Bizi Slow nació de una idea sencilla pero poderosa: volver a cuidar. Cuidar el cuerpo, el hogar y, sobre todo, cuidar el planeta desde los gestos cotidianos. Este concepto de tienda a granel, ecológica y sin plásticos es el resultado de un proceso vital compartido por Eva Martínez y Sonia Hernández, dos amigas que se conocieron trabajando anteriormente en el sector de la salud.
Allí comprendieron que, aunque dedicaban su jornada laboral al bienestar de otras personas, en su día a día no encontraban un espacio que les permitiera cuidarse de verdad cuando hacían la compra o elegían los productos con los que convivían.
Esa necesidad personal se convirtió poco a poco en una intuición clara: existía un nicho de mercado y una comunidad latente que buscaba lo mismo.
Bizi Slow: una filosofía de vida
Así empezó a tomar forma Bizi Slow en Barakaldo: una tienda asentada en la filosofía de la vida lenta, de consumir menos pero mejor, de elegir con conciencia y coherencia.
Ambas sabían que querían un proyecto que trascendiera lo comercial. No se trataba solo de vender alimentos a granel o productos ecológicos, sino de impulsar un cambio profundo en los hábitos cotidianos: comprender de dónde vienen las cosas, cómo se producen, qué impacto dejan y qué tipo de bienestar generan.
Por eso, desde el primer día, la tienda se concibió también como un espacio de divulgación, educación y acompañamiento para todas aquellas personas que deseaban comenzar un estilo de vida más sostenible.
Y fue con esta filosofía con la que contaron con la ayuda de la Fundación Gaztenpresa de LABORAL KUTXA. para poner en marcha este espacio, al que se suma otro local en el municipio de Santutxu.
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De aquí: la defensa de lo local
La apuesta por el producto local es uno de los pilares que sostienen este proyecto.
Para ellas, elegir proveedores cercanos es una manera de reducir la huella de carbono, apoyar a pequeños productores y fortalecer la economía del entorno. Pero también es una forma de reconectar con lo propio, con los sabores auténticos, con la trazabilidad real y con el valor artesanal.
De este modo, los alimentos a granel, los cosméticos naturales y los productos de limpieza ecológicos que ofrecen no solo están libres de plásticos y de ingredientes dañinos, sino que cuentan además con una historia cercana y humana detrás.
Primero abrieron la eco-droguería Bizi Slow en 2018 y añadieron la alimentación a granel un 23 de diciembre del siguiente año, en plena vorágine navideña. Lo que Eva y Sonia no podían imaginar es que unos meses después llegaría la pandemia: una etapa de incertidumbre que transformó por completo las rutinas, los ritmos y también la forma de consumir.
Sin embargo, lejos de detener su impulso, aquel periodo puso aún más en evidencia la importancia de la salud, del cuidado del hogar y de un modelo de vida más consciente. Muchas personas comenzaron a buscar alternativas más sostenibles, y encontraron en este establecimiento un espacio de cercanía, calma y coherencia.
Desde entonces, la tienda se ha convertido en un punto de encuentro para quienes desean reducir residuos, eliminar plásticos del día a día, apostar por ingredientes naturales y aprender sobre consumo responsable.
El proyecto de Sonia y Eva es una invitación a vivir con atención, a elegir con sentido y a asumir que la sostenibilidad empieza en uno mismo y en cómo se cuida.