ES honor y gloria. Es sudor y exigencia. Es la reina de las pruebas, aquella que estira, hasta casi romper, el límite del ser humano. Es el Ironman de Hawái, el desafío que aúna natación, ciclismo y maratón de forma implacable para subirse, año tras año -y ya van 41 ediciones- a lo más alto del podio triatleta. Porque es una provocación a la locura, un reto extremo cuyo único objetivo es proclamar al hombre y la mujer más resistentes al cansancio. Coronar a los monarcas de hierro. De hecho, es de tal magnitud este evento, que todas las competiciones del año van orientadas hacia él, a prepararlo o bien como billete para poder disputarlo. Y es que llegar a Kona, localidad estadounidense donde hoy se celebrará este Ironman, es duro. Solo los más fuertes lo consiguen. Es más, de los 95.000 deportistas que durante esta temporada buscaron apropiarse del codiciado pasaporte triatleta, tan solo 2.500 llegarán hoy en la línea de salida. Y Gurutze Frades y Eneko Llanos estarán entre ellos.

La iurretarra es consciente de lo complicado que es clasificarse para el Ironman de Hawái y por eso puede presumir de haberlo logrado en la primera prueba de la temporada, en Sudáfrica. De esta forma, Frades no solo acudirá por cuarta vez a la prueba de Kona, sino que en esta ocasión lo hará con las garantías y la confianza que otorga haber dedicado toda una campaña a su preparación. “Me clasifiqué más rápido que nunca, por lo que he podido estar muchas semanas preparando Hawái. Ha sido una preparación diferente, sobre todo por el volumen. De hecho, en verano no he competido, solo me he centrado en entrenar. Así que a darlo todo”, reconoce. De esta forma, la triatleta vizcaina llega a Hawái con fe y determinación. Y, sobre todo, con el propósito de hacer un Top 10: “Un objetivo bonito para mí y por el que llevo luchando cuatro años es quedar entre las diez primeras. Sé que es muy difícil, pero es por lo que me llevo preparando los últimos años y sigue siendo mi objetivo principal. Hacer un Top 10 en Kona sería como ganar”.

Frades sabe que tendrá que esforzarse mucho para conseguir ese fin, puesto que su mejor actuación en Kona fue la de 2017, cuando finalizó en el puesto 22. Pero la iurretarra se ha preparado a conciencia y conoce muy bien la prueba. Entiende que, aunque la exigencia física es máxima, lo que realmente diferencia la victoria del fracaso es la parte psicológica. La cabeza. Y, en ese sentido, el Ironman de Hawái es agotador, aunque Frades quiera restarle importancia. “Lo más importante son las sensaciones cuando colocas el pie en el suelo por primera vez. Cuando te preguntas cómo te van a responder las piernas. Porque la carrera se hace muy larga y se abren muchas opciones y yo tengo un buen final de carrera. Confío muchísimo en él y voy a darlo todo”, concluye.

Otro que conoce más que bien el Ironman de Hawai es Eneko Llanos. Es más, de todos los triatletas que hoy tomarán la línea de salida, el gasteiztarra será el que más ediciones acumule sobre sus piernas. 13. Casi nada. Y es que desde que consiguió clasificarse para Kona por primera vez, allá por 2006, Llanos solo ha faltado a una cita con la prueba dorada: la del año pasado. Por eso, el vasco llega a esta edición con más ganas que nunca: “El año pasado no me clasifiqué y los años anteriores tampoco fueron buenos. Si que estuve compitiendo, pero ni los resultados ni las sensaciones me dejaron satisfecho. Son muchos años compitiendo en Hawái y este año vuelvo con ganas, con el propósito de quitarme el mal sabor de boca de las últimas participaciones”.

Llanos consiguió el billete para este Ironman en Arizona, donde logró una victoria a la que después se le unió el triunfo en el Ironman de Gasteiz. A sus 43 años, el triatleta corrió en casa, ganó y se gustó, puesto que batió su marca personal al parar su crono en 7:55.26. “Junto con Hawái, este año el otro gran objetivo era el Ironman de Vitoria, que me salió muy bien. Conseguí la victoria y fue un punto importante de la temporada. Ese estado de forma que he tenido durante este año yo creo que lo he mantenido y que lo he mejorado ahora de cara a Hawái”. Así que con este gran registro acude a Kona, sabiendo que “es difícil estar en los puestos de cabeza”, pero “con la intención de hacer una buena carrera porque esta es la última prueba de la temporada. El colofón”.

El circuito En el Ironman de Hawái hay que superar 3.800 metros de natación, 180 kilómetros de ciclismo y otros 42 de carrera a pie. El mar abierto será el sufrimiento inicial, para después dar paso al tramo en bicicleta, donde el viento y la piedra volcánica pueden ocasionar algún contratiempo. La prueba finaliza con una maratón extenuante que coronará a los reyes del hierro.