El ataque de Israel a la franja de Gaza ha puesto bajo el foco de atención la posición de la Unión Europea ante el inicio de una guerra y su necesidad de equilibrarse entre la condena a la agresión de Hamás y la exigencia del cumplimiento de principios humanitarios a Israel. Tras un ultimátum de evacuación imposible de realizar, no solo Oriente Medio se prepara para la dura guerra que se espera. La expulsión de un millón de palestinos de la franja en tan solo 24 horas se adivinaba una quimera nada más anunciarse por parte del primer ministro Benjamín Netanyahu. Efecto del mismo, y a modo de ejemplo, la alerta máxima por ataque terrorista en Francia, con el despliegue de más de siete mil soldados a lo largo y ancho en el país galo. El desalojo por seguridad del Museo del Louvre no es sino una muestra de las consecuencias que la guerra abierta entre Hamás e Israel va a tener, donde queda sin aclararse el trabajo que va a poder realizar la diplomacia internacional para paliar el desastre humanitario abierto hace una semana en la zona. Despejada la duda desde el inicio del apoyo incondicional de Estados Unidos a Netanyahu, la visita el pasado viernes a Israel de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para dar su respaldo al país tras los atentado de Hamás ha quebrado la imagen de fortaleza de la Unión Europa ante este conflicto y ha obligado al alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, a advertir que la política exterior de la UE “la fijan el Consejo Europeo y el consejo de ministros de Exteriores”. El anuncio posterior de Von der Leyen de triplicar “de forma inmediata” la ayuda humanitaria que la Comisión Europea concede a la franja de Gaza contribuye a una ceremonia de la confusión que necesita de total firmeza para que Israel entienda que castigos colectivos contra la población más vulnerable, respetar el derecho internacional y aumentar la ayuda humanitaria a Gaza siguen siendo requisitos imprescindibles por parte de todos los países para paliar el aumento de víctimas innecesarias. Visitadas sus tropas, el propio Netanyahu preguntaba a sus militares por su disposición a pasar a la nueva fase pendiente. Queda abierta una nueva página que, de momento, solo Hamás e Israel están llamados a escribir.