S ya comúnmente aceptado afirmar que los partidos de ámbito estatal ven muy influidos sus resultados electorales en Euskadi por el momento político que atraviesen sus siglas en la política española. Si se puede aplicar a alguna formación política esta premisa, esa sin duda alguna es Elkarrekin Podemos-IU. Los morados vascos arrastran desde su aparición una situación peculiar de inicio. Una de sus características viene dada por la falta de una tradición histórica. Si exceptuamos las siglas IU, la creación de Podemos tuvo como momento germinal al movimiento del 15-M y su epicentro en la Puerta del Sol de Madrid. Hoy, el argumentario de Elkarrekin Podemos-IU sigue más pegado al pavimento del kilómetro cero del Estado español que a la sociedad vasca a la que han apelado durante estas dos semanas.

Condicionados como siempre han estado por una dirección presidencialista y en exceso mediática, no han sabido o no han querido romper con esa dinámica. El pertinaz desembarco de los recién estrenados ministros, ministras y demás caras conocidas ha restado protagonismo a la candidata y ahondado en discursos desbordantes de alegría y tópicos. Cada acto empequeñecía el ya de por sí diminuto discurso vasco. Por si fuera poco, traían al recuerdo del electorado el sainete podemita, trufado de bailes de rupturas sentimentales con amigos que lo fueron o la rápida adaptación a una forma de vida que con tanto ahínco se criticó.

La idea fuerza y los soportes de campaña eran tan claros como equivocados. PSE-EE y EH Bildu no solo no deseaban la foto de un posible tripartito en el imaginario del electorado actual sino que, además, albergaban la esperanza, fundada como se ha podido ver, de arrasar en el desencantado caladero morado. Sin embargo, la candidata de Elkarrekin Podemos-IU, Miren Gorrotxategi, en ningún momento ha desperdiciado la ocasión para insistir una y otra vez en ello. Por si fuera poco, los vídeos y demás parafernalia no se han adaptado a un electorado ni a un contexto que no están para bromas de colegio mayor.

Estos dos errores y la incansable incidencia en ellos sorprende a los ajenos al universo podemita, pero a su vez resultan esclarecedores de cómo funciona y alrededor de qué astros gira el universo morado. La meteórica eclosión de contradicciones y errores cuatro secretarios generales después hacen que hoy miremos a los resultados de hace cinco años como algo que sucedió hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana.