El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, afirmó ayer que percibe un “cambio” con respecto a la posibilidad de mejoras en el marco regulatorio y fiscal en España y se mostró un “poco más positivo”, después de haber cargado en los últimos tiempos contra la posibilidad de prolongarse en el tiempo el impuesto especial del Gobierno español sobre las energéticas.

En una presentación ante analistas del nuevo plan estratégico de la compañía, Imaz señaló su confianza en que de “algún modo las cosas podrían cambiar a corto plazo” teniendo en cuenta el discurso del Gobierno central de la necesidad de invertir en el sector energético en el país. “Tengo un poco más de perspectiva positiva de la que tenía algunas semanas atrás sobre eso. Pero vamos a esperar, vamos a ver”, dijo.

Repsol obtuvo un beneficio neto de 3.168 millones de euros en 2023, un 25,5% menos que el ejercicio anterior, por los menores precios del crudo y el gas, que en 2022 se dispararon por el conflicto de Ucrania.

Según informó ayer la casa matriz de Petronor, el beneficio neto ajustado, que mide específicamente la marcha de los negocios, descendió en 2023 un 26%, hasta los 5.011 millones de euros.

El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, dijo que 2023 ha sido “un año extraordinario”, alcanzado los 7.064 millones de euros de flujo de caja de las operaciones, la segunda mayor cifra en la historia de la compañía y eso en medio de un entorno “incierto y volátil”.

Las inversiones de Repsol en 2023 fueron de 6.167 millones de euros, un 43% de ellos (más de 2.600 millones) a proyectos en la península Ibérica y un 3 % a activos de generación renovable. Entre esas iniciativas, la petrolera destacó la apuesta por “el complejo industrial de Bilbao”, donde “reforzará la competitividad de sus instalaciones para mantenerlas entre las más avanzadas del mundo y creará nuevas iniciativas bajas en carbono”. El hidrógeno verde es uno de los grandes protagonistas de las inversiones previstas para Muskiz.