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Cajas de resistencia, el pulmón sindical en las huelgas

Tras ELA y USO, el resto de centrales han tratado de activar fondos fijos de solidaridad para sostener los conflictos, aunque solo LAB creó una ‘borroka kutxa’ que utiliza para pagar multas

Cajas de resistencia, el pulmón sindical en las huelgasOskar González

bilbao - Aunque las cajas de resistencia se usan desde que existen conflictos laborales, en estos momentos solo algunos sindicatos cuentan con un fondo permanente de dinero para apoyar a afiliados en huelga. Además de ELA, a nivel estatal utiliza de manera recurrente la caja de resistencia el sindicato USO, si bien esta herramienta ha sido construida en muchos conflictos por iniciativa de los propios trabajadores, tanto en Euskadi como en otros territorios del Estado. En cuanto al resto de grandes centrales, hace años que abrieron el debate sobre la necesidad de contar con una caja fija, pero a día de hoy el plan o bien sigue en el cajón o se ha activado solo parcialmente.

Así, por ejemplo, en los estatutos del sindicato LAB aparece entre los derechos del afiliado solicitar la aportación de la borroka kutxa “cuando se cumplan los requisitos fijados”, si bien su utilización es muy puntual y de forma muy distinta a la de ELA. Desde la central de la izquierda abertzale explican que la borroka kutxa, que se puso en marcha en 2011, se utiliza normalmente para pagar multas que puedan surgir en el desarrollo de movilizaciones y no para pagar a los afiliados en huelga. Únicamente en conflictos muy largos y “potentes” se podría echar mano de la caja, pero para hacer frente a situaciones particulares extremas y con aportaciones básicas de unos 600 euros.

CC.OO. y UGT de Euskadi, críticos con cómo utiliza ELA su caja de resistencia, abrieron en la década pasada un debate intenso sobre la necesidad de contar con un colchón económico de este tipo, pero a día de hoy no han puesto en marcha la iniciativa. En todo caso, en conflictos puntuales de mucha envergadura afiliados de ambos sindicatos han organizado colectas para respaldar los ingresos de los huelguistas.

La actual secretaria de CC.OO.-Euskadi, Loli García, ha reconocido que la posibilidad de montar una caja propia sigue sobre la mesa y que podrían darse pasos próximamente. Como UGT, la central de Loli García notificará a la Hacienda vizcaina que no ha hecho pagos a afiliados en huelga en los últimos cuatro años.

El requerimiento del ente foral vizcaino no ha pillado desprevenido al sindicato USO, cuya Caja de Resistencia y Solidaridad (CRS) ha abonado a nivel estatal más de cinco millones de euros en los últimos 20 años. Desde LSB-USO explican que Hacienda ya controla desde hace años los pagos que se hacen desde la caja y aseguran que en las últimas semanas no han recibido ningún requerimiento desde la Hacienda foral vizcaina en ese sentido -tampoco LAB ha recibido una carta pidiendo información sobre los pagos de la borroka kutxa-.

19 millones en cuatro años Lo cierto es que, aunque hay un consenso sobre la necesidad de contar con un dinero extra para hacer frente a imprevistos, la caja de resistencia de ELA levanta ampollas entre el resto de centrales. La realidad es que los afiliados del sindicato mayoritario, que destinó entre 2012 y 2016 más de 19 millones a la caja, están en una posición ventajosa respecto al resto de trabajadores a la hora de aguantar una huelga. Al margen de que esto pueda acarrear divisiones, es evidente que la caja convierte a ELA en una organización más atractiva y que el resto parten un pasito por detrás en la carrera por la afiliación.

En todo caso, para que ELA recurra a la caja de resistencia es necesario que el conflicto cuente con el respaldo mayoritario de los trabajadores y que, entre estos, más de la tercera parte estén afiliados. La paga básica es de 866 euros, que puede ascender hasta los 1.733 si el conflicto se considera estratégico. Para tener derecho a la indemnización completa es necesario contar con una antigüedad como afiliado de seis meses.

En el caso de USO, abona el 100% del salario en una huelga o en caso de despido por motivos sindicales con tres meses de antigüedad como afiliado, y cubre también indemnizaciones en caso de invalidez o fallecimiento.

Por otro lado, es común la constitución de cajas de resistencia por los propios trabajadores en conflictos concretos, como ocurrió con las contratas de Movistar o, a nivel estatal, en las huelgas de Coca Cola o Panrico.