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El dinero vuelve a la industria

tres empresas, apoyadas en su arranque por la sociedad de capital riesgo de la diputación de bizkaia, perciben síntomas de mejora en las líneas de financiación

El dinero vuelve a la industriaFoto: José María Martínez

BILBAO - Frente al espejo de la estadística, tres empresarios vizcainos ponen rostro a un coro al que se suman cada vez más voces. La financiación ha vuelto a fluir en los cauces de la economía, en lo que se intuye como un paso definitivo hacia la recuperación. El río baja con poco caudal y no sacia la sed de todos, pero tras el primer chorro, que llegó a las empresas grandes y medianas más solventes, la corriente del dinero llega ahora también a las pequeñas compañías, básicamente a las que no ofrecen grandes riesgos. La asignatura pendiente sigue siendo el precio, porque las condiciones de algunos bancos son “leoninas”.

Azucena Castro (directora general de Owl), Clarisa Salado (gerente de Innoprot) y Aitor Alapont (gerente de P4Q) explican a DEIA sus expectativas de crecimiento. Coinciden en que la situación mejora, aunque no al ritmo que les gustaría, y en que hay más dinero circulando a las puertas de las empresas. También comparten lazos de parentesco. Las tres compañías han contado con el apoyo de Seed Capital, la herramienta de capital riesgo de la Diputación de Bizkaia, en su puesta en marcha.

Sin ese paraguas su nacimiento habría sido más traumático y, posiblemente, el ritmo de crecimiento, más lento. Estranguladas hasta el límite por la crisis, muchas empresas han tenido un salvavidas en la semilla financiera de la Diputación foral, que ha cumplido esta semana 25 años de acompañamiento a la actividad productiva. Otras, como estas tres que relatan su experiencia, se han mantenido e incluso han ganado tamaño durante la tormenta de la recesión.

La duda es hasta dónde habrían podido llegar si su corta vida no se hubiera visto marcada por uno de los ciclos económicos más destructivos de la historia.

bienes de alto valor añadido Innoprot y Owl operan en uno de los sectores con mayor progresión, la biotecnología. Los analistas, los empresarios o el Gobierno vasco han situado esta actividad en uno de los ejes de desarrollo del futuro, en el camino de la nueva revolución industrial: la búsqueda de bienes de alto valor añadido con los que competir con los bajos costes de las empresas de otros países.

Sin embargo, sus productos están cerca de lo intangible para la banca. Owl desarrolla sistemas de diagnóstico precoz de enfermedades, mientras que Innoprot es proveedora de sistemas celulares in vitro para ensayos en el desarrollo de fármacos. Son fabricaciones complejas que en época de crisis resultan inteligibles para la visión excesivamente economicista de muchos directivos bancarios.

Sin embargo esta actividad requiere de “mucha inversión” para financiar la labor de laboratorio, que no siempre ofrece resultados y que apenas luce en el escaparate de la economía. La directora general de Owl explica que la presencia de capital de la Diputación de Bizkaia a través de Seed le ha permitido a su empresa atraer a otros inversores y con esa estructura de accionariado público-privado ha logrado, en líneas generales, la financiación que requería para continuar con la evolución natural de la compañía.

Fundada en 2002, Owl se trasladó al Parque Tecnológico de Bizkaia en 2005 y dos años después abrió sus puertas a la entrada del capital de la Diputación. El programa de asistencia de Seed contempla una permanencia en el accionariado de siete años, pero Owl ya está hablando con Bizkaia de cara a una segunda etapa de acompañamiento.

Radicada también en Zamudio, Innoprot nació justo con la crisis, ha cumplido este ejercicio siete años de vida, y contó con la asistencia de Seed Capital desde su inicio. Ha conseguido atravesar la crisis con la plantilla intacta y considera que ha llegado el momento de volar sola y propiciar la salida del capital foral de su accionariado.

“La presencia de la Diputación nos ha permitido ganar capacidad crítica para buscar vías de financiación. El acompañamiento ha sido importante, porque sin inversión no tendríamos producto que vender”, subraya Clarisa Salado.

En Alonsotegi, Professional For Quality (P4Q), es una empresa especializada en ingeniería y fabricación de productos y sistemas electrónicos. Exporta circuitos integrados para el sector ferroviario, la automoción, aeronáutica y las energías renovables, entre otros. Chocó contra el muro del bloqueo de la financiación a la hora de abrir una fábrica en EE.UU. pero mantuvo el proyecto vivo y la planta se inauguró en 2012 con cuatro empleados. Hoy tiene 30.

internacionalización Para P4Q la situación ha cambiado ahora radicalmente. De hecho, su gerente, Aitor Alapont, acaba de firmar un crédito de 200.000 euros con un banco que ha llamado a su puerta ofreciendo unas condiciones irrechazables. No necesita el préstamo, pero lo ha formalizado y analiza cómo invertirlo. En el caso de P4Q ya se ha materializado la salida de la Diputación de Bizkaia de su accionariado y el “fuerte apoyo” de la banca le permite tener “exceso de financiación”.

Estas tres empresas tienen otro denominador común, la internacionalización. Innoprot ha vendido fuera el 70% de su producción “desde el día cero”, una dinámica en la que también ha tenido gran importancia la presencia de la Diputación en su capital. “Aunque tengas clientes fuera hace falta dinero para hacer un nombre fuera, esa búsqueda de capital ha sido menos complicada gracias al apoyo de Seed”, subraya Clarisa Salado.

Innoprot se considera una empresa “hija de la crisis”, ha “peleado” por mantener la plantilla y seguir creciendo y confía en que “sea verdad” que Euskadi ya está saliendo del pozo. “La gran duda que tengo, la pregunta es cómo hubiera sido nuestra evolución sin crisis, dónde estaríamos”, lamenta Salado.

Para P4Q la “gran esperanza” también está fuera, donde está llegando a alianzas con agentes locales para romper barreras. Esa estrategia requiere de una liquidez que vuelve al mercado.

El futuro sin crisis está cada vez más cerca y para exprimirlo será necesario que la financiación sea todavía más fluida. Owl acaba de realizar una ampliación de capital de dos millones de euros, pero su principal competidor en los mercados exteriores ha hecho una operación similar por 15 millones. La diferencia es abismal y exige una compensación tecnológica, sacar punta a la I+D+i. Por ese camino, Azucena Castro confía en “recoger pronto resultados” y pasar de ser un sector joven a uno más maduro.