Bilbao. Juntas ofrecen todo tipo de programas dirigidos, principalmente, a menores que padecen algún tipo de deficiencia. Llevan tres meses con las puertas de Eileke abiertas en Bilbao y ya anticipan que la empresa crecerá estableciéndose en Durango. Son jóvenes y han recibido el respaldo de la Diputación. Y es que el Departamento de Promoción Económica pone el acento en la ayuda a la formación y el empleo entre los jóvenes. En todos los programas de apoyo al emprendimiento se discrimina positivamente a los jóvenes que recibirán ayudas de mayor cuantía. En el presupuesto foral para 2013 ocurrirá lo mismo.

¿Por qué apostaron por la idea de montar una empresa propia?

Veíamos que la demanda no se ajustaba a la oferta en el campo en el que nos movíamos. Que había un hueco. Y decidimos que algo había que hacer, porque había carencias. La idea surgió así, en vez de pensar en lo que queríamos, apostamos por tantear el terreno y conocer lo que las familias necesitaban para ofrecerlo. Por eso nuestra gran característica es la flexibilidad, junto a la apuesta por programas innovadores.

¿A quien van dirigidos los programas?

Damos cabida a usuarios que quizá en otros centros no tienen hueco. No exigimos ningún tipo de diagnóstico o certificado de minusvalía para acceder. Eileke es un centro psicoeducativo enfocado a niños con algún tipo de discapacidad de 0 a 15 años. Nos basamos siempre en las necesidades de los niños, en coordinación con los centros escolares y las familias. Ilargi se encarga del apartado sanitario principalmente, y Maite y Ane del educativo.

¿Teniendo clara la idea, cómo es el proceso de montar una empresa?

Nuestro proyecto no requería una gran inversión. No es como montar un bar o una tienda porque no hace falta esa inversión inicial. Tuvimos la suerte de encontrar un local que estaba más o menos acondicionado, que solo tuvimos que pintar y decorar. Al final el trabajo lo producimos nosotras y no necesitábamos una inversión previa de material. Por ello, la previsión de pérdidas era menor. No teníamos ese riesgo.

Aún así había riesgo.

Sí, pero teníamos la ilusión de montar un negocio y por eso nos animamos, aunque sabemos que el momento actual es complicado. En nuestro ámbito se reducen las ayudas para las familias, como las de dependencia, y eso nos puede afectar. Hicimos un estudio de mercado y pusimos los precios más bajos. No tenemos cuota de socios. Así que intentamos abrirnos un hueco adaptándonos.

¿Cómo es el proceso legal?

Cuando empezamos no teníamos más que la idea clara, de los asuntos legales no teníamos ningún conocimiento previo. Contactamos con una asesoría privada y nos explicaron cómo se constituye una empresa legalmente y las diferencias entre los diferentes tipos de empresas. A partir de ahí fue la asesoría la que nos llevó a DEMA -la agencia de creación y desarrollo empresarial de la Diputación de Bizkaia-. Allí tuvimos la suerte de encontrar a un buen asesor que al final nos ayudó mucho. Nos remitieron para tratar de lograr una subvención enfocada a jóvenes emprendedores, pero lo cierto es que nos encontramos con mucho más apoyo del esperado inicialmente.

¿A qué se refieren?

Nos ayudaron a hacer el plan de viabilidad y el plan de negocio completo. Además nos aconsejaron a tramitar la petición de la subvención para jóvenes emprendedores de la Diputación. Ese asesor fue, de alguna manera, nuestro compañero en el proceso de montar la empresa. Nos ha ayudado a encaminar el proyecto y ha sido también el que ha hecho el papel de abogado del diablo, haciéndonos plantearnos cosas que antes no habíamos pensado. Veníamos con la ilusión y quizá lo veíamos todo de color de rosa. Gracias a DEMA aprendimos a ir con pies de plomo, a ser más cautelosas y valorar los pros, pero también los contras.