El año 2023 se presenta como un ejercicio sinuoso para la economía. Hay pronósticos más optimistas y otros más sombríos, pero los consensos entre los analistas apuntan a una desaceleración general del crecimiento en la primera mitad de 2023, aunque sin caer en la temida recesión. Eso sí, la inflación seguirá presente como el indeseable compañero de viaje de particulares y empresas, sobre todo en esos seis meses. La segunda mitad de año se prevé más beneficiosa, con más crecimientos y menos azote de los precios, pero siempre bajo la influencia de las implicaciones de distintos acontecimientos internacionales como la guerra de Ucrania, la crisis energética, la nueva ola de covid en China o episodios climáticos de calor extremo. Mikel Casares, catedrático de Economía de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) y Massimo Cermelli, profesor de Economía de Deusto Business School, dan algunas claves para entender qué se puede esperar del nuevo año en materia económica.

CRECIMIENTO

Ambos expertos coinciden en destacar que los primeros meses de 2023 van a estar marcados por la desaceleración en el crecimiento, aunque descartan que se produzca una recesión técnica, la cual requeriría dos trimestres consecutivos con caídas en el PIB. Eso sí, “el primer trimestre del año no va a ser para echar cohetes”, matiza Cermelli. “Es muy probable que Alemania, Francia e Italia sí caigan en una recesión, pero España la esquivaría”, añade el profesor de Deusto. Algo bueno, pero que viene derivado de una circunstancia negativa: “España es una economía con poco peso de su sector industrial, al contrario que esos países, que sí van a sufrir más el impacto de la crisis energética. No obstante, se espera que sea una recesión rápida”. En su última revisión, el Banco de España ha bajado en una décima, hasta el 1,3%, su estimación del PIB en el Estado en el año 2023 ante el empeoramiento de la situación exterior. El organismo calcula un primer trimestre de año en la misma línea que el que se ha cerrado, y que crecería un 0,1%.

INFLACIÓN

Este va a ser uno de los apartados que más influencia va a tener sobre los demás. De los últimos informes de administraciones y organismos se extrae que el PIB se está contrayendo, y la inflación parece que también, lo que en su caso es positivo para la economía. La tasa del IPC de noviembre (6,8%) es significativamente menor que la de los meses de verano, cuando superó el 10%. No obstante, los economistas advierten del riesgo de normalizar porcentajes de subidas de precios tan altos. De cara al nuevo año, “podría caer hasta el entorno del 3% o el 4%”, subraya Mikel Casares, de la UPNA. “Tener un IPC más bajo permite que precios y salarios no suban a tasas excesivamente altas y que por tanto no caigamos en el problema de la inflación de segunda ronda”, añade el docente. Y, en ese sentido, las tablas de energía y alimentos son las que han visto crecer más la inflación en el último año y medio. “La previsión es que los precios de la energía hayan alcanzado ya sus máximos, pero en el campo de los alimentos soy más pesimista, porque el incremento de sus precios suele llegar con más retraso que el resto. De hecho, en estos últimos meses se está trasladando buena parte de la subida de la energía a otros bienes, como la cesta de la compra”, dice Casares. “El problema de los precios de los alimentos va a seguir tensionando los hogares en los próximos meses, y cuando bajen lo harán lentamente”, pronostica Massimo Cermelli. BBVA Research, el servicio de estudios de la entidad financiera, prevé que el IPC crezca, en promedio, un 4% en 2023, después de que este año lo haga, a falta de comunicarse el dato de diciembre, en un 8,5%. Es decir, que la inflación se modera, pero a paso lento y después de un año difícil. A lo que hay que añadir, en su caso, que la actualización de las cuotas hipotecarias supondrá una mayor carga financiera para las familias.

TIPOS DE INTERÉS

Mikel Casares vaticina nuevas subidas por parte del Banco Central Europeo, “aunque a ritmos más calmados”. En la actualidad, tras el último aumento del mes pasado, los tipos de interés se sitúan en el 2,5%. Unos nuevos incrementos “perjudicarían más a España, porque su inflación no es tan elevada como en otros países”, advierte el docente de la UPNA. “La segunda mitad del año va a ser más tranquila para la economía, porque previsiblemente se saldrá de esa desaceleración y el IPC se irá corrigiendo. Va a ser un año con luces y sombras, con una mejora a partir de verano”, augura Massimo Cermelli. Será interesante también comprobar qué evolución mantiene el euríbor, el tipo de interés al que están vinculadas las hipotecas a tipo variable. Tras arrancar el año en el -0,4%, va a cerrar 2022 en el entorno del 3,2% y no se descarta que alcance el 3,5% en los próximos meses.