Derry City, un equipo entre dos Irlandas
El Derry City, un club de Irlanda del Norte, lleva tres décadas compitiendo de manera oficial en la liga irlandesa como consecuencia del conflicto entre nacionalistas y unionistas
había un ambiente extraño en Brandywell, el humilde campo de fútbol del Derry City. Era día de partido, pero sus gradas estaban desiertas, algo inusual teniendo en cuenta la fidelidad de los aficionados del club rojiblanco. Era día de partido, sí. Y el Derry City jugaba como local, sí. Entonces, ¿dónde demonios estaba el equipo? ¿Y sus aficionados? Pues camino de Coleraine, a 30 millas de Derry. Es allí donde la Federación Norirlandesa había decidido que el Derry City debía jugar sus partidos como local ante la negativa de los clubes protestantes de jugar en Brandywell, una zona mayoritariamente nacionalista y en la que el conflicto entre nacionalistas y unionistas era más cruento. Corría el año 1972 y la situación era insostenible para el club y para sus seguidores. Finalmente, el Derry City decidió abandonar la liga de Irlanda del Norte, manteniendo solo sus categorías inferiores. El 13 de octubre de 1972 la ciudad de Derry quedó huérfana en lo futbolístico.
La pérdida no era algo sin importancia. Desaparecía un club fundado en 1928 y que contaba con seis trofeos coperos y una Liga en su palmarés. Club y Federación no conseguían entenderse para poder normalizar la actividad. La tensión política y social era un lastre que pesaba demasiado. El club se quedó al margen de la competición durante trece años. Tony Gillespie nació en Derry y, tras toda una vida como fraile agustino recoleto recorriendo el planeta, recuerda con amargura aquella época convulsa alrededor de su equipo del alma. “En aquellos tiempos todo era peligroso. Había muchos líos con la policía, no con la gente protestante. El Derry City nunca ha sido sectario: tiene aficionados, administradores, jugadores y técnicos que son protestantes, no nacionalistas. Es algo con lo que ha convivido. Pero Derry City insistía en jugar en su campo de fútbol y la Federación de Irlanda del Norte está dirigida por gente protestante. Votaron en contra del Derry cada vez que el club quería entrar en esos trece años. No querían que estuvieran en la Liga”, explica. Aquellos años sin fútbol fueron una tortura para los aficionados. “Fue muy triste”, reconoce Gillespie, que en aquella época vivía fuera de Irlanda, “venía a casa de vacaciones y no teníamos equipo para seguir como hinchas. Los sábados no podíamos ir al campo a ver a nuestro equipo. Lo echamos mucho de menos y, por fin, se solucionó. Derry es la cuarta ciudad más grande de Irlanda, la segunda en el norte. No era justo que una ciudad tan grande no tuviera un equipo de fútbol profesional”.
Derry es una ciudad de 100.000 habitantes, de los cuales cerca del 80% son católicos e independentistas, algo que queda reflejado en la masa social del Derry City. “La mayoría de los hinchas son nacionalistas y eso se refleja en nuestras banderas, canciones y cultura. Eso no pega con el pueblo unionista. Pero hay gente de la comunidad unionista que nos apoya. No es un club sectario, pero por casualidad la mayoría de los hinchas somos nacionalistas”, aclara Tony Gillespie, que vivió diez años en Hondarribia.
Hace 30 años la historia del Derry City dio un giro inesperado. Ante la incomprensión de la Federación de Irlanda del Norte, el club inició contactos con la Federación de Irlanda y solicitó participar en la liga del país vecino. La UEFA dio luz verde a lo que era una excepción, un equipo que jugaba competiciones oficiales en un país vecino. Se vio la medida como una solución que devolvía el fútbol profesional a Brandywell sin reavivar los enfrentamientos entre nacionalistas y unionistas. En 1985 el equipo fue inscrito en la Segunda División irlandesa, un acontecimiento celebrado por todo lo alto en Derry. El campo se abarrotó para cada partido y solo un año después el Derry City ganó la liga y obtuvo una plaza en la máxima categoría irlandesa, de donde nunca ha bajado desde entonces.
Tony Gillespie reconoce que, aunque las autoridades futbolísticas de Irlanda del Norte dieron luz verde a su marcha al fútbol del sur, con el paso del tiempo estas se han arrepentido: “Al principio estaban alegres porque no estaban en la Liga del norte. Pero poco a poco Derry se ha mostrado como un equipo bastante bueno, que ha ganado copas y que ha tenido la oportunidad de competir en Europa unas cuantas veces. Eso hace que echen de menos competir con el Derry. En Belfast hay seis equipos, pero ya no tienen esos derbis entre Belfast y Derry. Ahora nuestros derbis son contra los equipos de Dublín. Nos vemos bien en la liga del sur y siempre va a haber líos con los hinchas de Belfast. Ese es el problema. Permiten banderas y canciones sectarias. Hay mucha fricción entre los hinchas y eso genera violencia”.
Desde que debutara en la élite irlandesa, el Derry City ha conquistado dos ligas y 15 títulos ls copa, lo que le ha valido para participar varias veces en competiciones europeas. Pero si en lo deportivo la trayectoria del club no ha sido mala, en lo económico sí que ha tenido que superar serias dificultades, llegando a estar un par de veces al borde de la bancarrota. Fue entonces cuando la afición respondió con diferentes iniciativas y recolectas. “Salió adelante por los hinchas”, se enorgullece Toni Gillespie, “es una afición tremenda, la más grande de Irlanda. La afición fue pidiendo por la calle, buscando formas de recaudar dinero con loterías y como fuera. Así se consiguió pagar las deudas y hoy está bastante sano en ese aspecto”. El rescate tiene aún más mérito si se observa que Derry cuenta con la tasa de desempleo más alta de todo el Reino Unido.
el derry, ahora En la actualidad, el Derry City deambula por mitad de la tabla, pero nadie se plantea abandonar la competición irlandesa. “Nosotros estamos más a gusto jugando contra equipos de Dublín y Cork”, relata Gillespie. El fraile se lamenta de que en el fútbol las dos Irlandas no vayan de la mano como en otros deportes: “Nos sentimos parte de la isla. Tenemos una selección de rugby muy buena en la que juegan jugadores de las dos Irlandas, también pasa eso en otros muchos deportes en los que Irlanda se representa como una isla unida. Nos preguntamos por qué no pasa esto con el fútbol, que es lo más grande. Más que por cuestiones políticas, es porque somos dos comunidades que no podemos vernos y eso tiene que cambiar. Quizás lo haga con el tiempo”.
Tres décadas después, el Derry City sigue siendo una excepción dentro del universo de la FIFA. Tony Gillespie recuerda emocionado las visitas a su ciudad de Barcelona y Real Madrid en sendos partidos amistosos. Como conocedor del fútbol vasco reconoce que querría ver al Athletic en Brandywell: “¡Pero el Derry jugando de rojiblanco!”.