La Eusko Label Liga llegó a su ecuador el pasado domingo. Lo hizo con dos traineras, la Ama Guadalupekoa y la Bou Bizkaia a la par, separadas por solo una décima. Una muestra de la igualdad que se está viviendo este curso con respecto a las sensaciones vividas en el agua, pero también un reflejo de la situación clasificatoria. Hondarribia por delante y Urdaibai tratando de recortar sin éxito la diferencia en la tabla. Los bermeotarras son los únicos vizcainos con opciones de hacerse con la Corona, pero los siete puntos de diferencia aparecen como un reto difícil. Es un ejemplo de lo que están viviendo este año los representantes de Bizkaia en la ACT, más sombras que luces. Sin poder atacar definitivamente el liderato a estas alturas del año y con varios de ellos inmersos en la pelea por evitar el descenso.

Siete puntos con la mitad de la temporada por disputarse es una distancia a tener en cuenta. Una diferencia que en los últimos diez años no ha sido remontada. El último en dar la vuelta a una situación similar fue Urdaibai, que con doce regatas por disputarse iba seis puntos por detrás de Hondarribia y al final fue capaz de hacerse con el título. Este año, los bermeotarras tienen un reto más difícil, más si cabe teniendo en cuenta las diferencias que hay entre los botes de la tanda de honor y el resto de las tripulaciones. Son menos los puntos que se les escapan a los primeros cuando tienen un puesto peor de lo habitual y por ello Urdaibai necesita rozar la perfección en esta segunda parte de la temporada para alzarse con la Corona. Y no solo deberán derrotar a la Ama Guadalupekoa. Los entrenados por Iker Zabala también tienen que someter a Donostiarra, que en el ecuador de la competición sigue empeñada en no renunciar a nada.

La tanda de honor está muy definida este curso. Hondarribia y Donostiarra pelean por el primer puesto, mientras Urdaibai apura sus opciones de seguir vivo en esta carrera de fondo, aunque no recortar puntos este fin de semana puede resultar definitivo ya. El cuarto bote es Orio, que aguanta con solvencia entre los mejores pero le falta dar un paso más para estar ahí. Entre ellos y el resto de los clubes hay 34 puntos de separación. La embarcación que marca esa frontera es Kaiku. Los sestaoarras se reforzaron en invierno con respecto al curso pasado y eran uno de los candidatos a pelear por estar en la segunda tanda. Sin embargo, su rendimiento ha superado las expectativas y se encuentra en quinto lugar, sin mirar para abajo en ningún momento y quedándose cerca en alguna ocasión de los cuatro mejores.

La otra cara de la moneda es Zierbena. Los galipos estaban llamados a luchar por estar en la tanda de honor, pero esta claro que este no está siendo su año. Son séptimos y este fin de semana la reacción estuvo lejos de producirse. Los entrenados por Jon Elortegi no dieron con la tecla en Getxo y acabaron en octavo lugar, llegando a coquetear con los tiempos de Ares, penúltimo clasificado. Sin la tanda de honor como posibilidad real, la temporada pasa por mejorar y tratar de luchar por alguna bandera desde la segunda tanda. El potencial en Zierbena es claro y sus remeros ya saben lo que es pelear cada fin de semana, pero necesitan dar un paso adelante para recordar a aquella embarcación de hace no tanto tiempo.

El resto de los vizcainos se encuentra en esa batalla que todos los clubes quieren evitar a toda costa, donde la presión es mucho más dura que en cualquier otro lugar: la lucha por la salvación. Ahí sobresale Lekittarra. Los entrenados por Osertz Alday, expertos en pescar en río revuelto, volvieron a fabricar un buen colchón gracias a la regata realizada en su casa, donde acabaron sextos, y cogen algo de aire por lo menos para un par de jornadas. Lo mismo le ocurrió a Ondarroa, que empieza a mostrar mejores sensaciones después de un inicio peor de lo esperado. Por su parte, el que se ha metido en un buen lío es Santurtzi. Después de comenzar el año instalado en la segunda tanda, dos fines de semana malos, con la puntilla de los dos últimos puestos en Getxo y Lekeitio, le dejan en el puesto del play-off, con tres puntos de ventaja sobre Ares, que marca el descenso directo.