La afiliación a la Seguridad Social es un componente fundamental para el sostenimiento de las pensiones. Aunque la tasa de temporalidad en el mercado laboral ofrece aún grandes resistencias a su reducción, lo cierto es que las listas de cotizantes constituyen un ejemplo de la recuperación económica iniciada tras la superación de la crisis de la pandemia. Así, en la primera quincena del presente mes, Euskadi superó por vez primera el millón de afiliados a la Seguridad Social, un dato que se inscribe dentro del buen momento que, en todo el Estado, atraviesa el empleo y que está permitiendo amortiguar los problemas que están castigando a las economías domésticas, como la inflación de energía y alimentos o la subida de las cuotas hipotecarias.

En concreto, en su balance de afiliación a las listas de la Seguridad Social de mitad de mes, el informe del Ministerio que encabeza José Luis Escrivá recoge que, a día 15 de mayo, había un total de 1.003.069 cotizantes en la CAV. El mes pasado se cerró con un total de 997.244 personas en los distintos regímenes de la Seguridad Social, dato que a su vez ya suponía el mejor de la historia. La diferencia es que, aunque la exposición de Euskadi al turismo es menor que en otras comunidades, en abril esa estadística de afiliación vino después de computar el efecto de la Semana Santa. Por Territorios Históricos, el millón de cotizantes se reparte entre 502.920 en Bizkaia, 334.501 de Gipuzkoa y 165.648 de Araba. En un año, la CAV ha ganado cerca de 20.000 trabajadores cotizando en la Seguridad Social. Antes de la pandemia, en el año 2019, Euskadi obtuvo valores máximos de afiliación, rozando también el millón de cotizantes. Se recuperaba así el terreno perdido en los primeros años de esa década.

En los cuatro primeros meses de este año la afiliación ha crecido un 0,9% en Euskadi, un ritmo inferior al 2,6% establecido en la media del Estado. No obstante, como subraya Josu Ferreiro, profesor de Economía de la UPV/EHU, “aunque en Euskadi la creación de puestos de trabajo ha sido inferior, se trata de un empleo de más calidad”.

Claroscuros

“Nuestra estructura productiva, por la fuerte presencia de la industria, hace que el mercado laboral presente unas menores tasas de temporalidad, mientras que a nivel estatal la ocupación es mayor en el sector servicios, que es más estacional por estar vinculado al turismo”, explica el docente de la UPV/EHU. ¿Qué ha ocurrido para que el empleo haya experimentado este crecimiento, que supera incluso los volúmenes previos a la Gran Recesión? “Ha habido un efecto rebote de la economía tras la pandemia. Se crece mucho porque se cayó mucho”, indica Josu Ferreiro. Sin embargo, conviene atender a los matices, que revelan que, en términos generales, “se está reduciendo la contratación temporal, pero la sube la de tiempo parcial”, incluso dentro de los indefinidos, remarca Ferreiro. “Y también los fijos discontinuos”, añade el docente.

Dos velocidades

Además, existen otros riesgos. Uno de ellos es la “dualidad” de la evolución empresarial, explica Ferreiro, “una situación en la que las grandes empresas tienen más posibilidades de sobrevivir, frente al tejido de las pymes, que están atravesando más problemas. En Euskadi tenemos empresas muy competitivas, en especial en el ámbito de la industria, pero están lastradas por su pequeño tamaño, que les resta potencial”. Y otra circunstancia desalentadora tiene que ver con la destrucción de empleo en el trabajo por cuenta propia. “Pequeñas empresas del sector servicios compuestas sobre todo por autónomos”, un sector que “no se recupera”.