Bilbao. ELA cuenta con 105.312 afiliados, 4.000 menos que en 2008. La destrucción de empleo ha acelerado las bajas los últimos años, pero aún así ELA se ha asentado como el primer sindicato vasco aumentando su implantación en la sociedad. En 2008, la central abertzale tenía afiliados al 9,6% de los asalariados de Hego Euskal Herria, porcentaje que ahora supera el 10%, lo que deja constancia de que la pérdida de 127.000 trabajadores vascos ha afectado más a otras organizaciones. A pesar de la crisis, ELA logra reforzar su capacidad de autofinanciación a través de las cuotas, que suponen casi el 90% de los ingresos.
Así lo explicaron ayer varios dirigentes del sindicato durante la celebración de una especie de auditoría ante los medios de comunicación, en la que los periodistas pudieron elegir 200 afiliados y comprobar, a través de la confirmación del banco, que todos ellos pagan sus cuotas. Se trata de un ejercicio de "transparencia", indicó el secretario general, Adolfo Txiki Muñoz, que se enmarca en los actos previos al congreso del sindicato que tendrá lugar en enero.
Como explicó Muñoz, el próximo congreso será el primero en el que la central anunciará un número menor de afiliados en relación al cónclave anterior. En concreto, la caída en cuatro años es de 4.006 afiliados, el 3,6%, un número significativo pero que hay que situar en un contexto de crisis que está reduciendo a ritmo de vértigo el total de trabajadores. Debido a que el total de asalariados ha bajado a mayor ritmo que su militancia, ELA logra elevar su cuota de implantación hasta el 10,3%, es decir, más de uno de cada diez asalariados de la CAV y Nafarroa está afiliado a la central mayoritaria. Si el recuento se reduce a la Comunidad Autónoma Vasca, la proporción es aún mayor. Los más de 100.000 afiliados de ELA contrastan con los alrededor de 60.000 de CC.OO. de Euskadi -solo en la CAV- o los 45.000 de LAB.
Muñoz hizo hincapié ayer en que, a pesar de la pérdida de afiliados, la trayectoria estos cuatro años es "muy positiva". Lógicamente los sectores que más castigan las cifras del sindicato son aquellos en los que más ha subido el paro, como la construcción. Sin embargo, el máximo dirigente de ELA quiso remarcar que "no hay desafección sindical" por parte de la sociedad, sino "situaciones insoportables" que obligan a solicitar la baja, como puede ser la pérdida del empleo o un ajuste salarial.
Autonomía financiera El descenso en la afiliación no ha afectado a las arcas del sindicato, que hace bandera de unas finanzas independientes de las subvenciones de las instituciones. La cuota de los miembros con trabajo es de 18 euros al mes, y algo menor para parados y jubilados, un dinero -casi 81 millones de euros- que supone el 88,9% del presupuesto de ELA. Si a esto se suman los ingresos propios, la autofinanciación supera el 90%. El resto, porcentajes mínimos, proviene de subvenciones y de la participación institucional. Mientras los ingresos por cuotas siguen creciendo, desde 2005 ELA ha reducido drásticamente su participación en foros con los agentes sociales por considerar que no tienen utilidad en la defensa del trabajador.
"Somos una organización autónoma en pensamiento y en acción, lo somos desde hace muchísimos años y queremos seguir siéndolo", dijo ayer Muñoz, que recalcó que las cuotas de los afiliados "permiten reforzar un modelo sindical integral". Dicho proyecto tiene en la caja de resistencia uno de los principales soportes. La hucha, que se mantiene precisamente gracias a las cuotas, permite a ELA sostener muchos conflictos ya que abona 800 euros al afiliado durante una huelga, incluso más en determinadas ocasiones.