BILBAO - La historia reciente de Sidenor está jalonada por tres hitos, tres operaciones de venta. El grupo ha cambiado de manos cada diez años desde 1995. Un grupo de inversores liderados por Sabino Arrieta -viceconsejero de Interior en la década de los 80- compró al Estado por 13 millones de euros lo que quedaba de Aceros Olarra, Echevarría, Aceros de Llodio y Pedro Orbegozo, aglutinadas bajo la marca Acenor.
El último Gobierno de Felipe González había decidido privatizar el grupo y Arrieta se apoyó en empresarios vascos y un socio italiano, Rodacciai, para hacerse con el control. En 1996, ya bautizada como Sidenor, la compañía obtuvo sus primeros beneficios y los inversores empezaron a recuperar su dinero.
Arrieta decidió situarse en segundo plano en 2004 y cedió la presidencia a Antón Sustacha, mientras que José Antonio Jainaga, que había entrado en el grupo en 1998 y que era ya director general, fue nombrado consejero delegado. Un año después, en 2005, el grupo Gerdau, en principio más interesado en controlar una acería en Brasil que pertenecía a Sidenor, compró toda la compañía por 446 millones. Eran los años previos a la crisis y la economía brasileña crecía a gran velocidad. Lo que no esperaba Jorge Gerdau, el alma del grupo siderúrgico sudamericano, es que iba a recuperar gran parte de la inversión con los beneficios de los dos ejercicios siguientes. Fueron años en los que la multinacional brasileña apostó con fuerza por sus plantas en Euskadi, que iba a ser su “puerta” a Europa.
La recesión europea aparcó proyectos y la crisis brasileña ha obligado a Gerdau a vender los negocios más rentables y a hacer caja con Sidenor por menos de la mitad del precio de compra. - DEIA