El nuevo presidente de la CEOE es un liberal económico clásico con gran vocación por llegar a pactos y acuerdos tal y como ha demostrado. De joven era un seguidor de los padres del liberalismo, así como de Friedrich August von Hayek, el economista austríaco que dedicó su vida a desmontar las tesis de Keynes, mucho más intervencionista en lo económico.

Juan Rosell Lastortras (53 años) ha pasado de gestionar la pequeña empresa juguetera Congost, a ser uno de los miembros más relevantes de la sociedad civil catalana, con puestos en el consejo de Criteria, el holding de participadas de La Caixa, y una de las personas cercanas al presidente de esta caja de ahorros, Isidre Fainé.

Precisamente es el sector financiero, junto con el turístico, unos de sus principales valedores a la hora de asumir la presidencia de la CEOE. Su habilidad para el pacto y el acuerdo ya se ha mostrado en la campaña para la CEOE, basada muy poco en la confrontación y a la que deliberadamente ha dado un perfil bajo, mientras que buscaba acuerdos con otras asociaciones. Históricamente Rosell también ha mantenido muy buenas relaciones con los poderes económicos de Madrid.

Llegó a la presidencia de Fomento del Trabajo por casualidad, en 1995, cuando murió Antoni Algueró, al que sucedió en el cargo. Si bien formalmente ha tenido posturas duras respecto a la reforma laboral o del sistema de pensiones, en la práctica ha estado por los pactos y los acuerdos. Como resultado, en Catalunya ha tenido un nivel de confrontación social por debajo del resto de España.

Su presidencia en Fomento no ha estado exenta de roces con la CEOE, que llegaron a su máxima expresión en 2006 cuando estalló la tensión entre la patronal catalana y la española tras unas declaraciones del entonces presidente José María Cuevas en las que apoyaba a Endesa en su batalla contra la opa lanzada por Gas Natural.