"Vamos a sacar Sener a cotizar en Bolsa aunque no será ni este año ni el próximo"

MADRID. "La ingeniería está soportando mejor la crisis económica que otros sectores", afirma el presidente de Sener, Jorge Sendagorta. Este ingeniero naval doctorado en el famoso MIT de Boston tuvo que dejar de lado su verdadera vocación profesional para ponerse al frente de una empresa familiar vasca que se ha convertido en un referente tecnológico en algunas áreas. De hecho su sistema de software de diseño naval Foran, un cad-cam avanzado, es un referente en los astilleros de medio mundo y sus trabajos de guiado de satélites en vuelos en formación le permiten liderar la iniciativa aeroespacial europea Probe 3. Con una diversificación notable, además del núcleo duro de ingeniería de proyectos, Sener se está volcando en dos áreas de gran potencial futuro: el sector aeronáutico, a través de ITP, y el de las energías renovables, básicamente termosolar, con su participada Torresol.

Pero también se trabaja en una estrategia de futuro para adecuar la estructura de la empresa familiar a los nuevos tiempos en un momento en el que el debate de las limitaciones de voto en las sociedades familiares y en las sociedades cotizadas ha estado de actualidad con la famosa enmienda Florentino. Jorge Sendagorta considera que este último es un tema complejo y prefiero no opinar.

Las empresas familiares cuando pasan a la tercera generación suelen tener más problemas de los habituales. ¿Una salida para aunar los intereses de toda la familia sería cotizar en Bolsa?

Sí. Sener va a salir a Bolsa en cuanto se supere la actual coyuntura. No será este año ni en 2011 pero sí es la opción. Hay que tener en cuenta que la familia la forman ya más de cincuenta personas, accionistas de la compañía, y no es sencillo de manejar cuando hay intereses diversos. Aunque existe un protocolo familiar firmado es una realidad que hay nuevos accionistas que ya no tienen los mismos vínculos, -ni profesionales, ni afectivos-, y que quieren tener una liquidez. Por ello, la mejor forma de asegurar la estabilidad de la empresa y los intereses de todos es situar a la empresa cotizando en Bolsa. Es más incómodo de gestionar pero es lo mejor. Eso sí, a mí me gustaría una Sener en los mercados bursátiles pero con un núcleo duro de accionistas de la familia al estilo de FCC o ACS, por poner un ejemplo.

Si la salida a Bolsa no es, lógicamente por la crisis, ni este año ni el que viene, ¿para cuándo prevé la misma?

Yo tengo 57 años con lo que no es difícil imaginar en qué horizonte temporal nos movemos.

¿Qué balance hace Sener de un año tan complicado económicamente a nivel mundial como 2009?

La ingeniería ha funcionado muy bien y Sener también. A nivel de grupo consolidado hemos conseguido aumentar la facturación hasta los 920 millones de euros, desde los 820 del ejercicio precedente y la plantilla global también ha crecido hasta situarse en unas 5.700 personas. De hecho en la división de ingeniería hemos aumentado el colectivo en 185 personas. Y los resultados han sido positivos.

En el País Vasco, la empresa se fundó en 1956 en Bilbao y mantiene su sede social en Getxo, ¿con qué personal cuenta?

A nivel de grupo, tanto la ingeniería como las participadas, tenemos unas 1.300 personas trabajando.

Por fin se han convertido en el socio mayoritario de ITP. ¿Mejor así?

Ahora la compañía sólo cuenta con dos socios, Sener y Rolls & Royce, y la situación es más fácil de manejar. Antes había más puntos de vista y no siempre coincidíamos en todo. Ahora hay más tranquilidad en la empresa. Además la alianza con Rolls es una apuesta estratégica a largo plazo.

El ministro de Industria señaló el pasado año que iba a poner en marcha un plan de apoyo al sector aeronáutico que es muy intensivo en capital y con retornos largo plazo. ¿Seguimos esperando?

Seguimos esperando pero confiamos en contar, como ha pasado antes, con esos apoyos que en el tema de la financiación son importantes, aunque no tenemos problemas en este tema pese a que se han retrasado algunos programas aeronáuticos en los que participamos.

El retraso del Airbus A 400 M, avión motorizado en parte por Airbus, ha ocasionado gastos adicionales a Airbus. ¿Cómo está la situación?

Los estados son conscientes del problema y salvo Gran Bretaña, que ha reducido ligeramente el número de pedidos, mantendrán el apoyo y los aparatos a adquirir. Ahora sólo esperamos que el respaldo financiero adicional llegue también a las cadenas de suministradores que también nos hemos visto afectados negativamente. Pero el programa avanza al igual que el del Airbus A 380 que son básicos para nosotros. La división aeronáutica aporta la mitad de la facturación del grupo. De cara al futuro, queremos potenciar nuestra estrategia en motores para aviones pequeños, de negocios o regionales y, a nivel no industrial pero sí tecnológico, nos estamos preparando a más largo plazo para las motorizaciones de aviones de un solo pasillo.

¿Mantienen su participación en la planta de tratamiento de residuos sólidos urbanos de Zabalgarbi?

Sí. Sener mantiene el 30% aunque existe un principio de acuerdo para ceder parte de la misma supeditada a la puesta en marcha de la segunda unidad de RSU que está todavía sin cerrar. Nuestra voluntad es la de seguir con la mayor participación posible en una iniciativa como Zabalgarbi pero tiene un accionariado complejo y queremos mantener las mejores relaciones.

En el sector naval ustedes son uno de los líderes tecnológicos con el software de diseño cad-cam Foran. ¿En ingeniería mantienen la carga de trabajo pese a la crisis de pedidos en los astilleros?

Sí. El Foran va muy bien. Estamos preparando ya la actualización número 70. Y en carga de trabajo, el pasado año conseguimos el contrato para rehacer el rompehielos de la armada argentina Almirante Irizar y no tenemos problemas.

Sener está en EE.UU. y Japón, entre otros, pero ¿es Brasil una asignatura pendiente?

Sí. Es un mercado con gran potencial y buenos ingenieros. Ya trabajamos allí pero desde fuera. Hace unos años pudimos entrar en una ingeniería local y no lo hicimos, algo de lo que me arrepiento.