BILBAO. La espiral de la crisis no levanta el pie del acelerador. El Grupo Kider, que fabrica estanterías y carros de compra tanto de los gigantes del sector de supermercados como de pequeños comercios, acaba de presentar un Expediente de Regulación de Empleo que afectará a toda su plantilla, más de 600 trabajadores en la CAV y Navarra. El parón del consumo ha frenado en seco las inversiones en el sector y la impecable evolución del grupo industrial vasco, que cuenta con más de medio siglo de historia y que nació en Burtzeña-Barakaldo.
Dirección y sindicatos acaban de abrir la negociación del ERE en varias mesas. La estructura empresarial del conglomerado hace que cada centro de trabajo sea independiente. Es un grupo virtual distribuido en tres núcleos de producción en Euskadi -Burtzeña, Amurrio y Peralta (Navarra)- y una extensa red comercial que le permite ser proveedor de referencia de Eroski, Carrefour, Alcampo o Leclerc.
La oferta para todos ellos es la misma. Cuatro meses de suspensión temporal de empleo distribuidos en trece meses, desde el 30 de noviembre de este año hasta el 31 de diciembre de 2010. La empresa no ha hablado todavía del salario que cobrarán los trabajadores los días en los que se les aplique el ERE, sólo ha dado garantías de que se cobrarán las pagas extraordinarias y se respetarán las vacaciones. Los empleados regulados cobran el paro las jornadas que están en casa, pero todos los acuerdos contemplan que la compañía complete el subsidio para acercarse lo máximo posible al 100% del sueldo. Fuentes sindicales de la planta de Burtzeña confirmaron ayer a DEIA que el primer encuentro circunscrito al centro de Bizkaia se produjo el pasado miércoles.
La reunión fue "cordial y fructífera" pese a tratarse de una primera toma de contacto porque la dirección mostró su disposición a negociar. "Se han sentado y nos han escuchado. Han tomado nota de nuestras peticiones y nos han dicho que las estudiarán", destacaron las citadas fuentes.
El comité de Burtzeña, en el que Unión Sindical Obrera tiene mayoría, considera "muy importante" que la empresa haya propuesto firmar un documento interno para que el diálogo, en caso de no llegar a un acuerdo, pueda prolongarse más allá de los quince días que marca la ley. Sin la presión del tiempo hay más margen para lograr que el expediente afecte lo mínimo posible a las economías de las familias que están detrás de los trabajadores.
negociaciones estancas Las negociaciones de cada centro de trabajo son estancas y están condicionadas por el sindicato que controla el comité. En Bizkaia el acuerdo parece cercano. En Álava, donde el mayor centro de trabajo está presidido por ELA, la situación es, en principio, más complicada.
En Bruteza van además un paso por delante, ya hay contraoferta. La parte sindical pide que se rebaje el ERE en un mes, hasta situarlo en noventa días, y que los empleados cobren el 100% del sueldo. Pero sobre todo garantías de mantenimiento de la plantilla. Ha planteado la firma de un documento que obligue a la empresa a pagar la indemnización máxima (45 días por año trabajado) en caso de que el ERE derive en extinción de contratos.
El clima de la negociación y las buenas relaciones entre dirección y comité invita al optimismo en la planta de bartulado. También la lectura compartida de que el parón del sector comercial ha reducido a mínimos la producción de Kider. El ERE es un mal menor y sobre todo temporal. Sobre esa base, los sindicatos consideran que el grupo acude "de buena fe" a las reuniones -"tenemos la impresión de que sí quieren mantener el empleo". Las posiciones no están alejadas. A principios de la próxima semana se producirá la segunda toma de contacto en la planta de Burceña.
En Amurrio la negociación está bloqueada por una condición planteada por ELA, la presencia de asesores sindicales externos en la mesa. El comité no valora la propuesta y no hará ningún planteamiento hasta que se acepte su petición.