BILBAO - Las expectativas de las empresas vascas respecto al cuarto trimestre de este año han mejorado un 1% respecto a las del trimestre anterior, un ligero crecimiento que tiene un gran valor en el actual contexto de desaceleración económica. En concreto, el índice de confianza empresarial de Euskadi se ha situado en 52, según la última encuesta hecha pública ayer por el Departamento de Estudios de Laboral Kutxa.

¿Qué ha ocurrido para que las compañías perciban que el clima va a ser más propicio para su actividad en el tramo final del año? Todo apunta a que la entrada de pedidos sigue dándose a buen ritmo y, a pesar de que la incertidumbre persiste, se percibe que las sombras no están enfriando las producciones tanto como podía temerse.

El análisis de expectativas de Laboral Kutxa arroja incrementos en todos los indicadores parciales. Las expectativas de facturación crecen casi dos puntos y medio respecto al tercer trimestre hasta el 56,8 y las previsiones de entrada de pedidos avanzan hasta el 55,3. También mejoran los precios de venta de los productos, en este caso hasta los 50 puntos (2,3 más), y por consiguiente se intuye que la rentabilidad de las empresas mejorará.

Por todo ello, suben ocho décimas las expectativas de aumentar plantilla (52,1 puntos) y de elevar el ritmo de inversión (50,8). El único indicador que retrocede es el que refleja las previsiones de actividad (47 puntos, tras perder 1,7 respecto al tercer trimestre), lo que podría interpretarse como un avance de una menor cadencia de producción de cara al próximo año.

En lo relativo a este último trimestre del año, la suma de todos los indicadores anteriormente detallados sitúa el Índice de Confianza en los 52 puntos, lo que supone frenar la tendencia iniciada en el tercer trimestre, cuando las expectativas se desplomaron desde los 57,4 puntos antes los 51 puntos. Si aquel retroceso fue traducido como la llegada de las primeras curvas a la economía vasca, la ligera mejora de ahora cabría interpretarse como un impacto menor de lo previsto.

Con todo, el índice de expectativas de Laboral Kutxa está muy por debajo del máximo, alcanzado en el análisis de cara al segundo trimestre del año pasado cuando se situó en los 61,7 puntos. A partir de entonces el cóctel Brexit, guerra comercial EE.UU.-China, frenazo de Alemania e incertidumbre política por el auge de los populismos ha enrarecido la atmósfera económica y ha frenado el ritmo de crecimiento mundial.

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