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Jesé se reengancha

La salud de su hijo le ha apartado del fútbol dos meses y medio; ahora busca reconducir una carrera lejana a las expectativas. Desde que dejara el Madrid hace temporada y media, ha jugado el equivalente a 22 partidos

Jesé se reengancha

HUBO un tiempo, más bien cercano, en el que Jesé Rodríguez era proyectado como el posible heredero del Balón de Oro. Se le apodó el Bichito en alusión al Bicho, que es Cristiano Ronaldo. Pero este proyecto de excelencia vivió su primera zozobra cuando para gozar de los minutos que permitieran desarrollar todo su potencial, debió emigrar del Real Madrid. De esto hace ya poco más de temporada y media, cuando el Paris Saint-Germain compró sus servicios por 25 millones de euros.

Jesé, con sus goles en las categorías inferiores del club blanco, autorizó las cábalas acerca de sus posibilidades en el gremio del balón. Coherentes o no, son comprensibles en el aficionado, eternamente inquieto por poner ante sus ojos la máxima expresión de un futbolista que además comparta bandera. En el Real Madrid Castilla, el Bichito superó el récord histórico de goles de una leyenda que dio nombre a una generación. Mejoró el insólito registro de Emilio Butragueño en segunda división. El Buitre voló hasta los 21 tantos con el Castilla (1983-84) antes de dar firma a una de las épocas doradas de la entidad: La quinta del Buitre; en el curso 2012-13, Jesé elevó la cota hasta los 22. Existía por tanto un grado de sustancia para soñar con un esperanzador futuro para Jesé.

Un año y medio después de emigrar de la casa blanca para encontrar minutos de juego, su voluntad no se ha plasmado en realidad. Ha permanecido media campaña en el PSG, otra media en la U.D. Las Palmas cedido por el equipo parisino, y el presente curso lo consume también a préstamo en el Stoke City inglés. En total, Jesé ha tenido la posibilidad de disputar 81 partidos hasta la fecha: 27 en el PSG, 24 en Las Palmas y 30 en el Stoke. Sin embargo, sumando los minutos de sus comparecencias desde que dejara atrás el Madrid, el resultado es 2.046, el equivalente a 22 partidos completos. 22 encuentros, aderezados por 6 goles, en algo más de campaña y media. Un pobre bagaje para los alegres agoreros. ¿Dónde está aquel sospechado jugador que debutó con el Madrid en 2011, con 18 años, reemplazando en el césped a Cristiano Ronaldo?

A los 24 años, un futbolista tiene por delante dos tercios de su carrera deportiva; es alma joven en un vestuario; nadie está acabado a los 24. Al menos, no en el fútbol. Pero el tiempo corre en contra de Jesé. Y los trenes pasan sin su pasaje. Si bien, los 24 años de este canario son intensos. Quizás en los vaivenes de su vida se halle la respuesta a su presente.

La vida de Jesé ha sido agitada. Con y sin balón. Ha vivido situaciones influyentes para la definición de su personalidad, y para su juego. En 2014 sufrió la lesión que todo deportista teme: rotura de ligamento cruzado anterior; hace no tanto era un anticipo de la jubilación. A la primera operación se sumó una segunda a causa de una infección. Factura: ocho meses en el dique seco. Jesé aprovechó su convalecencia para sacar su primer single como DJ Jesé.

Desde la desgracia, Jesé no ha podido o sabido recuperar su mejor versión. Ya sea por el posible daño irreversible, por falta de minutos, por escasez de espíritu de superación o por cuestiones personales que inciden en lo emocional, el caso es que Jesé no ha vuelto a ser Jesé. Quizás su talento nunca fue aspirante a un Balón de Oro -vienen a la mente los Iniesta, Xavi..., meritorios pero no premiados-, tal vez tampoco se sepa jamás lo que podría haber sido si hubiera seguido otros derroteros, pero sin duda hay un brillante futbolista en su persona, alguien capaz de dejar su impronta en el fútbol, como hiciera en las inferiores del Madrid. Y así lo creyó el poderoso PSG.

Fuera del césped también ocurren acontecimientos susceptibles de desvirtuar al jugador, y que muchas veces no son considerados. Tenazas emocionales. Jesé ha tenido y tiene problemas con las dos parejas que le han dado sus tres hijos. Denuncian falta de atención y responsabilidad con los críos, lo que se plasma en las redes sociales. Pero la situación más grave, vital, es otra. Su tercer vástago padece una seria enfermedad desde su nacimiento. Es por ello que Jesé solicitó una baja que le ha llevado a aparcar su trabajo durante dos meses y medio. El pasado sábado, 74 días después, se reenganchó al fútbol.

a empujones con sus compañeros Su regreso fue ovacionado por la parroquia del Stoke. Jesé, que saltó al campo como sustituto, correspondió a la algarabía provocando un penalti vital en el minuto 89. Sus ansias de gloria, de resarcirse, le impulsaron a reclamar el balón; soñó con una sentida dedicación para su bebé. Sus compañeros le agarraron. Acabó a empujones. Con el empate a uno en el marcador, el Stoke estaba a 11 metros de la victoria. Disparó Charlie Adams. Falló. Empate final. Jesé, malhumorado y desdeñoso, se marchó frustrado. La imagen, aunque un excedente de ambición, no es idílica para el penúltimo clasificado de la Premier League. El técnico Paul Lambert fue indulgente: “Lo que veo es que mis jugadores quieren marcar y ganar; estaría más preocupado si lo evitasen”. Jesé salió airoso. El fútbol le brinda otra oportunidad para desplegar sus facultades, quién sabe si nubladas por secuelas físicas, por índole emocional, como fruto de la inmadurez, o por un compendio de todo. Talento atesora. Pero su rendimiento, en cifras -que no saben de problemas personales-, no miente. A los 24 hay margen de rectificación. Pero el tiempo es finito. Y vuela.