REPSOL comenzó ayer a producir hidrógeneo verde en las instalaciones vizcainas de Petronor. Siendo una instalación de limitado volumen, el electrolizador instalado y activo para autoconsumo de la planta comienza a materializar los escenarios más ambiciosos en materia de descarbonización de la actividad industrial, con la consiguiente mejora de la calidad ambiental. La Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV) y la Comunidad Foral de Nafarroa se están posicionando como referencias nítidas en la apuesta por el hidrógeno verde en todos sus aspectos: la producción de electrolizadores, como está proyectado en la planta de Nordex en Nafarroa, la distribución de hidrógeno al transporte, merced a la red que planifica un consorcio de empresas vascas junto a Iberdrola, y la materialización de instalaciones de producción del componente llamado a acelerar la descarbonización, como el inaugurado ayer por Repsol en Abanto, antesala de los ya programados para la misma instalación. Toman forma de este modo lo que hasta hace bien poco eran formulaciones teóricas dentro de las estrategias que se vienen desarrollando en el marco de los objetivos europeos de reducción de emisiones e incremento del papel de las energías limpias en el mix de consumo. Los escenarios marcados como objetivo por el Gobierno vasco –de alcanzar una producción energética de 300 Mw de hidrógeno en 2030– y el navarro –de 150 Mw en la misma fecha– permitirían el nada despreciable ahorro de entre 300.000 y 450.000 toneladas equivalentes de petróleo al año en nuestro entorno. Una transformación del modelo energético que evitará verter a la atmósfera de 0,9 a 1,2 millones de toneladas de dióxido de carbono. Cuando, en el plano del diseño de las políticas energéticas e industriales, se habla de proyectos de esta naturaleza es fácil perder la perspectiva de que se están manejando parámetros de sostenibilidad económica y ambiental. Un reto que tiene plazos cortos, iniciativas costosas y que demanda un compromiso multilateral económico y político para no atascarnos en su cumplimiento. Hace falta extraer del debate de corto plazo y del localismo lo que es una oportunidad compartida. Se hable de hidrógeno verde, de parques eólicos o de otros proyectos de energía renovable, el fondo es que esa descarbonización cada vez más imperiosa sea factible o no lo sea.