La obsesión de Van Horenbeke
El getxotarra, que vive en la trainera de su pueblo su debut como entrenador, se estrenó con victoria
CADA medida de la trainera, cada peso, cada posible combinación en la tripulación? Todo lo mide una y otra vez Eneko Van Horenbeke (Getxo, 1979). Casi de una manera obsesiva, no quiere que se le escape ningún detalle. El getxotarra abandonó Urdaibai al concluir la temporada pasada. Dejó atrás una carrera en la élite del remo, siempre peleando por las regatas más importantes del calendario y con una exigencia deportiva máxima. Cambió la Bou Bizkaia por su primera experiencia como entrenador en Getxo. Nuevo rol y aspiraciones completamente diferentes. Van Horenbeke llegó a un club en la ARC-2 cuyos objetivos eran mucho más modestos. Pero no pensó en vivir su particular retiro dorado, todo lo contrario. Su mentalidad competitiva le llevó a meter infinidad de horas en busca del éxito. No entiende otra manera de afrontar los retos. Dar completamente todo y sin negociar el mínimo esfuerzo.
Esa competitividad es lo que quiere trasmitir Van Horenbeke a sus pupilos. Ese hambre por tratar de ganar siempre. “Tengo el mismo compromiso y la exigencia de ganar que cuando estaba en Urdaibai. Quiero ganarlo todo. No me vale hacer segundo tampoco con Getxo. Vengo con esa mentalidad”, afirma.
En la primera regata de la temporada llegaron los resultados esperados. Getxo venció en Bermeo y ahora es líder de la ARC-2. “Ha sido un debut mejor de lo soñado. Pensaba que podíamos ganar apurados y nos vimos primeros casi desde el principio de la regata. Se ha saboreado bastante. En la cuadrilla lo hemos disfrutado como enanos”, comenta. Este triunfo confirma las intenciones de Getxo y Van Horenbeke opina que “ahora como estamos, todo lo que no sería estar en la tanda de honor sería un fracaso”. Objetivos cambiados y ambición máxima, pero al mismo tiempo el getxotarra apuesta por la cautela y sabe que el ascenso todavía es una quimera ya que “ahora mismo veo equipos más potentes que nosotros”.
La victoria del pasado domingo fue especial para el getxotarra ya que la logró en su “segunda casa”. “Si al principio de la temporada me dicen que puedo ganar dos banderas, digo que quiero la de Bermeo y la de Getxo”, explica. Urdaibai siempre será especial para él y “tengo un trato especial con Bermeo”. Es el club donde pasó nueve temporadas. Allí saboreó grandes momentos y, sobre todo, se sintió siempre querido. “Casi siempre he defendido los colores de Urdaibai y la gente me recibe con mucho cariño, como si estuviera en mi pueblo. Además, me llamó la atención que en vez de animar a Getxo, animaban a Eneko. Sentirse querido en el pueblo es una maravilla”, añade. Cariño que espera que se traslade a Getxo y que sus vecinos también apoyen con fuerza a la trainera: “Queremos crear afición. A ver si entramos en una buena dinámica, el pueblo se anima y nos apoya, que eso siempre viene bien”.
difícil comienzo Los resultados sonríen a Getxo y la ilusión es grande en estos momentos. Pero no fue siempre así, costó llegar a este punto. “Para mí ha sido un cambio muy brusco. Venía mentalizado para un sacrificio diferente a nivel deportivo, pero me ha costado mucho acostumbrarme a la falta de compromiso que había desde mi punto de vista. Pensaba que tenía que meter horas en enseñar la técnica, pero no pensaba que, por ejemplo, un remero me faltase porque se iba de agroturismo un fin de semana o de festival, eso no entra en mi mente”, comenta Van Horenbeke, que lejos de conformarse, predicó con el ejemplo a la hora de exigir a sus pupilos: “Por suerte o por desgracia, en mi mente no entra ni ceder ni conformarse. Soy excesivamente competitivo para todo y exigente conmigo mismo. Si lo hago conmigo, lo hago con los demás”.
Para poder dar la vuelta a la situación y llegar al punto en el que se encuentran en este momento, Van Horenbeke ha apostado por llevar a cabo un método exhaustivo y muy personal. “Lo fácil hubiera sido coger entrenamientos de Urdaibai y copiarlos aquí, pero si meto entrenamientos de gente de élite, los quemo y no rinden. Hay que ir adaptándose”. Ensayo y error. “Me he descargado todas las regatas del año pasado, he metido muchas horas, cambio todo cada día y lo apunto todo. Voy mirando y en base a eso voy aprendiendo. Al final me van a poner una litera en el club”, detalla.
En el deporte el esfuerzo no siempre llega con resultados, pero en Getxo han tenido la suerte de recoger los frutos de estos sacrificios a las primeras de cambio. “Ves que ha merecido la pena. Sabía que mi método podía dar resultados, no esperaba tan buenos y tan pronto, pero ya que estamos aquí, hay que seguir con la misma línea. Trabajar con ganas para mantenerse, que eso es lo más difícil”, afirma. Competitividad y exigencia, Van Horenbeke y Getxo han dado con la tecla y ahora toca aguantar el ritmo para soñar con algo grande.