseo de que el técnico oriotarra se convierta en el “entrenador del futuro”.

Al respecto Imanol tuvo que aclarar su predisposición al reto que se le viene encima, al albur del comentario que expresó cuando sustituyó a Eusebio Sacristán, afirmando que no se veía preparado para dirigir a la Real. “Lo que dije fue que nunca estaría preparado para dirigir a la Real, por el sentimiento que tengo, pero no decía que no estaba capacitado. Siento lo mismo ahora, pero la confianza que me han dado y la puerta que me abre en mi carrera de entrenador ha sido clave”, aclaró ayer Imanol.

La Real ocupa la decimoquinta plaza clasificatoria, con 19 puntos, cuatro más que el Villarreal, el equipo que marca la zona de descenso. Pero está a siete de los puestos europeos, reto planteado por el club a comienzos de temporada como aperitivo a un ambicioso proyecto deportivo al amparo de la buena salud económica y el nuevo estadio, más grande y sin las pistas de atletismo, auténtica obsesión de la familia txuri-urdin. Paradójicamente, con Anoeta teniendo al público a ras de campo, la Real únicamente ha ganado un encuentro de ocho disputados.

El fracaso de un proyecto En cierto modo, el fracaso de Asier Garitano lo es también de su valedor, el director de fútbol Roberto Olabe, que regresó el pasado mes de marzo, diez días después de ser cesado Eusebio y al año de haber dimitido sin dar explicaciones de un cargo creado poco antes y expresamente destinado a él por Jokin Aperribay.

Olabe dio por sentado que la plantilla de la Real apenas necesitaba retoques para ser competitiva, a pesar de la marcha de jugadores importantes, como Xabi Prieto, que se retiró; Sergio Canales, Álvaro Odriozola o Carlos Martínez. Llegaron Theo Hernández, cedido por el Real Madrid y que no termina de cuajar; lo mismo que Mikel Merino, lastrado además por las lesiones, o Sandro Ramírez, un delantero cedido por el Everton que sigue sin marcar un gol. Pero tampoco andan mucho mejor el ramillete de delanteros a nómina, como William José (3 goles) Juanmi (2), Adnan Januzaj (0), Bautista (1) o Mikel Oyarzabal (5).

Como no podía ser de otra forma, Imanol Alguacil asume el cargo con buen ánimo y mejor predisposición. En el acto de su presentación, el nuevo entrenador de la Real no quiso desvelar en qué momento recibió la oferta del club, pero sí que asume “un desafío importante” y que espera dejar su marca el día de su debut, el próximo 6 de enero y nada menos que en el Santiago Bernabéu con el Real Madrid de contrincante. “Seguramente no habrá mejor escenario para empezar. Visitamos un campazo y jugamos ante un equipazo, e iremos ahí como lo hacemos siempre que salimos a un terreno de juego, es decir, a sacar los tres puntos”, declaró Imanol.

Por su parte, Roberto Olabe no tiene claro si la Real acudirá al mercado de invierno para reforzarse. Señaló que para nada se arrepiente de haber apostado fuerte por Asier Garitano y se declaró convencido de que su “mánager”, pues así considera a Imanol, está “capacitado para darle la vuelta a la situación”, enfatizó.