bilbao. "Domingos nos decía que se sentía derrotado, sin fuerzas y que no encontraba la solución, pero que todavía quedaba tiempo" para evitar el descenso del Deportivo, último clasificado de Primera a seis puntos de Osasuna, el equipo que marca la salvación. Quien así se explicó ayer fue el defensa canario Manuel Pablo, y de sus palabras se entiende que el técnico portugués Domingos Paciencia decidiera presentar su dimisión como entrenador del Deportivo, gesto que César Augusto Lendoiro, presidente del club coruñés, cogió al vuelo para encomendar al gallego Fernando Vázquez la difícil empresa de salvar al Dépor del descenso.

Domingos Paciencia se hizo cargo del Deportivo el pasado 30 de diciembre, tras la decimoséptima jornada liguera, cuando el equipo ya estaba en la última posición, sustituyendo a José Luis Oltra, el artífice del ascenso meses atrás.

Con Domingos Paciencia también llegó al Deportivo, sometido a embargo y bajo la ley concursal, una pléyade de futbolistas portugueses a préstamo del omnipresente Jorge Mendes, representante de Cristiano Ronaldo o Mourinho, que no han mejorado en nada las prestaciones de la plantilla blanquiazul.

Paciencia, que puso su cargo a disposición del club tras la derrota del pasado sábado ante el Granada (1-3), se despidió ayer mediante una nota colgada en la web del club gallego en la cual afirma que lo deja "agradecido, pero muy triste por los resultados", y culpa a la mala suerte la deficiente trayectoria del Deportivo en los seis partidos que dirigió, en los que sumó cuatro puntos tras una victoria, un empate y cuatro derrotas.

La dimisión (así, al menos, se ha vendido) de Paciencia ha hecho posible el regreso de Fernando Vázquez, que estaba sin entrenar desde que fue destituido en el Celta en la temporada 2006-2207, dos años después de lograr el ascenso del equipo vigués a Primera y clasificarle para la Copa de la UEFA en la campaña siguiente. "Estoy emocionado", confesó ayer tras ser presentado por Lendoiro, y recordó que siempre se le dio bien "revivir equipos".

Fernando Vázquez, de 56 años, es licenciado en Filología Germánica y ejerció como profesor de Inglés en varios institutos coruñeses, trabajo que dejó para entregarse en cuerpo y alma a su gran pasión, el fútbol.

Alcanzó notoriedad con el Compostela (1995-98), cuando el equipo presidido por el inefable José María Caneda estaba en Primera División. Su estampa corriendo alborozado por las pistas de atletismo del San Lázaro para celebrar los goles del Compos le hizo famoso.

Despedido por Caneda, Fernando Vázquez hizo carrera, aunque corta, en el Oviedo (1998-99), Mallorca (1999-2000), Betis (2000-01), Las Palmas (2001-02), Rayo (2002-03), Valladolid (2003-04) y Celta (2004-07), club en el que aguantó casi tres campañas.