Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los trabajadores suelen ser los primeros en enfrentarse a los efectos del cambio climático, a menudo durante periodos más prolongados y con mayor intensidad. Esther Enales y José Antonio Carrasco, directora de Gestión Cliente y director técnico de IMQ Prevención, profundizan en los retos y desafíos que se plantean al respecto.

¿Las repercusiones del cambio climático son cada vez más notables en el ámbito laboral?

El cambio climático no solo plantea desafíos ambientales, sino también retos importantes en el ámbito de la salud laboral que deben ser abordados con determinación.

 ¿Cómo actúan desde IMQ Prevención en este sentido?

IMQ Prevención realiza actuaciones de evaluación y propuestas de acción preventiva, como servicio de prevención ajeno en los diferentes factores de riesgo del ámbito laboral.

Al hilo del enfoque de este Día Internacional, IMQ Prevención ha llevado a cabo recientemente un estudio en relación con el estrés térmico. ¿En qué ha consistido?

Los factores que generan el riesgo de estrés térmico son algo habitual, con mayor frecuencia en el periodo estival. Es una situación de riesgo que afecta en mayor medida a las personas sometidas a altas temperaturas. El estudio se ha realizado mediante el registro de datos ambientales, la carga de trabajo y el tipo de ropa utilizada, dando como resultado el nivel de riesgo que tienen las personas en general. Nos hemos encontrado con procesos industriales limitantes para la mayoría de las personas.

¿A qué conduce esa situación?

Esta situación nos conduce a la necesidad de poner el foco en las personas y realizar el estudio valorando el impacto que se puede producir en cada una, relacionadas con el puesto de trabajo o tarea objeto del estudio.

¿Cuáles han sido las principales conclusiones extraídas?

Cuando es necesaria la ejecución de ciertos trabajos limitantes por las condiciones extremas en las que se deben realizar, mientras se consigue la tecnología capaz de reducir los valores de temperatura, carga de trabajo y tipo de ropa, podemos realizar la monitorización fisiológica del riesgo de sobrecarga térmica sobre las personas. Y de esta forma tener la información de quienes realizan el trabajo, aportando recomendaciones para cada persona. Todo ello gracias a la supervisión del profesional médico.

 ¿Qué efectos puede tener el estrés térmico en los trabajadores?

Desde la medicina se han identificado consecuencias para la salud que si no son controladas podrían generar enfermedades o consecuencias graves. Estas últimas se pueden detectar por medio de síntomas percibidos por las personas trabajadoras durante la exposición al calor, como: erupción cutánea por excesiva sudoración, calambres por pérdida de sales, visión borrosa y mareos, deshidratación, fatiga, aturdimiento, taquicardia, piel seca, etc. El agotamiento por calor se produce en condiciones de carga de trabajo elevada y condiciones ambientales extremas, realizando un trabajo continuado que podría desembocar en golpe de calor, con daños en diferentes órganos del cuerpo.

¿Qué deben hacer las empresas para evitar los riesgos derivados de la exposición de sus trabajadores a altas temperaturas?

Deben mantener una evaluación de los riesgos de los puestos de trabajo, identificando aquellos donde se ha detectado la presencia del riesgo por exposición a altas temperaturas. A continuación, se deben establecer planes de acción de la siguiente forma. En los puestos de trabajo con equipos que generan calor se debe mantener un plan de forma permanente, asociado a una adecuada formación e información de las personas. Mantener listado de las personas vulnerables al calor y definir las acciones que deben aplicarse, así como mantener comunicación de alertas con las agencias meteorológicas locales para conocer con tiempo la previsión de situaciones climatológicas adversas. Y asimismo, poner en marcha un protocolo de actuación específico en caso de situación de alerta por altas temperaturas que defina las actuaciones a realizar. Llegando a la suspensión temporal o regulación horaria de la actividad laboral si fuera necesario.

¿La utilización de productos fitosanitarios con exposición a altas temperaturas también plantea riesgos?

Las elevadas temperaturas pueden provocar una pérdida del producto por evaporación, disminuyendo la eficacia del tratamiento, que obliga a realizar una mayor aplicación del producto y con consecuencias en las personas por una mayor exposición. Además, se genera una carga térmica en las personas por la utilización de la ropa de trabajo específica y equipos de protección respiratoria, con aumento del riesgo por golpe de calor.

¿Cómo se controla esta situación?

Puede ser controlada por medio de la utilización de maquinaria de pulverización automática sin presencia de piloto o de cabinas estancas y climatizadas en los vehículos. Y siempre con control de los tiempos de trabajo, las condiciones fisiológicas de las personas trabajadoras y los malos hábitos de higiene, tales como comer, beber o fumar durante el uso del producto fitosanitario.

¿Es la radiación solar otro de los principales problemas relacionados con el cambio climático para quienes trabajan en exteriores?

Los factores que condicionan el riesgo de radiación solar deberían formar parte del plan de acción de empresas y personas para el control del riesgo, como son los trabajos en altura considerable respecto al nivel del mar, la latitud del entorno y la época del año.

¿Qué controles se pueden aplicar?

El tiempo de exposición es uno de los mejores controles. El uso de cremas solares con la protección adecuada a la piel de la persona debe formar parte de la práctica habitual antes de la exposición. Y el uso de ropas con buena transpiración que cubran la mayor parte del cuerpo, en especial la cabeza, la cara y los ojos.

Por otro lado, los riesgos psicosociales requieren especial atención...

Ante factores de riesgo psicosocial, las empresas deberán adoptar medidas correctoras, bien para eliminarlos o para reducir la intensidad de su exposición. Los principales factores psicosociales son el contenido y características del trabajo, la carga y ritmo del mismo; el tiempo de trabajo; participación y control; la cultura de la organización; ambiente y equipos de trabajo; las relaciones personales en este ámbito; el rol en la organización; el desarrollo profesional y la interacción de vida personal-trabajo.

¿Se hace necesario velar por la salud mental de los trabajadores?

Por supuesto, tal como establece la OMS: salud física, mental y social. De un tiempo a esta parte, la salud mental está teniendo más repercusión mediática. Pero desde IMQ Prevención ya veníamos observando desde antes de la pandemia un afloramiento de las problemáticas derivadas de los factores psicosociales, especialmente los relacionados con las relaciones personales en el trabajo y la cultura de la organización (comunicación deficiente, apoyo insuficiente, falta de definición de objetivos falta de desarrollo profesional) entre otros. Lo que puede dar lugar a la aparición de los riesgos psicosociales: estrés laboral, conflicto, acoso laboral y violencia en el trabajo, que se materializan mediante trastornos emocionales, cognitivos y fisiológicos.

¿Cuál es el principal mensaje que lanzan desde IMQ Prevención en el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo?

Nuestro principal mensaje gira en torno a la necesidad de crear una cultura de prevención en la empresas. La prevención es la clave para evitar accidentes laborales, enfermedades profesionales y otros riesgos relacionados con el trabajo. Por ello, instamos a las empresas a adoptar un enfoque proactivo hacia la seguridad y la salud, integrando prácticas y políticas que prioricen la prevención de riesgos en todas las actividades laborales.