BILBAO - La industria europea se resfría, Euskadi empieza a estornudar y aumenta el riesgo de contagio. La incertidumbre política y económica lleva varios meses atenazando a las locomotoras europeas, que han frenado su crecimiento hasta el punto de que da la impresión de que las primeras unidades del convoy ni siquiera avanzan. En el caso de la industria vasca, muy dependiente de la tracción de Francia y Alemania, el arranque del año evidencia un frenazo que no por esperado deja de ser inquietante.

El Instituto Nacional de Estadística hizo públicas ayer las estadísticas de facturación y de entrada de pedidos de la industria relativas a abril. Transcurridos cuatro meses, un tercio del año, se confirma el salto a un escenario con menor dinamismo.

Las ventas de las fábricas vascas cayeron en abril por primera vez en lo que va de año en términos interanuales. El retroceso fue de un 4,7% en comparación con abril de 2018 y de casi un 9% respecto al pasado mes de marzo. El mal dato se llevó por delante casi todo el avance generado en el primer trimestre, que se cerró con un crecimiento anual acumulado del 2,7%. El dato bajó en abril hasta el 0,8%, un comportamiento plano.

entrada de pedidos La tendencia es similar en el conjunto del Estado, si bien menos acusada. De modo, que Euskadi ha pasado de ser una de las comunidades más dinámicas a estar por debajo del crecimiento medio. El análisis de las carteras de pedidos es más favorable. Aunque también perdieron fuelle en este capítulo, las fábricas de la CAV acumulan un incremento de algo más del 3% en la entrada de encargos.

Como ocurre con las ventas, la industria vasca es superada por la del conjunto del Estado en este capítulo y pasa de duplicar el ritmo de España a situarse punto y medio por debajo. La base de negocio a futuro sigue creciendo, que es lo más importante, pero el dato de pedidos de abril enciende una primera luz en el cuadro de control y habrá que vigilar la intensidad de la desaceleración.

Son los síntomas de una serie de factores que se han convertido en el leit motiv de cualquier análisis económico en la eurozona. El Brexit sigue sin resolverse, el populismo euroescéptico gana espacio y la guerra comercial entre Estados Unidos y China se intensifica. Estas cuestiones se suman a un nuevo escenario de menor crecimiento económico después de varios años de avance del tren del euro a velocidad de crucero.

El Índice de Compras de la Industria (PMI, en sus siglas en inglés) es la principal referencia que utilizan los analistas para certificar la salud del sector manufacturero europeo y está en estos momentos en mínimos desde el inicio de 2013. Una circunstancia que penaliza a las fábricas vascas por su gran exposición a las primeras economías del euro. Las empresas británicas también forman parte del grupo de socios de cabecera de las compañías vascas y la incógnita del Brexit no ayuda en ese frente. De modo que entre los principales clientes comerciales de Euskadi solo EE.UU. está creciendo a buen ritmo, condicionado eso sí por el fuego cruzado de aranceles con China.

sector servicios La buena noticia es que la economía vasca está amortiguando la menor intensidad de la industria y las exportaciones con el dinamismo del consumo interno. La evolución del sector servicios refleja ese cambio en el liderazgo. El volumen de negocio de las actividades terciarias acumula en Euskadi un crecimiento anual del 5% entre enero y abril.

Según la estadística del INE, el ritmo de los servicios es muy estable y está en línea con el del conjunto del Estado. Lo mismo ocurre con el empleo, que ha crecido en el sector cerca de un 2% en el primer tercio del año en la CAV.