LA crisis ha hecho más conformistas a los trabajadores. La mayoría de los empleados prefiere mantener su actual puesto que asumir nuevas responsabilidades con el riesgo de fracaso que ello conlleva.

Los problemas financieros y de funcionamiento de las empresas han situado en el disparadero a los directivos y nadie quiere situarse en esa primera línea de la batalla. Que la responsabilidad la asuman otros, opinan la mayoría de las más de 23.000 personas que la compañía de empleo temporal Randstad ha entrevistado en 25 países, entre ellos el Estado español.

Así, sólo el 14,1% de los encuestados focaliza su carrera en torno a un futuro ascenso, mientras que apenas el 33,1% afirma que no le importaría conseguir una promoción aunque no lo considera vital y tampoco se trata de una aspiración concreta. En cambio, el 52,8% opta por continuar desempeñando su actual papel en la empresa sin asumir nuevos retos profesionales, según el sondeo hecho público ayer.

Con el incesante incremento del paro como referencia laboral más palpable, cabe decir, según Randstad, que los empleados "son felices" en su puesto de trabajo, no sienten necesidad de hacer nada nuevo en la empresas, se conforman con resistir y seguir formando parte de su plantilla. Por ello los porcentajes se extrapolan casi exactamente si se cuestiona por la posibilidad de realizar otros tareas. Tan sólo un 14,6% afirman que sienten la necesidad de comenzar a trabajar en algo completamente diferente. Al 38% no le importaría hacer algo diferente, mientras que el 47,4% prefiere seguir desempeñando una labor que domina y en la que considera puede mantenerse vivo sin problemas en el mercado.

Otras de las cuestiones que analiza el barómetro de la ETT es la capacidad de liderazgo de los trabajadores: ¿son personas influyentes en su entorno? ¿Son un referente en su empresa? ¿Tienen posibilidades de promoción? Según Randstad, para optar a un cargo de responsabilidad es clave que el trabajador esté capacitado para "compartir ideas con otros compañeros, ser capaz de convencer a otras personas o involucrar a los demás" componentes de la plantilla.

Perfil del líder en el trabajo En este sentido, aunque la mayoría, el 66,4%, se reconoce como "una persona persuasiva" capaz de persuadir al resto, la mayoría no cree tener madera de ejecutivo.

Randstad adjuntó a su encuesta un decálogo que ilustra el que debe ser a su juicio el perfil de un líder en el trabajo. Debe comportarse como miembro de un grupo y transmitir en objetivo común al resto del equipo. Además, la comunicación debe ser fluida y transparente -"los jefes autoritarios o déspotas generan desconfianza"-. La tercera características pasa por tener un carácter motivador y la cuarta por una capacidad de transmisión de valores, dando ejemplo a los subordinados.

Del mismo modo, el líder debe desarrollar sus equipos, reforzando carencias e impulsando puntos fuertes. Debe ser asimismo proactivo para fomentar la creatividad. El séptimo punto del decálogo pasa por la capacidad de conciliación: La persona que tiene a su cargo a un equipo no sólo debe comunicarse con ellos de forma continua y efectiva, sino promover la buena relación dentro del equipo y comprender a todos sus miembros. "El líder no impone sus opiniones, sino que convence a sus colaboradores", destaca Randstad.

Como octava característica, la ETT destaca la capacidad de aprender de los demás, y como novena, saber delegar en las personas que conforman el equipo. Por último, el líder debe ser resolutivo: Tomar decisiones asumiendo las consecuencias y ha de saber coordinar el tiempo de trabajo y eliminar aquellas tareas innecesarias.