BILBAO. A la desesperada, el Gobierno de Grecia adopta en vano día sí día también nuevas medidas de austeridad para calmar la voracidad de los mercados y de las instituciones políticas y financieras de Europa. Presionado por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional para que siga recortando el gasto público, Atenas mandó ayer una circular para que en diez días los ministerios elaboren una lista para reducir en un 30 por ciento el número de funcionarios.
En los últimos dos años, el Gobierno socialista ha reducido el sector público en 200.000 funcionarios, entre jubilaciones no cubiertas y despidos de empleados públicos con contratos temporales, según informó en Atenas el secretario de Estado, Angelos Tolkas. Ahora apreta un poco más el cinturón y pretende suprimir otros 150.000 hacia fines de 2015, como se había comprometido Grecia el pasado julio ante sus socios europeos y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio de recibir un segundo paquete de ayuda de 160.000 millones de euros. Grecia debe de cumplir con las medidas anunciadas para reducir su déficit a 17.100 millones de euros este año, y dejarlo en torno al 7,6% del PIB.
Si cumple esas condiciones, Atenas recibiría los 8.000 millones de euros del sexto tramo del primer rescate aprobado hace un año y medio por valor de 110.000 millones.
El ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, mantuvo las negociaciones por teleconferencia con los supervisores del FMI, la UE y el BCE, tras concluir una primera ronda de consultas en "un clima productivo y concreto", según informaron las autoridades griegas.
Los medios griegos citan fuentes cercanas a la reunión para informar de que se ha puesto sobre la mesa el inmediato despido de 25.000 funcionarios públicos con contratos temporales, lo que supondría un ahorro a las arcas públicas de 1.000 millones de euros.
Según el periódico Elefterotipia, se sumarían otros 100.000 funcionarios en un estado previo al despido, y la puesta en práctica a partir del 1 de octubre de un sistema común de remuneraciones en el sector público que reducirá los gastos estatales en un 25%.
La agencia de calificación crediticia Fitch afirmó que espera el default griego, pero no su salida del euro, que sentaría un precedente peligroso entre los países que comparten la moneda única y restaría credibilidad al conjunto. "Fitch sí espera la suspensión de pagos de Grecia".