El galimatías de Troquenor
Los trabajadores de la planta de Sondika desahuciada esta semana tienen aún contratos en vigor
Sondika
Las mismas caras de angustia y desazón de cualquier desahucio se presenciaron en Sondika el martes, aunque en este caso fueran los operarios de una empresa los que sufrieran el desalojo de la planta en la que trabajaban -algunos durante más de cuarenta años- sin que tuvieran responsabilidad alguna en los problemas de la empresa con el dueño de la propia planta. Una deuda de 250.000 euros entre la empresa y los propietarios de la planta donde se ubica físicamente provocó que el edificio en el que se habían atrincherado los trabajadores en defensa de su puesto de trabajo durante mes y medio fuera finalmente desahuciado. Todo ello dejó a los empleados como los principales paganos de un galimatías judicial de difícil comprensión para ellos.
Son 110 los empleados de la antigua Toquenor los que en los últimos meses viven una pesadilla sin fin. Su situación laboral es un puzzle, un rompecabezas de difícil solución. Llevan meses sin cobrar -la última nómina recibida fue la de enero- y afrontan ahora una nueva vuelta de tuerca a su situación. "Seremos de los primeros trabajadores con contrato a los que les impiden entrar a su puesto de trabajo", apuntan.
La empresa que regentaba el negocio -la actividad industrial- en los últimos tiempos llamada Ineco-TDN, afronta un proceso de concurso de acreedores -la antigua quiebra- con el que va sujeto un expediente de regulación de empleo. Un Juzgado de lo Mercantil de Bilbao ya ha nombrado a la empresa encargada de la administración de ese proceso, pero aún no ha concluido, por lo que la plantilla, a la espera de la resolución, sigue con contrato en vigor a todos los efectos. Mientras, y por vías paralelas, como la propia compañía no ha abonado el alquiler que le correspondía por utilizar las instalaciones de la planta situada en Sondika, el martes se procedió al desahucio. En una jornada que los trabajadores consultados por DEIA recuerdan como "triste, muy triste", las autoridades judiciales procedieron, secundados por agentes de la Ertzaintza, al desalojo de los trabajadores allí encerrados para el cambio de cerraduras.
En la puerta El resultado es que los 110 operarios acuden cada día a la puerta de entrada de las instalaciones sin poder acceder. Los inspectores de trabajo ya conocen su situación. De momento los empleados no pueden hacer más que esperar. El ERE que concluirá "sí o sí con el despido de toda la plantilla", según los propios trabajadores, sigue un proceso paralelo. La empresa que se encarga del concurso de acreedores consultada por DEIA guarda silencio por la confidencialidad que requiere el proceso y es imposible concluir cuando se procederá al despido oficial. Entonces empezará una segunda guerra para los empleados, que tendrán que reclamar las nóminas que se les adeuda. En teoría será el Fogasa -Fondo de Garantía Salarial- el encargado de abonar esas facturas, con dinero público.
Pero ahí no acabará todo. La deuda que la empresa adquiera como indemnización por despido, si en el concurso así se decretase, no la abonará el Fogasa. En caso de que la empresa sea declarada culpable en el proceso de quiebra será responsabilidad de la propia firma, que como ya acumula otros adeudos -según los empleados debe 7 millones de euros al Gobierno vasco, 3,6 millones a la Diputación de Bizkaia y 7 millones a la Seguridad Social- colocará a los trabajadores a la cola en la lista de acreedores, cumpliendo la ley vigente.
"Impotentes", como ellos mismos se definen, esperan que "la Justicia sea justa" aunque no muestran nada de fe "por la experiencia vivida". "Esta empresa podría ir bien. Hay demanda en el mercado y podríamos tener carga de trabajo suficiente, pero no han querido que fuera así", insisten. "Nuestros comerciales saben que había posibilidades reales de que entrara carga de trabajo", relatan.
La fábrica, bajo distintos nombres desde el año 2007 -momento en el que empezó el baile judicial- pero siempre identificada como Troquenor, se dedicaba a la fabricación de troqueles para, principalmente, el sector de la automoción, "un sector en auge" según miembros de la plantilla.
clientes de prestigio "La maquinaria de esta empresa es única y muy valorada en un sector en auge" insisten. "Nuestros últimos clientes han sido firmas de prestigio, como Rolls-Royce, BMW o Audi. Y confiaban en Troquenor por algo", lamentan. Por eso reclaman que las instituciones, Gobierno vasco y Diputación de Bizkaia, se impliquen para buscar que otra empresa del sector -"hay dos vascas potentes"- se haga con la gerencia de la planta y contrate de nuevo a la plantilla. Ya ha habido contactos entre el comité y las citadas instituciones sin que haya transcendido el resultado de las reuniones. "Pedimos que no solo nos den palmaditas de apoyo en la espalda. De solidaridad no comemos. Somos 110 familias afectadas".
Desde el Ayuntamiento de Sondika y la Mancomunidad del Txorierri la plantilla sí ha encontrado apoyos. "El pleno municipal promulgó una declaración institucional a favor de la plantilla. Yo, como alcalde, me comprometí a hacer de intermediario para que se reunieran con el Gobierno vasco y la Diputación y lo he hecho. Mantengo un contacto permanente con ellos y estoy preocupado", indica a DEIA el alcalde, el jeltzale Gorka Carro. "Troquenor es una empresa importante para Sondika pero más lo son las familias afectadas. Tienen nuestro apoyo", prosigue.
"Nos sentimos indefensos", aseguran los operarios en la puerta de la planta. "Lo que han hecho con esta empresa es una estafa", dicen. Por eso reclaman que "los medios hagáis un llamamiento para que algún gabinete de abogados se interese por el caso. Necesitamos ayuda. Somos las víctimas de un chanchullo montado por los empresarios que se han repartido el negocio. Ellos desprestigian a la clase empresarial vizcaina. No son dignos".
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