BILBAO - La economía alemana lleva varios meses acumulando datos negativos y ayer le tocó el turno al comercio exterior, que anotó el pasado mes de junio la cifra más baja de exportaciones de todo el año. El volumen de ventas sigue siendo notable (106.100 millones de euros), pero se registró una caída de un 8% respecto a junio de 2018, mientras que el retroceso de las importaciones fue de un 4,4% interanual. Una evolución que se suma a la batería de malos datos macroeconómicos de las últimas semanas y que alimenta los análisis que apuntan a una ligera contracción del PIB de la locomotora europea en el segundo trimestre.

Alemania es el segundo destino de las exportaciones de Euskadi y las empresas vascas tendrán que seguir con atención los acontecimientos para evitar verse arrastradas. Así lo sugirió ayer a DEIA Ángel Landabaso, asesor de Internacionalización del Gobierno vasco, quien considera necesario poner en marcha en Euskadi una mesa de análisis similar a la que sigue el bloqueo del Brexit.

Los expertos estiman que la economía alemana está recibiendo ya el impacto indirecto de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Un quebradero de cabeza que se suma a los problemas del sector de la automoción y que podría haber abierto una nueva puerta, la de la contracción del PIB, una vez superada la fase de desaceleración. La oficina federal de estadística, Destatis, publicará el próximo miércoles el dato oficial del segundo trimestre y si es finalmente negativo volverá a avivarse el fantasma de una recesión en la primera economía del euro.

Ya ocurrió el año pasado cuando, tras una caída de dos décimas en el tercer trimestre, se evitó la recesión técnica -dos trimestres en negativo- con un comportamiento plano (0,02%). Alemania salvó entonces los muebles, pero la casa quedó en muy mal estado y ni siquiera el crecimiento de cuatro décimas en el arranque de este año ha conseguido que sea más habitable. La prueba más palpable son las estadísticas que se han publicado las últimas semanas en el país. Caída de la producción industrial, retroceso en las ventas del comercio, aumento de la insolvencia empresarial... gota a gota se llena el vaso y parece difícil evitar la contracción en el segundo semestre.

En el caso del comercio exterior, el balance de junio fue malo en todas las vertientes. Las exportaciones alemanas a la Unión Europea disminuyeron un 6,2% interanual, hasta 63.500 millones, de los que 40.600 millones correspondieron a ventas a países de la zona euro, un 5,6% menos que el año pasado. Por su parte, las exportaciones hacia países ajenos a la UE se hundieron un 10,7%, hasta 42.600 millones de euros.

descenso de las importaciones En cuanto a las importaciones, Alemania compró a los países de la UE bienes por valor de 53.300 millones, un 1,1% menos que en junio de 2018, incluyendo 35.000 millones importados desde la eurozona, un 0,3% menos. A su vez, las importaciones desde terceros países cayeron un 8,9% interanual (36.000 millones).

En ese contexto, el asesor de Internacionalización del Gobierno vasco, Ángel Landabaso, advirtió ayer en declaraciones a este diario de que “los nubarrones que hay en el horizonte son peligrosos” y que lo más preocupante es que Europa “no tiene en estos momentos instrumentos para combatirlos” debido a que la Comisión Europea no estará en marcha hasta finales de año. Por ello, considera que los europeos “van a pagar al final” la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Se da la circunstancia además que la desconexión del Reino Unido está prevista para el 31 de octubre, un día antes de que constituya la Comisión Europea, y Landabaso cree que Euskadi, a su escala, no puede esperar tanto tiempo para al menos realizar un análisis de lo que puede suceder. La situación política de algunos países -fracaso de la formación de Gobierno en España y posibles elecciones en Italia- añaden más tensión a los “nubarrones comerciales” y del Brexit y ocurre que Europa va a afrontar esa situación “tan delicada” en medio de un “ínterin” institucional.

Por ello, estima que es necesario crear un foro en Euskadi en el que empresas y Gobierno estudien la situación. “La economía de Euskadi tiene dos problemas generales: somos muy pequeños y dependientes de unos pocos sectores que están en una situación tremenda de crisis, casi para reinventarse, como ocurre con el automóvil. En cambio, tenemos músculo financiero y tecnológico para movernos, hay bastante más que en otros sitios, pero hay que utilizarlo bien”, afirma.

Con esa herramienta de análisis de la guerra comercial y de los problemas de las primeras economías europeas se reforzaría el puzle iniciado con la mesa del Brexit, que “es una pieza de algo más grave”.

Landabaso añade sin embargo que no todo son noticias negativas. Es cierto que, si se materializa la huida británica, Europa “perderá un socio económico muy importante”, sin embargo el acuerdo con Mercosur facilita a Euskadi la relación comercial con “socios tradicionales” y por ello “hay que unir todas las piezas para saber por dónde ir”.