Bilbao

No es posible abordar la historia de Bizkaia sin mirar a la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Bilbao y a su precedente, el Consulado de Bilbao. Los cinco siglos desde su fundación son imprescindibles para entender la evolución del comercio marítimo de la provincia y su desarrollo industrial. "No sin dificultades, dentro y fuera de Bilbao, el Consulado fue afianzando la vida mercantil y marítima en la que pronto se acomodan las dos orillas de la ría y participan hombres de toda Bizkaia y de Euskalherría (sic), junto con los procedentes de Castilla con la que existe intenso comercio, e incluso con extranjeros que llegan de otros puertos de Europa. Así se forma alrededor de la ría, la población diversificada que es esencia de Bizkaia", señala Adrián Celaya en el libro Bilbao y Bizkaia: La superación de las diferencias.

Y es que Bilbao dispuso de un Consulado, casa de Contratación y Juzgado de los hombres de negocio del mar y tierra y Universidad de Bilbao. Fue por Carta Real obtenida de la reina Juana la Loca en Sevilla, con la que se decidía su creación, en 1511. Hace cinco siglos, efeméride que la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Bilbao celebra este mes. Fue un 22 de junio cuando la fundación se materializó.

Las asociaciones gremiales primero y la designación de cónsules después fueron las premisas para la creación de los primeros consulados atlánticos, como el de Burgos y el de Bilbao, los primeros en el Estado. De hecho, el primero fue el de Burgos, en 1494, bajo cuya jurisdicción quedaba sometido el tráfico de la lana castellana desde, entre otros, los puertos de Bizkaia. La creación del Consulado de Bilbao, pocos años después, posibilitó dirimir cuestiones de la actividad mercantil, terrestre y marítima, en una jurisdicción separada de la ordinaria y civil.

Ello supuso un impulso para la Villa y su puerto, que pasó a convertirse en el principal del reino de Castilla, cuando antes, el de Bermeo era más importante. Durante décadas, la lana de las ovejas merinas de Castilla encontraba salida por Bilbao, Portugalete y Deba. La ruta terrestre llegaba por Orduña y Balmaseda, y a través del valle del Nervión estos productos se extendieron internacionalmente. Bizkaia y Bilbao, comenzaron a crecer.

Facultades otorgadas Según el historiador Manuel Basas, en su obra 'Historia mercantil de Vizcaya en 1886-1998' el Consulado de Bilbao tuvo las mismas facultades que su homónimo de Burgos 16 años antes. Una jurisdicción mercantil propia; un procedimiento especial, distinto al de los pleitos civiles, sin intervención de procuradores o abogados; apelaciones; factores; fletamentos; ordenanzas; y poder ejecutivo propios.

En el primer siglo de existencia, el Puerto de Bilbao alcanzó gran relevancia mercantil, siendo el más frecuentado del Cantábrico. La nueva institución invirtió tiempo y dinero en solventar problemas como la barra de Portugalete, que dificultaba la entrada y salida de barcos. En ese tiempo, cuentan los historiadores que la flota mercantil adquirió categoría de primer orden. Un comercio que miraba al Atlántico Norte Europeo, especialmente a Brujas, Nantes y La Rochelle, y con el que llegarían nuevos empresarios y el desarrollo de la fabricación naval o el hierro, entre otros.

El Consulado fue la institución que rigió el destino económico de Bilbao y se constituyó en tribunal para dirimir los contenciosos mercantiles, siendo el Ayuntamiento la institución civil rectora de la Villa. Las Ordenanzas del Consulado de Bilbao son el cuerpo de normas mercantiles más importante en la historia de España hasta bien entrado el siglo XIX, y uno de los más significativos de Europa. De ellas se hicieron 20 ediciones, siendo la de 1737, sancionada por el Rey Felipe V, publicada y difundida por todo el mundo económico de su tiempo, adquiriendo gran prestigio y aplicación en diecinueve repúblicas latinoamericanas y Filipinas.

Su trascendencia es clara a lo largo de la historia de Bilbao y Bizkaia desde el siglo XVI hasta el XIX. Pero esa intervención no fue lineal, y menos, fácil. Según fuentes de la Cámara de Comercio, los intereses enfrentados de las Anteigleisas vizcaina y la Villa; su disputa con otros puertos como Santander, Bermeo o Donosita; su rivalidad con Burgos; el choque contra ingleses y holandeses; la piratería; o los choques internos colocaron al Consulado en un constante punto de mira.

En la última fase de su historia, la institución luchó por mantener las facultades recibidas en 1511. Pero justo al cumplir el tercer siglo, la introducción de la Comandancia de Marina y la Capitanía del Puerto le despojaron de sus atribuciones. Aún así, también fue una etapa fructífera, con la creación de la Escuela de Comercio que completaba las enseñanzas náuticas.

Los consulados acabaron con la creación del nuevo Tribunal de Comercio y el primer Código de Comercio Español, el 1 de enero de 1830, que anulaba los tribunales consulares y que abría la puerta al nacimiento de las Cámaras.

1886, nuevo ciclo La Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Bilbao cumplió 125 años el 28 de mayo. Es la institución heredera de aquel Consulado, desaparecido medio siglo antes.

El nacimiento de las Cámaras de Comercio deviene del Código de Comercio que promulgó el rey Alfonso XII, en 1886. Las Cámaras podían dirigir peticiones al ejecutivo, proponer reformas de leyes y disposiciones, ejecutar obras y mejora de servicios públicos, uniformar usos y prácticas mercantiles, fomentar la enseñanza comercial o actuar como jurado en litigios comerciales. En Bilbao no tardaron en formalizar la institución. Bajo la presidencia de Pedro T. de Errazquin, "los comerciantes, industriales, navieros y capitanes de mercantes" de la villa constituyeron la primera de estas sociedades. En el primer reglamento se establecieron competencias como el arbitraje en juicios voluntarios, la intermediación entre patronos y operarios, o la reglamentación de actividades encaminadas a la mejora de la navegación y el tráfico marítimo.

Desde entonces, la primera Cámara de todo el Estado ha colaborado en las mejoras en torno a los puertos de Bizkaia, así como la creación del aeropuerto o la Feria de Muestras de Bilbao, entre otros. Y todo sin perder de vista la formación enfocada a la empresa.