La naturaleza tiene extraños caprichos guardados en el seno de la Tierra durante millones de años. Los diamantes son una de esas raras fantasías que se forman de manera natural bajo su superficie.

Los diamantes se forman a partir de carbono puro, a una profundidad de alrededor de entre 150 y 250 kilómetros de la superficie de la tierra en un proceso de formación que se alarga durante millones (o incluso miles de millones) de años dentro de la roca fundida del manto de la tierra; donde se puede encontrar la cantidad de presión correcta y el calor, para transformar el carbono en diamante. Luego, los diamantes son transportados a través de flujos de lava fundida a la superficie de la tierra, desde donde se extraen, para convertirse en las piedras preciosas que alcanzan precios a veces desorbitados en función de su rareza y su pureza.

Uno de esos casos únicos es el Fortune Pink por el que un inversor desconocido asiático ha pagado 28,9 millones de euros en una subasta en la casa británica Christie’s.

El espectacular y único diamante rosa. Efe

Con 18,1 quilates el Fortune Pink es uno de los mayores diamantes rosas del mundo. La piedra de un fuerte color rosa saturado se extrajo en Brasil hace más de 15 años y ha sido descrita como “un verdadero milagro de la naturaleza”.

Los diamantes rosas son muy raros y menos del 10% de ellos pesan más de una quinta parte de un quilate. Son por tanto los más demandados en el mercado mundial. La semana pasada Williamson Pink Star, un diamante rosa de 11,15 quilates, se vendió por 453,2 millones de dólares de Hong Kong (58 millones de euros), estableciendo un precio récord absoluto en subasta por quilate para un diamante o una piedra preciosa.

Los inversores no pierden de vista estos prodigios de la naturaleza y por eso este mineral que puede alcanzar unos precios para muchos prohibitivos que pueden ser caprichosos pero también una buena inversión. Y es que en la actualidad, el diamante más caro del mundo jamás vendido fue subastado en 2017 en Hong Kong por 64,5 millones de euros. El Pink Star, un diamante de 59,6 quilates de color rosa y forma ovalada de 2,69 por 2,06 centímetros no tiene ninguna impureza.  Esta estrella rosa fue encontrada en África en 1999, dentro de una gran piedra en bruto de 132,5 quilates. Esto hizo que tardaran más de dos años en cortar y pulir la pieza final. 

Los más caros no se venden

Muchos diamantes son tan valiosos que no están a la venta. Sólo pueden verse en museos o encima de testas coronadas de las grandes monarquías europeas. 

El diamante Cullinan I supera los 530 quilates, está tasado en 337 millones de euros y se encuentra incrustado en el Cetro de la Cruz de la Corona Británica.

El Hope, fue parte de la corona francesa en el siglo XVIII. Después de la revolución francesa, llegó a manos del rey Jorge IV de Gran Bretaña. Luego pasó a la familia Hope, de donde viene su nombre. De color azul, 45,5 quilates y un valor de 250 millones de euros, se encuentra actualmente en el Museo Nacional de Historia Natural de la Institución Smithsoniana, en Washington. 

Por su parte, el Beers Centenary Diamond, que viene de la misma mina de donde salió el Cullinan, tiene un peso de 273,85 quilates y es completamente incoloro. Tiene la mayor calidad y pureza que puede tener un diamante y su valor aproximado es de 84,2 millones de euros.