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Antonio Conde suple la falta de talento con oficio y compromiso

ANTONIO Conte, adalid de una versión moderna del ‘catenaccio’, suple la falta de talento con oficio y compromiso, que hacen de Italia un rival temible

Antonio Conde suple la falta de talento con oficio y compromisoAFP

Bilbao - Es el duelo estrella de los octavos. El único que garantiza el adiós de una selección favorita y probablemente el único en que se dará esta circunstancia porque en el resto el pronóstico es abrumador. La fortuna sonríe a todos los poderosos menos a España e Italia, que van a encontrarse demasiado pronto a causa del desliz cometido por la primera en su partido con Croacia. El sentimiento de culpabilidad puede tener su influencia en el ánimo de España el lunes en París, cuando comparta césped con la Nazionale, selección que nadie desea tener enfrente. La calidad de Italia ha ido variando en las grandes citas, cabe recordar versiones excelsas y grises en mundiales o eurocopas, la actual de hecho no es un prodigio en términos de talento, más bien lo contrario, pero esto es algo secundario porque nunca comparece desprovista de oficio y de un superlativo espíritu competitivo. Es lo que históricamente le convierte en el rival a eludir.

La falta de talento que ofrece el fútbol de su país ha justificado plenamente la apuesta de Antonio Conte por un fútbol laborioso, basado en el compromiso incondicional de los jugadores y que en lo táctico descansa en el formidable poderío del sistema defensivo con el que se encumbró en la Juventus. Con Pirlo, Totti, Cassano y Montolivo en su ocaso, Verratti y Marchisio indispuestos por lesión y Balotelli sumergido en su particular universo, las estrellas son Buffon y sus fieles centrales Barzagli, Bonucci y Chiellini. A partir de ellos, insuperables en experiencia, al igual que De Rossi o Motta, los medios de cierre que se alternan, Italia se organiza para ponérselo crudo a quien halle en su camino. La idea de Conte consiste en desgastar al enemigo, obligarle a correr y a chocar, madurarle para asestar el golpe de gracia ya sea a la contra, a través de un envío largo o explotando el balón parado.

Elaboración, la justa. Prefiere Conte que se imprima velocidad por las bandas con laterales de ida y vuelta (Florenzi, Darmian, De Sciglio) o extremos incisivos (Candreva, Insigne, El Shaarawy), mientras que arriba sitúa una pareja con pegada, dos tipos complementarios siguiendo el canon clásico del gigante, Pellè, y el pequeño, Éder, un brasileño nacionalizado que la mayor parte del tiempo parece que no está. En el bloque también hay sitio para Giaccherini y Parolo, gente que no repara en sudor e irrumpe en el área desde la segunda línea.

NADA VISTOSO Desde luego, lo que propone Conte bonito no es. Resulta escasamente atractivo para el espectador medio, pero cabe asegurar que el diseño de la estructura está muy estudiado y rezuma pragmatismo en cada movimiento. Italia alardea de veteranía, solo el cuarteto de atrás suma 133 años, sin que ello implique acomodamiento. En absoluto: se ha comprobado que cubre más kilómetros que el resto de las selecciones presentes en Francia, pero es la manera de compensar el déficit de magia en la zona de creación, así como la ausencia de delanteros brillantes, capaces de resolver con media oportunidad.

A modo de resumen de las consecuencias de aplicar un estilo tan definido que no ha tardado en ser etiquetado como una interpretación moderna del eterno catenaccio, apuntar que el gol se pone carísimo cuando la Nazionale de Conte actúa. De entrada porque Italia garantiza que apenas recibirá goles y además no se distingue por marcarlos con frecuencia, aunque sí tiene la buena costumbre de hacerlo en las fases críticas de los partidos, sobre todo cuando el cronómetro ya no concede margen para la reacción.

Todo lo descrito, perfectamente asumido por el seleccionador, que no tuvo reparo en compartirlo con la prensa de su país en una charla de un par de horas meses atrás, para que estuviese advertida se supone, cuestiona la candidatura de Italia al título, pero asegura que cada noventa minutos suyos son un martirio para los otros equipos.