El Observatorio Vasco del Emprendimiento (OVE) ha publicado una nueva edición de su informe anual, en el que constata importantes avances pero también como algunos problemas ya existentes se están enquistando. Entre los primeros, los datos que sitúan a Euskadi con una valoración en esta materia que supera la media de la Unión Europea, con una última mejora en el apartado de la iniciativa industrial y empresas que cada vez crean más empleos. Asimismo, se observa una tendencia creciente en aspectos como la innovación y la sostenibilidad. No obstante, al mismo tiempo, el documento, elaborado a partir de más de 4.000 entrevistas y con la colaboración de la UPV/EHU y Mondragon Unibertsitatea, también refleja los “déficits históricos” a la hora de introducir el emprendimiento como un elemento más a tener en cuenta en la orientación estudiantil en las aulas. Y es que, en la franja de edad entre los 25 y los 34 años, los resultados son opuestos a los tramos siguientes, en los que la opción de emprender está mucho más consolidada. La presidenta del Observatorio, la profesora de la Economía de la UPV/EHU María Saiz, reflexiona sobre el estado del emprendimiento en Euskadi.

¿Cual es la situación general del emprendimiento en Euskadi?

Después de años de impulso y de políticas de apoyo tenemos un ecosistema bastante maduro, que nos está enseñando lo que nos está frenando y lo que nos está impulsando. Los valores de comparación que se reflejan en el informe no son coyunturales. Que el entorno vasco sea el mejor valorado en el espectro estatal y uno de los mejores en el plano internacional es un dato que habla por sí solo. Disponemos de factores positivos muy fuertes, como buenas infraestructuras y un apoyo institucional decidido. El crecimiento de la actividad emprendedora es estable y hace más valiosos los datos relativos a creación de empleo e innovación. Pero, por otra parte, desde hace años tenemos recortado el potencial de largo plazo por una situación de déficit en la educación primaria y secundaria. Esto no se cambia de hoy para mañana. Es ahí donde hay que poner el foco, en generar el talento juvenil.

El informe destaca un gran crecimiento de los negocios abiertos en el sector industrial. ¿Son las energías renovables y las nuevas tecnologías los campos con más oportunidades de futuro?

Sí, vemos que desde hace dos años se están creando numerosas empresas de carácter tecnológico, de energía limpia e industria circular. Va en línea, además, con los datos de sostenibilidad medioambiental, que cada vez son más influyentes. La persona emprendedora es una persona soñadora que, además de una intención económica, busca realizar una vocación profesional.

El cooperativismo es un ejemplo de la fortaleza emprendedora en Euskadi. ¿Se está logrando mantener esa tradición en un contexto económico tan cambiante como el que estamos viviendo?

“Disponemos de factores positivos muy fuertes, como buenas infraestructuras y un apoyo institucional decidido”

La cultura empresarial se divide en dos fenómenos. Tenemos una parte de la población que está emprendiendo de manera decidida, y como resultado tenemos empresas fuertes que generan empleo con un nivel salarial importante. No obstante, esa bonanza ha generado un panorama de no necesidad. Es decir, que parece que ya no existiera la necesidad de seguir emprendiendo. Como sociedad, estamos en una zona cómoda pero que necesariamente tiene que volver a despertar. Tenemos una edad muy avanzada entre las personas que lideran nuestras empresas. Tenemos que rejuvenecer ese colectivo y hay que hacerlo partiendo de las aulas. Ese colectivo tiene una edad avanzada a la que es necesario suceder para mantener una economía potente. Ese reto educativo, de rejuvenecimiento de la persona empresaria, es un reto muy importante.

Se han producido avances en la igualdad de género, ya que el número de hombres y mujeres que emprenden es prácticamente similar, pero en otros aspectos se mantiene la brecha, como el desequilibrio por sectores. Esto se aprecia en las profesiones vinculadas a los servicios intensivos en conocimiento, con actividades como consultoría e ingeniería en las que la presencia masculina es mayor. ¿Cómo incentivar el interés de la mujer por estos sectores de emprendimiento?

Volvemos al motivo educativo. El emprendimiento está relacionado con el grado universitario o de Formación Profesional que hayas escogido. Si no eliges un grado tecnológico, no vas a emprender un negocio en ese campo. Es necesario invertir en educación, sabiendo que la reversión en datos va a llevar tiempo. La política educativa es de paciencia y de largo plazo. Sin embargo vemos en el informe, por segundo año consecutivo, un importante papel de la mujer tomando la sucesión en el mando, tanto de empresas industriales como en el sector primario. Se ve que cada vez más mujeres están asumiendo la dirección de esas explotaciones agrícolas y ganaderas. La política educativa es de largo plazo y requiere paciencia.

Según el informe, mientras que antes la razón principal para emprender era la de aprovechar una oportunidad para mejorar la posición económica o establecer un legado para generaciones posteriores, ahora la gran motivación es que es “la vía para ganarse la vida ante la ausencia de otro trabajo”. ¿Cree que es un síntoma de cierta ansiedad del trabajador dentro del mercado laboral?

Como sociedad está claro que existe más ansiedad que antes. Antes, las crisis venían cada cierto tiempo y ahora parece que estamos en una permanente: covid, energía, guerra en Ucrania... Hay mayor ansiedad por una falta de estabilidad. También estamos viendo que en los últimos años se han producido algunos cierres empresariales que han dejado fuera del mercado laboral al colectivo de mayores de 55 años, y que ese grupo también ha empezado a emprender. A esa edad la motivación es esa necesidad.

El informe también refleja un fuerte estancamiento entre los jóvenes a la hora de emprender. ¿Cómo resolver ese déficit?

Es clave una acción valiente en la orientación que se hace en la educación secundaria. No hay una orientación específica al emprendimiento. Por lo general, se guía a los estudiantes hacia estudios que luego te van llevar a un empleo por cuenta ajena. Pero a veces esa opción escogida no se materializa en una realidad. Al que estudia Arquitectura nadie le ha dicho antes que su traslación profesional va a pasar por ser autónomo, o a quien estudia Periodismo nadie le ha advertido que su futuro puede pasar por ser freelance... También pasa con profesionales de la Psicología. Hay numerosas profesiones cuyo futuro pasa muchas veces por emprender, pero en la secundaria ese elemento no existe. La formación de profesorado para atender esta materia de forma transversal es clave.

Además, se antoja primordial dar una sucesión a los emprendedores que ya enfilan la hora de su retiro.

La educación debe impulsar el emprendimiento juvenil. No necesariamente debe pasar por crear una nueva empresa, sino por asumir el mando de una ya consolidada que está creando riqueza y empleo. El empresario emprendedor tiene derecho a jubilarse sabiendo que ha dejado a la empresa y a sus trabajadores en buenas manos. Se necesitan programas de sucesión que mezclen generaciones para comprobar qué grado de liderazgo hay en ese sector. Hay que estudiar qué politicas se pueden desarrollar para incorporar más talento joven. Tenemos que rejuvenecer el colectivo emprendedor y hay que hacerlo partiendo de las aulas. l