Bilbao

LA oleada de fusiones de cajas de ahorro ha dibujado un nuevo mapa en el que la soledad de las entidades que han quedado descolgadas de este proceso es más que evidente. Este es el caso, entre otras, de las vascas Caja Vital y Kutxa, que no han entrado en ninguno de los proyectos en marcha ni han sido capaces de retomar el que creaba una gran entidad uniendo las tres cajas territoriales de la CAV. No obstante, en este tramo final del año y cuando está a punto de concluir el plazo que el Banco de España ha dado a las cajas de ahorro para que cierren sus operaciones de fusión, algo ha empezado a moverse en el panorama financiero vasco.

BBK y Caja Vital han reconocido más o menos abiertamente que están estudiando una posible alianza que podría concretarse en una fusión fría o virtual, en la que ambas cajas mantendrán su identidad presentando una cara única y, por supuesto, más fuerte ante el mercado. Los actores directos e indirectos de este incipiente proyecto advierten, sin embargo, de que cualquiera que sea el modelo de integración que salga de esta iniciativa, aún tardará un tiempo en poder materializarse.

Recientemente el consejero delegado de un importante banco español señalaba que en poco tiempo dejaremos de hablar de bancos y cajas y manejaremos únicamente los términos banca o entidades financieras. Este cambio en nuestro vocabulario vendrá a confirmar la transformación que lleva a cabo el sistema financiero del Estado español, un proceso en el que además del resultado de las clásicas fusiones pronto veremos cajas que se convierten en bancos, cajas que crean bancos, cajas que cotizan en Bolsa, e incluso cajas que se alían con bancos para tomar participaciones en otras entidades. Se trata de una reestructuración profunda en la que las cajas tienen un papel protagonista, que para algunos actores -la CECA, por ejemplo- se está desarrollando con eficacia y rapidez, pero que para otros -el Banco de España y los mercados financieros- requiere más cambios y mayores ajustes de capacidad.

Pero al margen de los debates sobre la rapidez con que se está desarrollando, lo cierto es que el proceso de reestructuración de las cajas tiene fecha límite: el próximo 25 de diciembre. Para entonces las entidades nacidas de las fusiones frías (SIP) y tradicionales deben haber constituido sus consejos de administración y puesto en marcha los procesos de adaptación de estatutos, pues el objetivo es que los nuevos grupos financieros empiecen a operar de forma integrada a comienzos de 2011. Esto exigirá que algunas cajas deban celebrar asambleas generales en fechas navideñas, porque muchos proyectos de integración van muy justos de tiempo. Otras cajas, sin embargo, ya han avanzado bastante en sus procesos y el cambio de año les pillará con sus nuevas estructuras en marcha. Es el caso de la que será la mayor caja de ahorros del Estado español, la que agrupa a Caja Madrid, Bancaja, Caja Ávila, Segovia, Laietana e Insular de Canarias, que ya ha elegido a los 19 miembros del consejo del SIP y aprobado la constitución del Banco Financiero y de Ahorro, que actuará como sociedad central del grupo.

Otro grupo de cajas que ha trabajado a marchas forzadas para tener los deberes hechos dentro de plazo es el constituido por Caja Murcia, Caixa Penedés, Caja Granada y Sa Nostra. Este SIP ha solicitado la concesión de una ficha bancaria con el objetivo de constituir el Banco Marenostrum el próximo día 22.

de 45 cajas a 17 grupos El resultado más visible de todo este proceso de concentración y reordenación será una drástica reducción del número de entidades, ya que de 45 cajas de ahorro se pasará a 17 entidades o grupos financieros. De ellos, siete son fruto de fusiones tradicionales y cinco son SIP o fusiones frías, modalidad que permite a las cajas que participan mantener su identidad y arraigo territorial, mientras funcionan conjuntamente en los mercados financieros a través de un banco. Además de estos 12 grupos, hay cinco cajas que han permanecido al margen del proceso y entre ellas figuran dos de las tres cajas de la CAV: Kutxa y Vital, que ocupan los puestos 13 y 15, respectivamente, del nuevo ranking de entidades por volumen de activos.

Este fenómeno de concentración, que afecta al 94% del sector de cajas, traerá también unas entidades de mayor tamaño. Al inicio del proceso, las cajas del Estado español tenían unos 28.500 millones de euros de volumen medio de activos y tras las fusiones pasarán a una media de 71.500 millones, aunque sólo los siete primeros grupos del ranking alcanzan o superan esa cifra, y hay otras diez cajas o grupos de cajas que están por debajo de la media. Es el caso de las tres cajas de la CAV, ya que incluso BBK con la suma de los activos de Cajasur queda lejos de la cifra.