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El exrojiblanco 'portugués'

Aitor Karanka, segundo de Mou, se ha convertido en el perfecto escudero del luso

El exrojiblanco 'portugués'AFP

bilbao. Algo sumamente importante, trascendental, cambió de repente en la vida de Aitor Karanka de la Hoz (Gasteiz, 1973) cuando en 2010, una repentina llamada le convenció para desligarse de las categorías inferiores de la selección estatal. Al otro lado de la línea aguardaba la propuesta impulsada por José Mourinho, quien tras conducir al Inter de Milán hasta la gloria pensó en el gasteiztarra para formar parte del que iba a ser su equipo de trabajo en la aventura de dirigir al Real Madrid. Pensado, propuesto y hecho.

El excentral rojiblanco, con un total de 202 partidos oficiales con la camiseta del Athletic en las ocho temporadas en las que se fajó como león, comenzaba así su particular camino en la élite desde los banquillos en la temporada 2010-11, la primera de Mourinho al frente de un club en el que el luso ya había logrado su primer trofeo: la captación de un fiel escudero que le sirviera para conocer de primera mano la idiosincrasia de una entidad en la que el de Gasteiz contaba con el aval de haber ganado tres Copas de Europa en su etapa como jugador. Una vieja costumbre del mánager, que unida a los cinco largos años que Karanka militó en el club blanco hicieron del vasco la apuesta perfecta para iniciar un recorrido en el que se ha podido ver la cara más desconocida y parcial del gasteiztarra.

Y es que amarrado en todo momento a las directrices marcadas por su jefe, el exrojiblanco, un hombre serio y de carácter templado, no ha dudado en seguir a pies puntillas cada uno de los pasos dados por un Mourinho que, ante la sorpresa de los periodistas madrileños, no dudó en catalogarle como un portugués más en la rueda de prensa previa a la última jornada del pasado campeonato doméstico. La situación, aún recordada, fue de lo más inverosímil. Tras mirar al jefe de prensa del club y preguntarle: "¿Lo cantamos?", Mou, exultante y con el título de Liga ya en el bolsillo, comenzó a golpear la mesa de la sala de prensa de Valdebebas entonando un inesperado "¡Karanka portugués, Karanka portugués, Karanka portugués...!".

Un cántico que también secundaron sus ayudantes y que sirvió para dejar patente el grado de afinidad que existía y continúa existiendo entre Mourinho y su aliado gasteiztarra, a quienes muchos tachan de carecer tanto de criterio como de personalidad por recitar ante los medios cada punto de vista y opinión de su jefe, quien, sumamente agradecido por tamaña ayuda no dudó en apuntar que "llegué a Madrid con una familia de cuatro, junta desde hace mucho, y ahora somos una familia de cinco porque Karanka es parte de ella y, cuando yo salga, seré el primero en decirle que se quede aquí porque es su casa, pero si por alguna razón no se da, continuará trabajando conmigo vaya donde vaya".

una imagen desgastada A la espera de conocer si el elevado sueldo que percibe el exrojiblanco por hacer de segundo de Mourinho merece la pena ante la desgastada imagen que acompaña al gasteiztarra a día de hoy, lo cierto es que resulta complicado imaginar el futuro de Karanka desligado de la mano de su compatriota luso, a quien el excentral ha suplido con suma complacencia en innumerables ruedas de prensa para secundar todo tipo de quejas arbitrales, defensas a ultranza de su superior y críticas con destino a Barcelona. Son pocos, prácticamente inexistentes en número, los objetivos de Mourinho que se han quedado sin ser apoyados en fondo y forma por el gasteiztarra, que ya pertenece a la ilustre familia deportiva del luso.