Bilbao
LA comarca del Gran Bilbao acumula casi el 50% de los expedientes de regulación de empleo registrados en Bizkaia en el arranque de este año. Más de ochocientos trabajadores se han ido a su casa por unos meses en esa gran urbe que se asoma a ambos lados de la ría. La Margen Izquierda, la más industrial, se ha doctorado en ERE durante esta crisis. Hay más empresas en problemas, pero siguiendo el curso del agua desde Barakaldo hasta la desembocadura, cuatro emblemáticas fábricas ponen nombre a la sequía del sector. Sus trabajadores, la voz a los problemas laborales de decenas de miles de vascos.
Mebunik (Burtzeña, grupo Kider), uno de los líderes del estado en la producción de carros y estanterías para grandes superficies comerciales; La Naval de Sestao, el último astillero histórico; Nervacero, una referencia mundial en la fabricación de tubos corrugados que opera en Trapagaran, y Petronor, la primera empresa industrial vasca, en Muskiz. DEIA se ha puesto en contacto con las cuatro para conocer de primera mano sus problemáticas y ha conseguido reunir a dos presidentes de comité de empresa en La Naval, la última en sumarse.
Hablan de su problema común, la crisis, desde las diferentes consecuencias que ha acarreado en su centros de trabajo. Los que ya están inmersos en ERE aconsejan cómo negociarlo y minimizar su impacto.
Desde la orilla de la Ría rumbo al Abra, la primera plantilla en problemas es Mebunik, cabecera en Bizkaia del Grupo Kider. Javier González es el presidente de su comité de empresa. Junto a sus compañeros se echó a la espalda la negociación del ERE con la dirección. Llegaron a un acuerdo mientras las otras columnas del grupo se negaron a negociar y la planta de Bur-tzeña es la que mejores condiciones tiene ahora, porque la administración aprobó el expediente. Había motivos para presentarlo. Su sector está muy castigado por la crisis. Fabrican mobiliario para grandes superficies y comercio en general y el parón del consumo ha frenado todas las inversiones. Los grupos de distribución tiran con lo que tienen y no renuevan el menaje.
reunión sindical
Una mañana en La Naval
González acude de muy buen grado a la cita que organizó el pasado viernes este diario en La Naval. Se agradece su disposición porque los otros comités, inmersos en sus propios problemas, prefieren desmarcarse de los del astillero.
Cuando los trabajadores de la planta de Sestao le explican su caso, les da la razón. "¿Cómo van a presentar un ERE con toda esta gente trabajando?", comentan señalando el párking rebosante en el que los 1.250 trabajadores subcontratados aparcan cada día sus coches.
González asiente, al tiempo que les da dos consejos: No cerrar del todo la puerta de la negociación y leer con detenimiento la documentación que les presentará la empresa.
En Mebunik hubo acuerdo porque la dirección se comprometió a pagar 45 días por año trabajado frente a los veinte que contempla la ley en caso de presentación de un expediente de rescisión de contrato. "No se blindó la plantilla, pero nos da tranquilidad porque pensamos que la empresa no está pensando en reducir la plantilla. Además, en el peor de los casos, los trabajadores de mayor edad se podrán llevar un buen dinero a casa", explica González.
"Hombre, creemos que ahora no hay condiciones para aplicar un ERE porque hay dos barcos en construcción y estamos metiendo horas. Pero si no se contratan más barcos en breve, se reorganiza el trabajo y nos dan garantías de que la empresa va a seguir con la plantilla actual hablaremos", contesta Miguel Macías, presidente del comité de La Naval.
El Grupo Kider había reducido su producción un 50%. Eso se notaba a pie de fábrica y el comité de Mebunik optó por negociar para que el impacto fuera mínimo. Junto a Macías han acudido al encuentro otros dos sindicalistas de La Naval, Manu Martínez y Juanjo Llorden. Acaban de mostrarle a González el muro que separa el astillero de la degradada zona de viviendas que ha sido testigo de las históricas luchas obreras de La Naval. Las pintadas del muro -La Naval sólo tiene futuro público, PSOE terrorista patronal...- son cicatrices del pasado con las que conviven cada día los empleados.
"Aquí perdió un ojo un compañero. Un pelotazo de la Ertzaintza", comenta Llorden, que advierte de que si la dirección presenta el ERE sin negociar, reavivará el espíritu combativo de La Naval. "¿Teméis que el 335 sea el último barco que salga de La Naval?" "Ahora mismo sí", no tarda medio segundo en contestar Martínez.
nervacero y petronor
1.500 familias preocupadas
Mientras los cuatro sindicalistas conversan bajo la sombra de las grúas del astillero, celebran asamblea en Nervacero. José Luis Iglesias, el presidente de su comité, no ha podido acudir a Sestao, porque la plantilla de la fábrica está intranquila. Tras firmar un ERE y comprometerse la compañía a mantener todos los puestos de trabajo, la dirección ha dejado que corra como la pólvora un rumor sobre una posible reducción de plantilla a la vuelta del ERE en octubre.
"Las negociaciones de convenio son siempre duras, con o sin crisis. Ahora nos presionan con la posibilidad de despidos y lo hacen después de haber garantizado que no se iban a producir medidas traumáticas en este sentido hasta el 31 de marzo del próximo año", explica Iglesias.
Fue una de las condiciones del comité para firmar el expediente de regulación, un blindaje de la plantilla durante seis meses una vez se extinga la suspensión temporal de empleo. "No aclaran qué quieren y no sabemos con qué van a ir" a la negociación del convenio, afirma. Ante esa incertidumbre, los sindicatos han cerrado filas y ultiman su plataforma de negociación. Se intuye un periodo complicado.
El viaje de los ERE ya ha superado la desembocadura de la ría, llega a Muskiz. En Petronor no están en ERE, pero en septiembre se redujo la actividad un 40%. La empresa dice que esa decisión no tendrá impacto en el empleo. El comité, que oficialmente prefiere no hablar, teme que la dirección utilice en breve la menor actividad como argumento en la presentación de un expediente. Como ocurre con Nervacero hay un convenio a negociar que "lo complica todo".
Con la mirada puesta en la apertura de la planta de coque, la histórica columna vertebral de Petronor, el refino de crudo, se resiente también en el resto de fábricas en el Estado y coloca a la compañía al borde de la peor crisis de su historia. "Cuando tengamos alguna novedad o si presentan un ERE, ya hablaremos. Ahora preferimos esperar a ver cómo evoluciona esto", aseguran en fuentes sindicales de Petronor.
El barco que ha surcado la ría para interesarse por los problemas laborales de cuatro empresas que dan empleo a casi cuatro mil personas, vira para deshacer su singladura, que no ha sido ni alegre ni triste. Sólo ha estado demasiado pegada al duro y bacheado suelo de la crisis.